Breve historia de los judíos en España

Paloma Díaz-Mas

Catarata, 2023. 224 páginas. 18€

Como el libro recorre un arco temporal que abarca desde la Edad Antigua hasta nuestros días, lo primero que hace es fijar los orígenes de la presencia judía en Iberia, seguramente a partir del siglo VIII a. C., en asociación con los fenicios. Los testimonios arqueológicos son mucho más tardíos, a partir del siglo III de nuestra era. Bajo los visigodos, los judíos constituyeron la única minoría religiosa peninsular y sufrieron las primeras leyes represivas, pues se comienzan a fijar los argumentos del antisemitismo religioso: la ceguera de los judíos al no comprender que Cristo era el Mesías y la grave acusación de pueblo deicida.

En 1391 estalló la primera gran ola de violencia antijudía peninsular, fenómeno relacionado con otros similares en diversos lugares de Europa. En los reinos hispánicos el rechazo culminó en el decreto de expulsión de 1492. Desde entonces los judíos españoles se bifurcaron en dos itinerarios paralelos. Uno es el exilio y la diáspora por el mundo. El otro es la persecución inquisitorial, a la que fueron sometidos los conversos. Díaz-Mas traza los vericuetos de ambas trayectorias y sus implicaciones políticas, culturales y también psicológicas.

El liberalismo decimonónico metió en la agenda del constitucionalismo español el debate en torno a la libertad de culto. También surgió una paulatina toma de conciencia a partir del redescubrimiento de los sefardíes que se habían trasladado a Marruecos y de las comunidades centroeuropeas. Recordemos que son, asimismo, los tiempos del nacimiento en Europa del antisemitismo racista, los pogromos en Rusia y el impacto de los falsos Protocolos de Sion.

En respuesta a este contexto de rechazo, en España se adoptó la primera medida legal de reintegración, un decreto del dictador Primo de Rivera en 1924 por el cual se permitía a los sefardíes la tramitación de la doble nacionalidad. La II República abundó en esta política, que cobró un valor máximo con el nazismo. Durante la II Guerra Mundial, el franquismo mantuvo una posición ambigua, aunque algunos diplomáticos salvaron a miles de judíos de la muerte usando las leyes españolas de naturalización.

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El tardofranquismo abrió el marco legal para permitir la creación de comunidades judías y sinagogas. Desde la Constitución de 1978, la normalización ha culminado con la Ley de Libertad Religiosa, el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel y la disposición de 2015 que permite la nacionalidad por carta de naturaleza, a la que se han acogido unas 40.000 personas de 67 nacionalidades.

El libro se cierra con una cronología, un índice de nombres y lugares y una selección bibliográfica de futuras lecturas. Así cumple Díaz-Mas el objetivo de ofrecer una pulcra síntesis que sirva de punto de partida para iniciarse en un tema complejo, no solo desde el punto de vista historiográfico. La condición de filóloga de la autora aporta, además, un valor añadido, pues enriquece el relato de los acontecimientos con referencias a las vicisitudes de la literatura judeoespañola, escasamente conocida por el gran público, y que es el mejor testimonio de la voluntad de pervivencia de Sefarad.