La directora de la Real Biblioteca, Nuria Torres Santo Domingo, en su sala central. Foto: F. D. Q.

La directora de la Real Biblioteca, Nuria Torres Santo Domingo, en su sala central. Foto: F. D. Q.

Historia

Así es la Real Biblioteca, la desconocida cueva de los tesoros del Palacio Real llena de documentos únicos

Visitamos la biblioteca fundada por Felipe V, que contiene volúmenes de incalculable valor histórico como el libro de horas de Isabel la Católica.

23 abril, 2024 01:51

Ubicada en el Palacio Real de Madrid, la Real Biblioteca es una auténtica cueva de los tesoros bibliográficos que hoy casi nadie conoce y que alberga 280.000 volúmenes entre manuscritos, incunables, mapas, dibujos, grabados, partituras, fotografías y otros documentos de incalculable valor histórico, y en la que un joven Mariano José de Larra quiso trabajar, según la carta que acaba de aparecer en el Archivo General de Palacio y a la que tuvo acceso El Cultural.

En el inventario de la Real Biblioteca hay "cerca de 3.500 manuscritos, 260 incunables —libros impresos en los primeros años tras la invención de Gutenberg, durante la segunda mitad del siglo XV—, unos 7.000 libros del siglo XVI y otros tantos del siguiente, así como mapas, fotografías, grabados, dibujos y una colección de unos 2.000 exlibris —marcas de propiedad que se estampaban en el reverso de la cubierta o alguna de las primeras hojas de los libros— que han sido encontrados hace poco", explica la directora de la Real Biblioteca, Nuria Torres Santo Domingo.

Entre las joyas de la biblioteca se encuentra una serie de manuscritos del siglo XVII escritos en las diferentes lenguas autóctonas de América. "Es una colección única en el mundo que tenemos en la cámara de seguridad”, explica Torres.

Detalle del Libro de Horas de Isabel la Católica, que se custodia en la cámara de seguridad de la Real Biblioteca. Foto: Real Biblioteca Digital

Detalle del Libro de Horas de Isabel la Católica, que se custodia en la cámara de seguridad de la Real Biblioteca. Foto: Real Biblioteca Digital

También se custodian con especiales medidas de seguridad el libro de horas de Isabel la Católica, “una obra de finales del siglo XV con unas miniaturas fantásticas”, así como comedias de Lope de Vega, una primera edición de La Celestina, biblias hebreas del siglo XIII en pergamino y con letra dorada o una copia manuscrita del Sha-Nama o Libro de los Reyes, un poema épico que cuenta la historia del imperio persa en 60.000 versos.

Alberga también la biblioteca un incunable de la Gramática de Nebrija (1492), dos ejemplares de la primera edición del Quijote —solo quedan 28 en todo el mundo—, una copia del Breve compendio de la esfera y de la arte de navegar, de Martín Cortés (1551), y la Biblia Regia o Biblia Políglota de Amberes (1568-1572) que patrocinó Felipe II, compuesta en ocho enormes volúmenes en los idiomas hebreo, latín, griego y arameo, que fue editada por el erudito Benito Arias Montano.

Ejemplar del tomo segundo de la 'Biblia Regia'. Foto: F. D. Q.

Ejemplar del tomo segundo de la 'Biblia Regia'. Foto: F. D. Q.

Además, en la Real Biblioteca se conserva una urna de plata que contiene un álbum con las firmas de todos los alcaldes de España —más de 7.000 entonces— como regalo de boda para Alfonso XIII y Victoria Eugenia, así como una copia de la Constitución de Cádiz de 1812.

Actualmente, una pequeña selección de las obras más importantes de la Real Biblioteca puede verse en la exposición permanente de la nueva Galería de las Colecciones Reales, que irá rotando periódicamente.

Libro de firmas de alcaldes para Alfonso XIII y Victoria Eugenia con motivo de su boda. Foto: F. D. Q.

Libro de firmas de alcaldes para Alfonso XIII y Victoria Eugenia con motivo de su boda. Foto: F. D. Q.

Aunque antiguamente se incluía la Real Biblioteca en la visita turística al Palacio Real, hace años se decidió cerrarla al público, salvo excepciones, porque el trasiego de visitantes dificultaba el trabajo de los bibliotecarios e investigadores. No obstante, se está llevando a cabo un lento pero firme proceso de digitalización de sus fondos, que pueden consultarse en la Real Biblioteca Digital y que hasta el momento incluye, entre otros, unos mil manuscritos —menos de la mitad de la colección— y todos los incunables.

Precisamente con motivo del Día del Libro, que se celebra este martes 23 de abril, se van a publicar en la Real Biblioteca Digital más de 1.500 partituras musicales manuscritas —colección iniciada por la reina Bárbara de Braganza, mujer de Fernando VI— para su libre consulta.

Una de las salas de la Real Biblioteca, en la actualidad. Foto: F. D. Q.

Una de las salas de la Real Biblioteca, en la actualidad. Foto: F. D. Q.

Historia de la Real Biblioteca

La Real Biblioteca se remonta a la llegada de Felipe V, el primer Borbón que asumió la corona española, a principios del siglo XVIII. “Él llegó con una colección de unos 6.000 libros. Con ellos y con otras colecciones que se fueron incautando, en 1711 crea la Real Librería Pública, a imitación de lo que su abuelo Luis XIV había hecho en Francia, que fue abrir la colección que tenía a los investigadores, nobles y demás. Ese fue el origen de la Biblioteca Nacional, y al mismo tiempo él y sus descendientes fueron aumentando su biblioteca personal, que es lo que tenemos aquí”, explica Torres.

En el incendio que destruyó la mayor parte del Alcázar de los Austrias, los libros se salvaron. La corte de Fernando VI —hijo de Felipe V— itineraba principalmente entre Aranjuez y La Granja. Su sucesor, Carlos III, es el primer monarca que se instala definitivamente en el nuevo Palacio Real, en 1763, y ordena colocar la librería en una decena de estancias junto a su cámara.

Una de las salas de la Real Biblioteca. En el centro, el recipiente que contiene el álbum de firmas de todos los alcaldes de España, regalo de boda para Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Foto: F. D. Q.

Una de las salas de la Real Biblioteca. En el centro, el recipiente que contiene el álbum de firmas de todos los alcaldes de España, regalo de boda para Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Foto: F. D. Q.

Carlos III potenció muchísimo el arte de los libros. Se compraron muchos manuscritos e impresos. También era la época de las expediciones científicas y de la creación de las Reales Academias Española y de Historia, y se van trayendo muchos materiales de América", como la citada colección de manuscritos de sus diferentes lenguas autóctonas.

El siguiente rey, Carlos IV, también protege la colección de libros y se potencia el arte de la encuadernación, lo que hace que la Real Biblioteca tenga “una de las mejores colecciones de encuadernaciones de Europa”.

La directora, Nuria Torres Santo Domingo, en los pasillos de la Real Biblioteca. Foto: F. D. Q.

La directora, Nuria Torres Santo Domingo, en los pasillos de la Real Biblioteca. Foto: F. D. Q.

El siguiente periodo importante en la historia de la biblioteca es el periodo de la invasión napoleónica. Durante el exilio de Fernando VII en Valençay (Francia) con su hermano y su tío —los infantes don Carlos y don Antonio de Borbón— entre 1808 y 1814, compraron muchos libros que al regresar incorporaron a la colección.

En 1833, cuatro años después de que Larra se postulara al puesto de escribiente cuarto de la Real Biblioteca, Fernando VII muere y la reina viuda, María Cristina, decidió instalar sus aposentos en las salas donde estaba la biblioteca, por lo que mandó trasladar esta al ala opuesta del palacio, donde se ubica hoy.

Sala de consulta de la Real Biblioteca. Foto: F. D. Q.

Sala de consulta de la Real Biblioteca. Foto: F. D. Q.

No obstante, los libros quedaron durante mucho tiempo “prácticamente tirados en el suelo”, explica la actual directora de la biblioteca, hasta que se construyeron las estanterías para alojarlos, por lo que en ese periodo “la colección sufrió mucho”. Nada que ver con el mimo y el rigor con el que hoy se trata uno de los más importantes tesoros bibliográficos del mundo.