'Dios, Patria, Rey': España, una historia de guerras civiles y carlismo
El historiador Jordi Canal logra un retrato complejo de un movimiento que oscila entre lo cerril y lo pintoresco.
15 febrero, 2024 02:30La guerra civil como “fraterno abrazo mortal”. El momento supremo en que, “borracho de sí mismo”, se conoce al “otro”. La deslumbrante metáfora viene de Octavio Paz y no se refiere al español, sino al mexicano pero esa hiriente estampa puede servir para cualquier conflicto fratricida.
También sirve para los “múltiples enfrentamientos” que prestan su pátina característica al devenir contemporáneo de España. No se trata tan solo de la Guerra Civil –esa que todos entendemos con letras mayúsculas y confinada en fechas precisas (1936-1939)– sino de las “guerras civiles” que desgarran la trayectoria histórica española desde comienzos del siglo XIX.
La llamada “guerra de la Independencia” a duras penas puede encubrir el desgarro interno entre españoles (tradicionalistas contra afrancesados). Con frecuencia, el español contempla al que disiente políticamente de él como alguien tan distinto que le niega su condición misma de nacional: es otro, ajeno, extranjero…
Todo el XIX presenta esa convulsión fratricida que el lenguaje o los conceptos usuales no recogen en toda su profundidad cuando se habla, por ejemplo, de carlismo. Las guerras carlistas deben entenderse como lo que fueron: feroces guerras civiles.
Y no se agotan en la consideración de dos grandes períodos bélicos (1833-1840 y 1872-1876), sino que se prolongan en innumerables levantamientos, no tan espectaculares o generalizados (guerra de los Matiners, 1846-1849), pero casi siempre cruentos.
La conceptuación grandilocuente del título —Dios, Patria, Rey— se traduce en el subtítulo en la consideración de una realidad más prosaica y trágica: Carlismo y guerras civiles en España. Se insiste en el capítulo inicial en ese enfoque dramático, a veces subrayando una continuidad subyacente –“la larga guerra civil del XIX”–, a veces con contenido sarcasmo –“buenas guerras, malas guerras”– que refleja la propaganda cainita de ambos bandos.
El autor no necesita en rigor presentación alguna, al tratarse de un historiador de amplia trayectoria investigadora, con una extensa producción bibliográfica que abarca los más variados aspectos de la España contemporánea: Jordi Canal (1964) goza además del privilegio de contemplar la realidad hispana desde su atalaya parisina, pues trabaja y reside en Francia desde hace muchos años.
Jordi Canal logra un retrato complejo de un movimiento que oscila entre lo cerril y lo pintoresco
Esto le ha permitido adentrase con una mirada especialmente lúcida en el avispero catalán, sobre el que ha publicado varias obras que le han hecho muy conocido en un público amplio.
Conviene resaltar no obstante que Canal empezó su carrera como especialista en el carlismo y es autor de varias monografías fundamentales sobre ese movimiento. En este sentido, aunque este libro tiene entidad por sí mismo, debe también verse como continuación y complemento de otras obras del autor sobre la misma temática, en especial de Banderas blancas, boinas rojas. Una historia política del carlismo, 1876-1939 (M. Pons, 2006).
Aunque el índice no recoge diferenciación en bloques sino una relación de siete capítulos, debe advertirse al lector del criterio de estructuración interna. Los tres primeros capítulos abordan distintas facetas de la historia política y cultural de los levantamientos carlistas.
Los tres siguientes tienen un carácter más reductivo, pues tratan sobre el rey, la religión y los enemigos ideológicos del carlismo. Por último, el largo capítulo final es un estudio original de un curioso militante de la causa, Francisco de Paula Oller, "un carlista en Argentina". Logra así Canal un retrato complejo de un movimiento que oscila entre lo cerril y lo pintoresco.