Nuevos pero no vírgenes

El VI Festival Madrid Sur, que se celebra desde el viernes al 17 de noviembre, se dedica este año a los "nuevos" creadores de la escena: Yllana, Rodrigo García, el trío Pallín, J.R. Fernández y Yagöe, Alejandro Jornet y Sara Molina, la alternativa al teatro establecido.

Hay festivales concebidos como una exhibición del teatro de la temporada en la que no se espera otra cosa que divertir al respetable y, como mucho, asombrarle; y festivales concebidos bajo la pedagógica idea de hacer reflexionar al público sobre la realidad. A esta segunda categoría corresponde el Festival Internacional Madrid-Sur, que esta semana se inaugura en varios municipios del cinturón metropolitano de la capital.

Si el racismo, el desarraigo, el 98, Brecht o Lorca han marcado ediciones anteriores del festival, este año quiere mostrar el trabajo de lo que ha llamado "los nuevos creadores". Pero a los aficionados les chocará que quienes llevan al menos más de un lustro representando sus obras en salas alternativas madrileñas sean calificados de "nuevos".

Autores incómodos

Algunos incluso han traspasado la geografía madrileña y española, siendo escenificados en teatros públicos como lao bra de Rodrigo García, muy representada en Francia, la del trío Pallín, J.R.Fernández y Yagöe, que saltó el pasado año al Teatre Lliure de Barcelona. Sobre el asunto, José Monleón, director del festival, aclara: "Se trata de autores que rondan entre los 35 y los 40 años, que trabajan muy vinculados a las salas alternativas porque es ahí donde son representados. Me interesan porque proponen una mirada distinta, ni mejor ni peor, al teatro establecido, son creadores que, a diferencia del teatro confortable que domina las carteleras, se preguntan por lo que ocurre en el mundo, por el desconcierto que impera, plantean un teatro tembloroso, un poco patético".

Pero es la risa y no la reflexión la que abre el festival. Yllana, un grupo ya veterano que se ha ganado una buena reputación especialmente entre el público joven gracias a un teatro cómico, gestual, sin palabras, presenta su nuevo espectáculo: Spingo. Si en el anterior montaje, Rock and Klown, teatralizaban un concierto, ahora han reunido una serie de sketches donde danzas, acrobacias, peleas y luchas se aderezan con el humor grotesco, negro, pelín gamberro que les caracteriza. Spingo, además, es por sus dimensiones un montaje inusual con respecto a los anteriores (Hipo, 666...). Marcos Otone, miembro del grupo, explica que está concebido para salas de 800 a 1000 butacas: "es un espectáculo multimedia en el que hemos invertido unos 40 millones de pesetas, con seis actores y dos técnicos que también salen en escena. Incluye complejos efectos de magia y un potente equipo luminotécnico".

A veces me siento cansado es la nueva obra de Rodrigo García y su compañía La Carnicería. Sus obras muestran una irreverencia poco habitual en el teatro actual, con mensajes agresivos que a veces se parecen más a instalaciones plásticas o coreografías. "Esta creo que es mi obra más caótica. Es bastante distinta a lo que he venido haciendo. Tiene un tema que no es tan abstracto como en otras anteriores: la telebasura". Además, por primera vez Rodrigo se interesa por relacionarse con el público: "No quiero hacer un teatro hermético, sino que quiero un teato incómodo, incluso feo, de guerrilla. Creo que el arte puede ser útil socialmente".

Alejandro Jornet es uno de los creadores "periféricos" invitados al festival. Es profesor y dirige la compañía Malpaso, para la que escribe y actúa. A sus títulos previos (Retrato de un espacio de sombras, La mirada del gato...), se añade ahora Aeropuertos, que estrena en el festival y cuya idea arranca de una cita de Coloma Fernández Armero: "En los aeropuertos todos somos de fuera: por eso me gustan tanto". Así que se espera un montaje con muchas referencias al momento crucial por el que atraviesa la humanidad.

Experimento teatral

Experimentado en Italia con gran éxito, La confesión pretende resolver la falta de contacto que se da entre actores y público en el teatro de hoy. Dirigido por Walter Manfré, 20 actores se confiesan con otros tantos espectadores personalmente y en una especie de silla reclinatorio. Alberto Miralles, Jesús Campos, Alfonso Vallejo, Alfonso Sastre son algunos de los autores que han escrito los textos.