El fabuloso mundo de nada
Javier Mije
24 septiembre, 2010 02:00Es, por tanto, la propia forma del texto lo que centra el interés del lector y de donde emanan las ambigüedades que lo envuelven. En otros casos, la historia deja en el aire largos procesos psicológicos que el lector deberá reconstruir, como en "Amapola", donde el desamor y la infidelidad desembocan en un final trágico que obliga a recomponer la prolongada degradación de un personaje para que el desenlace resulte verosímil y no una simple y fácil truculencia.
Es evidente el esfuerzo del autor por alejarse de la narración de corte tradicional, y, en cierto modo, cada relato está concebido como un cuidadoso ejercicio de experimentación, si bien los resultados varían en función tal vez de la consistencia de la historia, aunque todas ellas permitan entrever ciertos motivos que, con distinto peso específico en cada relato, establecen un claro parentesco entre ellas: el desamor ("Las tres y diez", "Lamento del lanzador de cuchillos", "Fado", "Análisis", etc.), la nostalgia ("Peces voladores"), la infancia ilusionada y rota ("Un disparo mortal"), la soledad y el desánimo ("Aullidos reprimidos por decoro"). El fabuloso mundo de nada -título que remeda deliberadamente el de una conocida película sobre el circo, mundo reducido aquí significativamente a"nada"- muestra excelentes cualidades de escritor, con una prosa correcta -a pesar de ciertas debilidades- e incluso en algunos pasajes brillante, pero no pasa de ser una promesa. Se verá si el autor es capaz de cumplirla.