Image: Marta Sanz: La igualdad sexual todavía es una ilusión

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Letras

Marta Sanz: "La igualdad sexual todavía es una ilusión"

12 octubre, 2016 02:00

Marta Sanz

La escritora publica Éramos mujeres jóvenes (Fundación José Manuel Lara), un ensayo que propone una aproximación subjetiva a los prejuicios y tabúes que rodearon los usos amorosos del posfranquismo y la democracia.

Éramos mujeres jóvenes. Una educación sentimental de la Transición española reitera y confirma varios de los rasgos que funcionan como constantes irrenunciables en la literatura de Marta Sanz (Madrid, 1967), sea en forma de columna, novela o, como en este caso, ensayo. Elementos como el deseo de no excluir de sus historias el valor documental e incluso de subrayar su valor como reflejo de una época, el interés por escrutar los entresijos de las relaciones afectivas y familiares, la lucha contra los tabúes y las tergiversaciones de la realidad, o la reflexión sobre la mitología del amor romántico, la liberación de la mujer, o sobre la conversión del desnudo femenino en objeto de consumo; son aspectos destacados que se entrelazan en las páginas de este ensayo cuyo objetivo último es desvelar los prejuicios y tabúes que rodearon los usos amorosos del posfranquismo y la democracia. "Conceder la palabra a las mujeres es un acto de justicia que repara el silencio y la invisibilidad", afirma la escritora en el libro.

En este sentido, Sanz reconoce que el texto, propuesto a la escritora por la Fundación José Manuel Lara, es deudor y "continuación" del libro Usos amorosos de la postguerra española, de Carmen Martín Gaite, a la vez que asegura que entronca con la raíz que han seguido muchos de sus trabajos. "Muchos temas presentes aquí ya los trato en La lección de anatomía, un libro netamente autobiográfico, o en Daniela Astor y la caja negra, donde ya exploro todo el contexto de esta época". Esta obra sería el paso siguiente, donde aprovechando el componente subjetivo que se presupone al ensayo, la autora aprovecha para realizar un "ejercicio de introspección autocrítica" a fin de desdecir o de matizar muchos de los lugares comunes que siguen asociados a la vida sentimental de las mujeres. "Escribo motivada en gran medida por mis propia dudas, dudas sobre mi papel como mujer. De la infinidad de preguntas que surgen sobre esa reflexión surgen la mayor parte de mis novelas y este ensayo".

Pero como demuestra el propio volumen, sus dudas no son tan suyas. Sanz intercala la evocación de sus propias vivencias con las de varias mujeres más o menos coetáneas, sus "corifeas", que a través de un cuestionario, comparten con la autora su experiencia, sus referentes culturales, sus deseos, sus descubrimientos o sus decepciones desde la adolescencia a la edad madura; en definitiva, su posicionamiento ideológico sentimental. "Inicialmente pensé plantear el libro como un relato de experiencias personales en el que el componente autobiográfico se relacionase con el contexto, con el cambio de época", explica. "Sin embargo, me di cuenta de que esa perspectiva era demasiado limitada y decidí completarla con reportajes, noticias, estadísticas y, lo más importante de todo, con la mirada de otras mujeres nacidas entre finales de la década de los cincuenta y mediados de la década de los setenta".

Este experimento casi sociológico ha sido fuente de sorpresas para la autora, fuertemente impresionada por las ganas que las participantes tenían de contar sus historias, de fulminar tabúes. "Eso demuestra la necesidad de un libro como este, que desmitifica algunos tópicos y dota de nuevos significados algunos conceptos sobre los que habíamos dejado de pensar. Con qué palabras rellenamos el amor, una sexualidad satisfactoria, qué significa el miedo a la soledad o al envejecimiento..." La propia Sanz reconoce por ejemplo, que "uno de mis mayores miedos es la soledad. Tengo miedo de morirme vieja y sola". Aunque asegura que "esto tiene que ver con la condición humana en general, no con la sexual".

Mientras escribía el ensayo, la autora reconoce que se dio cuenta de lo difícil que es deslindar ciertos comportamientos eróticos universales de ciertos comportamientos locales e históricamente condicionados. De lo difícil que es tomar la decisión de si ciertas conductas eróticas son el resultado de la edad o del hecho de vivir en un determinado periodo de la historia, o de las dos cosas a la vez. Por ello asegura que "no me interesaba hablar de la esencia femenina, algo que nace de una mirada masculina, sino de las mujeres, y ver que dentro de esa pluralidad existe un componente biológico y otro de tipo histórico social, político y cultural que nos hace iguales y a la vez diferentes a nuestras madres e hijas". Como resultado, ha trazado a través de estos cuestionarios una suerte de hilo conector entre la generación encuestada, las anteriores y las siguientes.

Porque asegura Sanz que muchas de las mujeres con las que ha hablado no ven que sus hijas sean más abiertas y libres que ellas. "Tengo la sensación de que estábamos encorsetadas en el franquismo, en tópicos como que la sexualidad femenina era sucia y peligrosa, pero ahora lo estamos en otros corsés, en nuestras exigencias y obligaciones desmedidas en la sociedad actual". Exigencias que se multiplican en el mundo de hoy donde la mujer debe ser exitosa en todos los ámbitos. "Si hay un adjetivo que nos pueda definir es sobreexplotadas, queremos a cumplir los cánones a todos los niveles, familiar, laboral, sexual... y eso es imposible y agotador". Lo cual aduce, es síntoma de que todavía no se ha conseguido a nivel social la tan cacareada igualdad. "Yo viví la fantasía, como muchas mujeres en este país, de que verdaderamente habíamos conseguido la igualdad y, a medida que me he ido haciendo mayor, me he ido dado cuenta de lo equivocada que estaba y de lo ingenua que era. Y de cómo aquella ilusión de igualdad y de libertad era absolutamente ilusoria y fantasmagórica". Este tipo de reflexiones, surgidas de temas como la educación sexual, el miedo a la soledad, las vulnerabilidades, las fortalezas impostadas, el mito del amor romántico, las relaciones entre madres e hijas, la influencia de los modelos culturales... y hasta el uso de las nuevas aplicaciones para ligar se trenzan en esta obra, mezcla de documentado reportaje y cruda memoria personal, que aborda con gran humor y un discurso reivindicativo temas convencionales de forma no convencional, con espíritu autocrítico y nada complaciente y que huye de los tópicos y de los nuevos dogmas del feminismo contemporáneo para arrojar algo más de luz sobre la formación de la identidad femenina y su relación con su entorno social.