La verdad de Milena Busquets en su nuevo libro, escrito desde el corazón y con las vísceras
La autora recopila en 'Ensayo general' las estampás más reseñables de su fascinante vida sin renunciar al sentido del humor y sin atisbos de soberbia.
7 abril, 2024 01:07Milena Busquets (Barcelona, 1972) es esencialmente una mujer bien educada, como demuestra en su última publicación. Nacida en el seno de la burguesía catalana, es de agradecer que exponga esta circunstancia de forma natural, sin soberbia ni altivez, pero sin plegarse a las exigencias de un presente maniatado ante lo políticamente correcto.
La autora, en efecto, libera cultura y buena formación casi en cada frase de este Ensayo general: "A los once años ya había ido a París y a Venecia, […] había visto las pirámides de Egipto [e] iba a menudo al teatro", dice sin atisbo de presunción porque lo que quiere es ensalzar el impacto que, en la inocencia de la niñez, le causó ver a una muchacha que se viste y se arregla para salir de fiesta: un espectáculo que la deslumbra.
El texto es una recopilación de estampas en las que la narradora, cuya identidad coincide con la de la autora y con la de la protagonista (tampoco aquí hay ocultación y también se agradece), decide poner negro sobre blanco algunas situaciones una vez que ha cruzado cierto Rubicón vital: "No volveré a recorrer las calles como si el mundo fuese mío", dice con una rotundidad despojada de épica, otro rasgo común a los relatos.
En estas narraciones, que en gran medida cuentan con aliento poético, la autora utiliza un tono sencillo y eficaz porque pone en ello su talento y su corazón. De ahí que el libro –que tiene un aire desenfadado y es a la vez ligero y profundo–, rezume verdad, el tercer elemento que se agradece.
Así, la escritora recuerda a su niñera, una mujer importante en su vida; los veranos de su infancia en Cadaqués; algunos episodios de su trayectoria sentimental; la relación con sus hijos; los vínculos con sus antiguas parejas que, de algún modo, siguen siéndolo a pesar de la separación; su pasado en Londres cuando estudiaba arquitectura; su formación en el Liceo Francés de Barcelona; su amistad pendiente con Javier Marías, para ella el mejor escritor español; el fútbol y la maternidad, esta última casi un leitmotiv de la obra; o la escritura, sobre la que hace jugosas reflexiones.
La narradora pone negro sobre blanco algunas situaciones biográficas en este libro, sincero y gratificante
Pero lo que realmente conforma el foco de la narración es la relación con su madre, la editora y escritora Esther Tusquets, que relata en "Diez años menos tres días". De hecho, tras la lectura del conjunto se advierte que las distintas historias se encaminaban hacia ese fin porque en casi todas ellas hay una referencia más o menos velada a la figura materna.
Este capítulo, que es el más largo del volumen, contiene, además, la narración de mayor entidad. Es, asimismo, más desordenado que el resto, e incluso parece haber sido escrito a borbollones y no solo desde el corazón sino también desde las vísceras. Atendiendo al contenido, es un ejercicio de amor en el que una hija, atrapada en una encrucijada personal, consigue liberarse de ella para observar a su madre solo en su dimensión de mujer, despojada de cualquier otro matiz y aditamento.
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Con un sentido del humor que desarma (y que así mismo se agradece), Milena Busquets recuerda conversaciones que el tiempo ha transformado en cruciales y que le permiten hacerse otra idea de su madre, contemplarla a cierta distancia, describirla y, sobre todo, encontrarse con ella. Un trabajo sincero, gratificante y recomendable.