Alicia Giménez Bartlett. Foto: Destino

Alicia Giménez Bartlett. Foto: Destino

Letras

'La mujer fugitiva', el regreso de Petra Delicado: crimen, tráfico de drogas, sexo y otras líneas de investigación

Alicia Giménez Bartlett sumerge a su carismática inspectora en un nuevo caso, el truculento homicidio de un cocinero en una furgoneta de comidas.

7 febrero, 2024 02:16

Las novelas policiacas están de moda por la misma razón que las ciudades del mundo entero rebosan de cafés exactamente iguales. Locales con ventanales grandes, mesas aptas para trabajar en el ordenador, donde sirven capuchinos. Los encuentras en Madrid, Ámsterdam o Houston. Asimismo las casas de la joven burguesía profesional resultan semejantes, tipo Ikea, desprovistas de toques íntimos por el bendito algoritmo que fija nuestras preferencias según el común denominador comercial.

La mujer fugitiva

Alicia Giménez Bartlett

Destino, 2024. 432 páginas. 18,90 €

Algo parecido sucede con las lecturas policiacas: todas siguen un patrón similar. No son literatura propiamente dicha, sino un sucedáneo para el entretenimiento. Me sorprende que escritores de reconocido talento como Alicia Giménez Bartlett, Javier Cercas o José María Guelbenzu, entre otros, dediquen sus esfuerzos creativos a este tipo de empeño. Bueno, el oficio de escritor exige que los autores alternen con la prosa de la vida. Estos libros se escriben sin mayor esfuerzo perceptivo o expresivo, simplemente se piensa un argumento salpimentado con unos crímenes y a teclear.

Giménez Bartlett vuelve en esta novela a contar con una vieja conocida del lector, la inspectora Petra Delicado, que ya apareció en las anteriores entregas de su producción de novela policiaca, y a su segundo, el subinspector Fermín Garzón. Se trata en esta ocasión de averiguar quién ha asesinado a un cocinero francés de una furgoneta de comidas (food truck) que hace rondas por las ferias de los municipios catalanes.

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Poco a poco asoman los motivos del crimen, el tráfico de drogas y el sexo. Aspectos obligados en este tipo de novelas, pues ambos marcan a los personajes sospechosos de fechorías como trasgresores de las leyes y de las normas sociales. La justificación para el empeño de los personajes a dedicarse al tráfico de estupefacientes resulta conocida, conseguir dinero para vivir mejor.

Los peligros que conllevan las transgresiones en materia de sexo recaen principalmente en Pierre, la primera víctima, el citado cocinero, quien tenía buena mano para entablar relaciones con las clientas de la furgoneta, consolando a mujeres necesitadas de cariño.

Me sorprende que escritores de reconocido talento dediquen sus esfuerzos creativos al empeño de la novela policiaca

El hilo argumental de la búsqueda del asesino viene enlazado con otro, el de la vida personal de la diligente inspectora Delicado. Su trabajo le deja poco tiempo para llevar una vida de pareja y, aún menos, familiar, de ahí que vaya ya por el tercer matrimonio. En este momento está casada con un arquitecto que tiene tres hijos que cenan y duermen en su domicilio varias veces por semana.

Las vicisitudes del trabajo impiden llevar una vida ordenada, y de ahí que ejerza su trabajo bajo presiones profesionales y personales. El escaso respiro lo tiene durante las innumerables charlas y comidas con el subinspector Garzón. Estas sesiones de intercambio personal alivian el texto de las meras referencias a la investigación policiaca, que consiste principalmente en entrevistas con los diferentes sospechosos y el descubrimiento de nuevas víctimas.

La trama se desarrolla con verosimilitud y tino. El talento de Giménez Bartlett se impone al final

La inspectora y su compañero, así como los sospechosos, responden a diversos estereotipos conocidos, muy bien elaborados, y la estructura es una cadena de la que el lector conoce diversos eslabones o episodios hasta que se descubre al culpable del crimen. Todo acaba cuadrando. Quizás el elemento más expresivo del libro es que este lector en ningún momento sospechó del criminal, fue para mí toda una sorpresa.

La trama viene desarrollada con verosimilitud y tino. El talento literario de Alicia Giménez Bartlett asoma, pues, porque en la parte final de la novela sabe elevarse sobre lo que sería un desenlace tópico.