Pablo d'Ors. Foto: Amaya Aznar

Pablo d'Ors. Foto: Amaya Aznar

Letras

Pablo d'Ors, por una literatura de la luz: "Rompo una lanza en favor de los libros de autoayuda"

Tras el éxito de 'Biografía del silencio' y 'Biografía de la luz', el escritor y sacerdote regresa con 'Los contemplativos', un conjunto de relatos concebido como "un manual de espiritualidad para el lector contemporáneo".

3 octubre, 2023 01:45

Dice Pablo d'Ors (Madrid, 1963) que hoy es muy difícil encontrarse con una novela en cuya portada no haya una frase como "El autor ofrece una visión lúcida y despiadada de la realidad". Él, en cambio, define su mirada como "lúcida y compasiva". Tras el éxito de sus ensayos Biografía del silencio, del que lleva despachados 300.000 ejemplares en una década, y Biografía de la luz, del que se han vendido 30.000 copias en dos años, el escritor y sacerdote publica ahora Los contemplativos, un conjunto de siete relatos que continúan por la vía narrativa el propósito principal de su literatura: ayudar a los lectores a "caminar hacia la plenitud, hacia la mejor versión de nosotros mismos, o, desde una perspectiva creyente, hacia lo que Dios quiere de nosotros".

D'Ors es consciente de que la sociedad tiene una creciente sed de espiritualidad, pero no de religión, y nunca ha pretendido evangelizar con sus libros. "Eso los pervertiría, dejarían de ser literatura y se convertirían en propaganda". El autor, que se define en la solapa de su nuevo libro como "maestro espiritual" antes que como sacerdote, conversa con El Cultural en su casa en el barrio madrileño de Tetuán, un acogedor dúplex repleto de libros que recibe por un amplio ventanal la cálida luz del recién inaugurado otoño. Desde la segunda planta, las ramas de varios potos se descuelgan hasta el piso inferior. En una repisa conviven varias reproducciones de iconos ortodoxos con un gran retrato suyo a carboncillo, con hábito de monje, la mano sobre el pecho y dunas al fondo, en una clara alusión a la Asociación de Amigos del Desierto, "una red de meditadores" fundada por él. En su caso, la meditación y la literatura son dos caras de la misma moneda: la primera es "una vía hacia el autoconocimiento por medio del silencio", y la segunda lo es "por medio de la palabra". Con las piernas recogidas sobre el sofá, el nieto del célebre escritor y periodista Eugenio d'Ors (1881-1954) escucha las preguntas, cavila y contesta con la misma serenidad que transmite en sus libros.

Los contemplativos es el tercer título de la Trilogía del Entusiasmo, junto con Entusiasmo y la citada Biografía de la luz. Estamos ante "un tratado narrativo de espiritualidad" que aborda, a través de sus siete relatos, lo que el autor considera "las grandes cuestiones del autoconocimiento": el cuerpo, el vacío, la sombra, la contemplación, la identidad, el perdón y la vida cotidiana. 

"La narrativa se ha enamorado de la sombra, tiene prestigio lo oscuro. Con mis libros yo quiero inaugurar una literatura de la luz".

D'Ors ha detectado en los últimos años otras voces similares a la suya, pero todavía se considera una rara avis en el panorama literario español, por eso que apuntábamos al principio, y que el autor explica con más detalle: "La narrativa se ha enamorado de la sombra, tiene prestigio lo oscuro. Con mis libros yo quiero inaugurar (porque creo que casi no existe) una literatura de la luz, que no significa que sea ingenua, sino que hace justicia narrativa a la realidad, no solo en sus bofetadas, sino también en sus caricias".

Una anécdota ilustra sus palabras: "Cuando hace 15 años la bibliotecaria del Hospital Ramón y Cajal, donde yo trabajaba como capellán, me pidió una lista de novelas que ayudaran a los enfermos a morir, solo le pude dar un título: El principito, de Saint-Exupéry. Es que no hay novelas que, al acabarlas de leer, te den más ganas de vivir. Los escritores no solo tienen que hacerse cargo de las turbulencias de la vida, también de lo hermoso y de lo luminoso", opina.

"Todo esto empezó con Flaubert, que dijo que con buenos sentimientos no se hace buena literatura. Será su literatura", protesta. "Hay páginas de Dostoievski escritas desde la belleza y la compasión, que son un canto a la bondad. Hacen falta sentimientos para escribir, pero no tienen que ser necesariamente oscuros y retorcidos".

A lo largo de la conversación, repite varias veces el término "crecimiento personal", a sabiendas de que es "muy denostado en el ambiente cultural". Y lanza una pregunta al aire: "¿Por qué desde la así llamada cultura se denosta, se critica o se tiene una actitud crítica y despectiva frente a la autoayuda? ¿Por qué ocurre y desde dónde? Desde luego, se hace desde la superioridad. Yo quiero romper una lanza a favor del crecimiento personal y los libros de autoayuda, porque, aun reconociendo que un 90% largo son infumables, en definitiva es algo bueno porque nace de la divulgación del saber humanista y psicológico, y de la confianza en que cada uno por sí mismo puede mejorar". En este sentido, considera que "Los contemplativos es un ejercicio de síntesis entre la literatura de verdad y la autoayuda o el crecimiento personal", que pretende "modestamente, pero con rotundidad, mostrar cuáles son las claves para crecer".

Pregunta. ¿En qué consiste exactamente la contemplación?

Respuesta. En primer lugar es la no acción. Ante la realidad, lo primero que hace el contemplativo es no actuar, retener ese afán intervencionista que nos caracteriza. Después de la no acción externa, la segunda fase es de acción interna, es decir, los contemplativos no son pasivos, sino activos interiormente. Y en tercer lugar, lo que hay que hacer es mirar dentro amorosamente, es decir, el trabajo contemplativo consiste en la mirada amorosa sobre lo que nos sucede. Pensemos en un impacto externo como recibir un insulto. El contemplativo mira amorosamente esa experiencia, y de esa manera va perdiendo su veneno y le enriquece.

"La rigidez mental es lo que ocasiona los fanatismos, los dogmatismos y la intolerancia. Y todo eso es simplemente un signo de falta de inteligencia".

P. Dice en el primer relato que "ningún pensamiento rígido puede ser verdadero". Es una declaración contra el dogmatismo.

R. Sí, claramente. Crecer en madurez y comprensión es crecer necesariamente en flexibilidad. La rigidez mental es lo que ocasiona los fanatismos, los dogmatismos y la intolerancia. Y todo eso es simplemente un signo de falta de inteligencia. Las cosas aparentemente contradictorias son perfectamente compatibles en la realidad. Ya lo decía Simone Weil: lo contradictorio es el criterio de lo real. Por desgracia, tantas veces la tradición cristiana ha sido acusada, con justicia, de dogmatismo. Y eso significa que hay mucho que crecer en ese sentido, de tener una mirada mucho más amplia y mucho menos rígida.

P. La meditación está de moda, pero con tintes orientales. La que usted propone es de raíz cristiana, pero ¿hay vasos comunicantes entre distintas tradiciones?

R. La verdad, el bien y la belleza no tienen copyright. Todos podemos aprender de todos, pero eso no significa que no tengamos que insertarnos en una tradición. Del mismo modo que hay distintas tradiciones lingüísticas (español, francés, etc.), es decir, distintas maneras de iniciarse en la palabra, también hay distintas maneras de iniciarse en el silencio: el budismo zen, el sufismo, la contemplación cristiana... Y Amigos del Desierto es una propuesta de iniciarse en la aventura interior, en el silenciamiento interno, desde la tradición de los padres y madres del desierto, que fue la primera corriente espiritual del cristianismo. Eso no significa que sea una propuesta confesional, sino culturalmente cristiana. No tenemos un Buda presidiendo, sino un icono de la iglesia ortodoxa, el de la Trinidad, que es un símbolo de la unidad en la diversidad. Es decir, que los símbolos cristianos resignificados tienen una potencia de transformación muy grande.

P. ¿Y qué es exactamente la meditación? Según la RAE, meditar es "pensar atenta y detenidamente sobre algo", pero hay quien lo define como dejar la mente en blanco, es decir, todo lo contrario. 

R. Es verdad que en Occidente hemos identificado meditar con reflexionar, pero hoy cuando hablamos de meditar no nos referimos a eso sino a hacer silencio. Podemos crecer como personas sumando, es decir, añadiendo ideas, o restando, vaciándonos. Las dos maneras son compatibles. Digamos que la meditación es una peregrinación hacia nuestro centro por la vía de ir quitando cosas y descubrir lo que somos. 

P. ¿Por qué ha ganado terreno la espiritualidad en los últimos años y en cambio la religión lo pierde?

R. El prestigio de la espiritualidad se ha construido sobre el desprestigio de la religión. Es decir, la pérdida de referencias religiosas en Occidente (en el resto del mundo la religión sigue en una fase de crecimiento total) ha hecho que haya un interés espiritual más fuerte, pero sin el marco religioso. Esto es comprensible, no hay que juzgar el fenómeno, sino aceptarlo y ver cómo podemos vivir a partir de esto. Y más allá de que la sociedad española sea cada vez menos religiosa, es importante que todos nos reconciliemos con nuestro pasado religioso, que no lo miremos como algo horrible o casposo. Debemos reconciliarnos con todo lo que ha supuesto el pasado, pidiendo perdón por lo oscuro y alegrándonos con lo positivo. Muchas personas que vienen a nuestros retiros de los Amigos del desierto nos dicen que, además de meditar, les sirve para reconciliarse con el cristianismo. 

P. ¿Cree que el hecho de que la Iglesia católica fuera uno de los grandes pilares de la dictadura franquista es la causa de que la sociedad española haya huido de la religión?

R. Esa es la causa fundamental en España, que se une a la causa fundamental en Europa y en Occidente en general de ir prescindiendo cada vez más del mundo religioso. Y esto se debe a dos factores: el primero es externo y consiste en que el ser humano, en la medida en que se centra en el bienestar material, va perdiendo los referentes espirituales, ya no necesitamos un salvador, sino que nos salvamos a nosotros mismos. Y también tiene que ver, y esto es más positivo, con que vamos subiendo de nivel de consciencia hacia una consciencia mística. En la historia de la humanidad hemos evolucionado de un nivel de consciencia arcaico a uno mágico, luego mítico y luego racional, que es en el que estamos, pero ahora se está abriendo a algo nuevo. Los contemplativos se inserta en este planteamiento filosófico. Eso no significa que ahora seamos irracionales, el paradigma místico de la consciencia integra la razón pero la trasciende. Hoy globalmente todavía vivimos en una exaltación de la razón y de la técnica, pero estoy seguro de que dentro de un siglo no será así.

P. ¿Y cómo será ese nuevo paradigma de la consciencia?

R. Lo abraza todo (la razón, el mito, la magia...) pero no lo absolutiza. Estamos en un momento en el que somos hijos de la modernidad, de la Ilustración, donde exaltamos la comprensión racional y la capacidad humana de transformar la realidad. Eso está muy bien, pero no estamos en el último estadio de la humanidad, si queremos seguir evolucionando tendremos nuevos paradigmas.

"La crisis vocacional de la Iglesia es una buena noticia, aunque pueda parecer sorprendente, porque la obliga a reinventarse para este tiempo"

P. ¿Le preocupa el presente y el futuro de la Iglesia católica en España por el descenso de las vocaciones religiosas?

R. Pienso que la crisis vocacional de la Iglesia es una buena noticia, aunque pueda parecer sorprendente, porque es un estímulo para que deje de ser tan clerical, tan centrada en la figura del sacerdote y se hable de una vez por todas de una dimensión más laical, y obliga a la Iglesia a reinventarse para este tiempo. Yo tengo mucha confianza en que el cristianismo está naciendo. Dos mil años en el conjunto de la humanidad no es nada, y no tengo duda de que Cristo es uno de los dos o tres faros más importantes en la historia de la humanidad, si no el que más, y, por tanto, su legado sigue siendo un auténtico desafío. De hecho, mi anterior libro, Biografía de la luz, es una interpretación del legado de Cristo desde una perspectiva completamente a la que yo recibí en mi formación, porque no es una perspectiva moral, ni histórico-crítica, ni dogmática, sino precisamente mística. Creo que esa veta está todavía muy por explorar.

P. Después de haber ocultado durante mucho tiempo los abusos sexuales ocurridos en su seno, ¿cree que esta nueva actitud de la Iglesia hacia su esclarecimiento mejorará su imagen a la larga?

R. Todo lo que sea purificar nos refuerza. Esto que está haciendo la Iglesia es un trabajo de purificación, y toda persona que quiera tomar su vida interior en serio tiene que hacer. Cuando entras en ti mismo descubres que muchas cosas no funcionan o no han estado bien, entonces hay que limpiar para poder recomenzar y que no haya un lastre. Yo sí tengo mucha confianza en la propuesta de la Iglesia, pero también creo que tiene que transformarse mucho. 

P. El papa Francisco le nombró a usted consejero cultural. ¿Qué opina de su papado?

R. Estuve durante cinco años de consejero cultural del Vaticano, lo cual fue un honor y no me lo esperaba para nada porque yo siempre he sido una persona alejada de los cargos institucionales. Él me parece una grandísima persona y lo está haciendo globalmente muy bien porque tiene una mirada que se dirige principalmente a la gente que está fuera de la administración eclesial, es un verdadero pastor, y también creo que es un hombre de su tiempo. No es lo mismo tener 50 años que tener 80. Un hombre con la sensibilidad más contemporánea haría planteamientos de otro tipo. Pero sí, creo que es el papa para nuestro tiempo. Quizá no ha hecho todas las cosas que muchos esperábamos que podía haber hecho, pero seguramente no es que no haya podido, sino que a lo mejor no eran convenientes porque las contrapartidas eran muy grandes. El peligro principal de la Iglesia y por el cual a lo mejor no marcha tan rápidamente al ritmo de los tiempos como tendría que ir es por el riesgo de cisma. Hay que ir poco a poco pero se están haciendo cambios significativos y me da la impresión de que la imagen de la Iglesia a nivel global y en España en particular ha mejorado con este papado.

P. ¿Cómo ha vivido en los últimos años el éxito tan grande que tuvo Biografía del silencio, y que ha sido continuado por Biografía de la luz?

R. No lo vivo con el orgullo de quien ha conseguido un logro, sino con el agradecimiento de quien ha recibido un regalo. También suelo decir que el éxito es solamente un espejo de nuestra soledad.

P. ¿Por qué?

R. Porque claramente si tienes éxito es porque estás muy solo y necesitas esa autoafirmación generalizada, si no lo necesitaras no lo tendrías. El mundo nos da lo que necesitamos, así que mi alma es solitaria.

P. ¿Entonces se siente solo?

R. El gran problema de mi vida ha sido la soledad, y seguramente a esto se debe que mis libros tengan una acogida muy notable. Pero también quiero decir que en el camino he ido descubriendo que la soledad es una ficción, realmente no estamos solos. Este convencimiento es el que me habita desde hace algún tiempo, no mucho, y ahora me puedo sentir puntualmente solo pero enseguida trasciendo ese sentimiento y no me hace tener una deriva melancólica o depresiva, como me sucedió en otros momentos de mi vida. Dicho más sencillamente: lo tengo controlado [ríe].