Mario Vargas Llosa. Foto: Europa Press

Mario Vargas Llosa. Foto: Europa Press

Letras

Vargas Llosa, en la Academia Francesa: estas son las polémicas sobre su ingreso

El Nobel peruano es el primer escritor sin una sola obra publicada en francés que accede a la institución, en la que ocupará el sillón número 18

9 febrero, 2023 02:47

Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936) se convertirá esta tarde en el primer escritor que ingresa en la Academia Francesa, creada por el cardenal Richelieu en 1635, sin escribir una sola obra en el idioma de Moliére. La ceremonia oficial tendrá lugar a las 15 horas de este jueves en el anfiteatro del Instituto Francés de París, antiguo Colegio de las Cuatro Naciones, que albergó desde 1805 las reuniones de “los inmortales”, nombre con el que se conoce a los miembros de la institución.

Miembro de la Academia Peruana de la Lengua desde 1977 y de la Real Academia Española desde 1994, ocupará el sillón 18 —son 40, en total—, el mismo que a su muerte, en 2019, dejó vacante el filósofo Michel Serres, a quien el nuevo miembro deberá dedicar un elogio en su discurso de incorporación. Cabe señalar que en el mismo escaño estuvo sentado, desde 1841 a 1859, el pensador liberal Alexis de Tocqueville.

Desde su nombramiento, notificado el pasado 25 de noviembre de 2021, el ingreso del Nobel peruano en la Academia ha estado rodeado de controversia. Su designación, que salió adelante gracias a los votos de 18 de los 22 miembros electores de la Academia —se contabilizó uno en blanco y dos abstenciones— imponiéndose al cineasta Frédéric Vignale, que obtuvo un solo voto, fue la respuesta a una carta que el 7 de octubre del mismo año enviara el escritor a la actual secretaria perpetua de la institución, la historiadora Hélène Carrère d’Encausse, presentando su candidatura.

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La anomalía de designar, por primera vez en casi 400 años de historia de la institución, a un autor que nunca ha publicado en francés, se suma a otros dos hechos excepcionales. El primero tiene que ver con la edad del escritor, 86 años, que supera el límite de 75 establecido por los estatutos de la Academia en 2010, precisamente el año en que fue reconocido con el Premio Nobel. El segundo, aún más espinoso, está relacionado con su posición ideológica, para muchos demasiado inclinada a la derecha.

Por si fuera poco, hemos conocido hace solo unas horas que entre los nombres que figuran en su lista de invitados para el acto de esta tarde, el autor de La ciudad y los perros estará acompañado por el rey emérito Juan Carlos I, que llegará en viaje privado este miércoles, y su hija la infanta Cristina, ambos involucrados en delitos de fraude fiscal.

Mario Vargas Llosa junto a su hijo Álvaro Vargas Llosa y su ex mujer Patricia Llosa en París

Mario Vargas Llosa junto a su hijo Álvaro Vargas Llosa y su ex mujer Patricia Llosa en París

En cualquier caso, desde hoy el escritor formará parte de la institución por la que pasaron autores como Montesquieu (1727), Victor Hugo (1841), Louis Pasteur (1881), Alexis de Tocqueville (1841), Claude Lévi-Strauss (1973) y Jean Cocteau (1955), entre otros nombres que componen la insigne nómina de “los inmortales”. Sin embargo, “ser inmortal me parecería aburridísimo”, dijo el autor de La fiesta del chivo en una entrevista reciente con El País.

Carrère d'Encausse, además de la madre del célebre escritor Emmanuel Carrère, es la primera mujer que ostenta la designación de secretaria perpetua en la Academia. En la institución francesa, es la homóloga de lo que en España sería Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, y se expresaba en estos términos al hilo de la controversia generada por la lengua empleada por el escritor en sus obras literarias: “Vargas Llosa ha ayudado a la cultura francesa más que muchos escritores franceses”, aseveró.

Un académico que no escribe en francés

Jean-Jacques Kourliandsky, asesor parlamentario en la Asamblea Nacional francesa, sin embargo consideró que la crítica en referencia al idioma de sus obras sí "es aceptable", por cuanto "se refiere a la finalidad misma de su elección. La Academia Francesa se encarga de velar por la calidad de la lengua y de editar el Diccionario de la Academia Francesa".

Jean-Marie Rouart, que ocupa el sillón número 26 de la academia desde 1997, salió al paso de estas críticas: “Es alguien que tiene un vínculo profundo con Francia y la Academia ha hecho una excepción. ¿Por qué no?”. En este sentido, aprovechó para hacer referencia al inmovilismo que siempre ha caracterizado al célebre cónclave, que en casi cuatro siglos de historia solo ha albergado la presencia de diez mujeres, siendo Marguerite Yourcenar la primera, allá por 1980. “Dentro del respeto a las tradiciones, hace falta a veces hacer excepciones”, concluyó.

En su llegada a París, donde ejerció de traductor, profesor y periodista desde 1959, el autor de Conversación en la catedral descubrió que “las fronteras eran artificiales”. La noche que pisó por primera vez la ciudad del Sena, compró un ejemplar de Madame Bovary en la librería La joie de Lire. Tal y como recuerda Rafael Narbona, escritor y crítico de El Cultural, Vargas Llosa publicaría en 2006 La orgía perpetua, un ensayo dedicado a la gran obra de Gustave Flaubert. Además, “ha dedicado páginas inolvidables a autores franceses”, añadió.

Así la antología de ensayos y artículos Un bárbaro en París. Textos sobre la cultura francesa, que llegará a las librerías el 23 de febrero con el sello de la editorial Alfaguara e incluye el discurso de ingreso que pronunciará esta tarde el autor al tomar posesión del sillón número 18.

[La vida privada de Mario Vargas Llosa]

En concreto, el método para encarar el oficio del escritor realista le inspiró profundamente: “Trabajar cada frase, cada palabra, leer en voz alta”, recordó hace solo unos días el Nobel. Precisamente Flaubert escribiría en su Diccionario de las ideas recibidas, también publicado en España como Diccionario de los lugares comunes, esta frase: “Academia de la lengua. Denigrarla, pero tratar de entrar en ella si se puede”. Por supuesto, se estaba refiriendo, en clave irónica, a la francesa.

El traductor de Vargas Llosa al francés, Albert Bensoussan, declaró que el inminente ingreso en la institución era, para el escritor, “un sueño” de la juventud. Cuando el peruano aterrizó en tierras galas, “los franceses se habían puesto de pronto a leer a los latinoamericanos”, según recordó en la citada entrevista. En una época en que estuvo muy influenciado por Jean-Paul Sartre, al que pronto abandonó por sus preferencias hacia su compatriota Albert Camus, se matricularía en la Alliance Française, organización que promociona el idioma galo.

Tal y como apunta J. J. Armas Marcelo, escritor y colaborador de El Cultural, “no se puede negar que Mario es un escritor muy influido por la novela francesa del XIX, que vivió en París mucho tiempo y que es un gran defensor de toda la literatura francesa”. El mismo Vargas Llosa, que domina el idioma aunque no lo emplee en su escritura, ha manifestado más de una vez su predilección por el cine francés y su experiencia lectora en la misma lengua.

La ideología, motivo de controversia

La polémica por los principios ideológicos del autor viene al hilo de una carta publicada días después de su elección en el diario francés Libération, donde algunos intelectuales franceses mostraron su "estupefación" ante una "decisión", la del ingreso en la Academia de Vargas Llosa, que "presenta graves problemas éticos". 

El profesor César Itier, la directora de investigaciones del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo (IRD) Evelyne Mesclier, la profesora de la Universidad de París Valérie Robin Azevedo, la investigadora Sylvie Taussig y el antropólogo Pablo del Valle denunciaban, por ejemplo, la postura del escritor ante los crímenes perpetrados por la dictadura militar de Rafael Videla. Y es que Vargas Llosa habría propuesto, al respecto, "enterrar el pasado". En el mismo manifiesto consideraban que el autor era un "nostálgico defensor de la dictadura militar de Pinochet".

Carrère d’Encausse fue, en este sentido, tajante: “No somos la Unión Soviética. No es obligado tener una doctrina”, dijo. Las críticas de sus colegas al respecto le parecieron “muy curiosas, pero poco pertinentes”. En la misma línea se expresan Armas Marcelo y Narbona, que reconocen al “conservador” que hay dentro de su espíritu liberal, pero en modo alguno consideran que la ideología sea un obstáculo. “En sus novelas y sus pensamientos literarios podría incluso considerársele de izquierdas”, apunta Armas Marcelo.

Narbona, por su parte, recuerda que el escritor “siempre ha defendido el derecho a la inmigración, la igualdad entre los sexos, el aborto, la eutanasia y el matrimonio entre personas del mismo sexo”. Además, “el ingreso en la Academia Francesa no es un acontecimiento político, sino literario”, añade, mientras que Armas Marcelo señala que “a Mario le acompaña siempre la polémica, sobre todo en sus grandes acontecimientos”. Por cierto, considera que “los franceses también son gente aguerrida, gustan de la polémica”.

Demasiado mayor para la Academia

Con respecto a los 75 años de edad como límite para ingresar en la Academia, a Narbona le parece "una norma poco consistente", dado que "la edad no es importante en el terreno de la creación literaria". El académico francés Alain Finkielkraut, que también defendió la entrada de Vargas Llosa en la institución que defiende la lengua de su país, considera que es “un reglamento totalmente estúpido”.

En contrapartida, Jacinta Cremades comprende perfectamente la controversia generada al respecto. La escritora barcelonesa criada en Francia, también colaboradora de esta revista, asegura haber “seguido de cerca ciertos rechazos de autores franceses que por sus méritos estuvieron a punto de entrar” y, sin embargo, “algunos miembros se oponían”. Por ello, opina que “las normas deben cumplirse enteramente”. Sobre todo en lo que se refiere “al idioma”, apunta.

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“Independientemente de que Vargas Llosa sea un brillante escritor, no entiendo en absoluto este ingreso”, dice, a no ser que se deba a la publicación de sus obras en la colección La Pléiade, integrada en la editorial Gallimard, pero Cremades añade que “estos suelen publicar” las obras “tras la muerte del escritor”. Efectivamente, Vargas Llosa también es el primer extranjero en acceder en vida al catálogo de la prestigiosa colección.

Fue en la sede del mítico sello Gallimard donde el Nobel recibió este miércoles la espada que se concede a los nuevos miembros, un símbolo que equiparaba a los académicos con los aristócratas de la época del reinado de Luis XIII (1601-1643). El acto estaba enmarcado en lo que en Francia denominan la “semana de instalación”, que se refiere a los días previos al ingreso en los que el nuevo miembro visita la capital.

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En la ceremonia de bienvenida, celebrada hace siete días, se sometió al tradicional rito que consiste en improvisar una reflexión a partir de una palabra. Esta fue “xérès” (jerez en español), así que el escritor “habló de la ciudad, el vino y otros aspectos”, según relató en un hilo de Twitter su hijo, el ensayista Álvaro Vargas Llosa. En el mismo acto, frente a los miembros del comité de lectura, la secretaria perpetua le dijo: “Señor Vargas Llosa, la próxima vez que sus cofrades se pondrán de pie por usted será el día de su muerte”.

En la ceremonia oficial de esta tarde, Vargas Llosa irá ataviado con el tradicional traje oscuro con hojas verdes de olivo bordadas, que portan los académicos desde comienzos del siglo XIX, para recibir una medalla grabada con su nombre y el lema “A la inmortalidad”, eslogan de la Academia. La institución “nació de una reunión de jóvenes intelectuales del siglo XVII en París”, según las palabras de Amin Maalouf, miembro del cónclave desde 2011 y partidario del ingreso del Nobel peruano.

Cinco años después de su ingreso, Maalouf publicaría Un sillón que mira al Sena, volumen que reúne las semblanzas de todos los miembros que han formado parte de la Academia desde su creación y motivo por el que concedió a Cremades una entrevista con El Cultural. “La Academia refleja lo que ocurre en la sociedad, las preocupaciones del momento”, aseguró Maalouf en aquella entrevista. Gracias a su libro, sabemos que el primer miembro se ahogó en el Sena intentando salvar a su discípulo aristócrata, que Montherland se suicidó y que Voltaire pasó años esperando su nombrados.

También que al principio la Academia celebraba sus sesiones en casa de alguno de los miembros, y que a partir de 1639 comenzaron a reunirse en casa del canciller Séguier, desde 1672 en el Louvre y, finalmente, en el Colegio de las Cuatro Naciones. Convertido ahora en el Instituto Francés, será el emplazamiento que esta tarde acoja el solemne ingreso de Vargas Llosa. El escritor en español ocupará uno de los cuarenta sillones en los que jamás se sentaron autores franceses como Molière, La Rochefoucauld, Rousseau, Diderot, Beaumarchais, Balzac, Stendhal, Maupassant, Baudelaire, Zola, Proust, Gide, su admirado Flaubert o el también mencionado Camus.