Mikel Arostegui (Don Juan) y Alba Enríquez (Arminta), en 'El burlador de Sevilla'. Foto: Sergio Parra

Mikel Arostegui (Don Juan) y Alba Enríquez (Arminta), en 'El burlador de Sevilla'. Foto: Sergio Parra

Teatro

Lo que le enseñó Don Juan al Marqués de Sade

Xavier Albertí lleva a la CNTC 'El burlador de Sevilla', el percutor que dinamitó la sociedad bienpensante para abrir el paso al mito del eterno seductor

30 septiembre, 2022 02:52

El burlador de Sevilla no solo es la historia de alguien que engaña a mujeres, también tiene un mensaje mucho más profundo. En el fondo, refleja el colapso de la sociedad en la que fue escrita”. Así de contundente se muestra Xavier Albertí sobre el montaje que la Compañía Nacional de Teatro Clásico pondrá este viernes, 30, sobre las tablas del Teatro de la Comedia.

Para el director y adaptador de esta obra atribuida a Tirso de Molina, “Don Juan Tenorio es el gran consciente. Es el aparato ideológico para intentar romper definitivamente con lo conseguido en el siglo XVII: empieza una especie de camino en el que, una vez superada la dimensión de la belleza neoplatónica del concepto de Dios y de la articulación formal del mundo, hay que volver a construirlo”.

Interpretado por Mikel Arostegui Tolivar, Isabel Rodes, Alba Enríquez, Rafa Castejón, Cristina Arias y Arturo Querejeta, entre otros, El Burlador de Sevilla vuelve a nuestras tablas tras la versión reciente (2018) de Borja Ortiz de Gondra y Josep María Mestres, también con la CNTC, y la que realizó Darío Facal en el Teatro Español en 2015. “El mito de Don Juan ha generado, desde que naciera en la España de principios del siglo XVII hasta nuestros días, más de dos millares de reescrituras, revisiones, aproximaciones, parodias, sátiras y un largo etcétera de creaciones artísticas de toda condición”, puntualiza Albertí.

 “El burlador es alguien que sabe que tiene que destruir unas mecánicas sociales que se muestran terriblemente agresivas sobre la libertad sexual del cuerpo femenino". Xavier Albertí

La actualidad es un concepto sobre el que El burlador de Tirso de Molina nos interpela. Albertí ha tenido esto muy en cuenta y ha reflexionado sobre el escenario que se crea  en torno al personaje, tan inmortal como le ha permitido el mito: “El burlador es alguien que sabe que tiene que destruir unas mecánicas sociales que se muestran terriblemente agresivas sobre la libertad sexual del cuerpo femenino. Este Burlador habla del deseo y de cómo ha sido reprimido durante siglos”.

Presentado en el pasado Festival de Almagro junto a otro proyecto de la CNTC, Adolfo Marsillach soy yo, liderado por su director Lluís Homar, El burlador de Sevilla impulsa la temporada en el escenario del Teatro de la Comedia con una programación dedicada a uno de los mitos universales de la cultura española. Así, el 6 de octubre llegará también a la sala Tirso de Molina, El lugar y el mito, de Paola de Diego y Luis Borolla, donde se reflexiona sobre la leyenda de Don Juan y su relación con la belleza, la seducción, el engaño y la devastación.

Para Albertí, “leer estos mitos te permite acercarlos a tu contemporaneidad, te permite aprender de una larga tradición cultural y entregarla a tus conciudadanos con la energía de nuestro tiempo.”

[La CNTC, burla del olvido]

Una de los grandes momentos que encuentra el mito de Don Juan a lo largo de la historia es su cara a cara con el Marqués de Sade. A Albertí le gusta hablar de unas figuras que quizás puedan parecer muy lejanas: “Se distancian en un siglo, pues Sade pertenece al XVIII, un tiempo que intuye la guillotina. El Marqués de Sade fue leído durante el XIX como un pseudopornógrafo. Hay que esperar a los poetas simbolistas de principios del siglo XX para que le viesen como el gran liberador de la forma literaria de la tradición francesa".

"Yo creo que Tirso de Molina hace lo mismo en el XVII -finaliza-. A través del comportamiento de un libertino, aquí llamado burlador, lo que hace es liberar una parte muy importante de las tensiones que existían en la configuración de los personajes escénicos de su tiempo. Es tan potente esa liberación que llega a nuestros días. Realmente, a través del burlador no solo hay un recorrido ideológico, filosófico, teológico y sociológico, también hay un enorme recorrido de reformulación de algunos aspectos de la teatralidad de su tiempo”.