El espíritu de la esperanza. Contra la sociedad del miedo

El espíritu de la esperanza. Contra la sociedad del miedo

Letras

'El espíritu de la esperanza', de Byung-Chul Han: el remedio ante la sociedad del miedo y el cansancio

El filósofo surcoreano, experto en olfatear el espíritu del tiempo, reflexiona en su último ensayo sobre el estancamiento de la sociedad contemporánea.

25 septiembre, 2024 02:27

Nos son estos buenos tiempos para la esperanza. Un diagnóstico común muestra cómo nuestras patologías psíquicas, culturales y políticas tienen que ver con los bloqueos de transmisión entre pasado, presente y futuro. Un mundo de cuerpos fatigados, paradójicamente inmóviles en su agitación frenética, donde se bloquea todo horizonte para esa posibilidad de transcendencia que es la esperanza.

El espíritu de la esperanza. Contra la sociedad del miedo

Byung-Chul Han

Traducción de Alberto Ciria. Herder, 2024. 144 páginas. 14€

Representación hiperbólica del malestar de nuestro presente y de su esterilidad cultural, Hijos de los hombres, de Alfonso Cuarón, una película que tiene fuertes resonancias con el poema de T. S. Eliot de La tierra baldía, le sirve a Byung-Chul Han ( Seúl, 1959) en su último ensayo para ilustrar esta relación bloqueada con el futuro y el porvenir. "El mundo se parece a un infierno de lo igual. La depresión mata toda esperanza de la humanidad. Un deprimente futuro que ya no puede traer nada nuevo se reduce a una permanente repetición de lo mismo".

Han, sin embargo, busca luchar contra esta tendencia. Y empieza adecuadamente su ensayo separando a la esperanza, que arraiga en situaciones trágicas y desesperadas, desorientadas, de lo que se entiende por optimismo o "pensamiento positivo", ese discurso simplista —a menudo irracional— de que todo irá bien. El optimismo no solo carece de toda negatividad, vive en un tiempo cerrado. "No cuenta con lo inesperado ni con lo imprevisible".

Por ello, ¿no debemos más bien entender que, como decía Heidegger, "solo allí donde está el peligro, también está lo que salva"? Han llama la atención sobre un tipo de conversión civilizatoria, un cambio de temperamento que, sosteniendo la confianza, no se deje dominar por el miedo, la pulsión hegemónica que parece dominar nuestras sociedades contemporáneas. A veces, su ensayo parece un comentario a lo que san Pablo dijo de Abraham: "tuvo fe esperando contra toda esperanza".

Dialogar con Nietzsche, Heidegger o Kafka como hace han, saltando de cima en cima, arroja cierta sensación de intensidad evanescente

Un cambio espiritual, una nueva disposición anímica, que, a pesar de su verosimilitud, suena también a vaguedad si no se acompaña de un análisis concreto de las fuerzas económicas y materiales de nuestro capitalismo tardío. Por otro lado, como advierte Han, salvo excepciones, la esperanza no ha gozado de buena prensa filosófica. Ni Spinoza ni Nietzsche la veían con buenos ojos.

Que Han, experto en olfatear el espíritu del tiempo, dedique su último ensayo al motivo de la esperanza no es extraño: reacciona como un buen sismólogo a nuestras recientes convulsiones sociales. Ya se trate del neoliberalismo o de la sociedad del cansancio, sus análisis son ligeros y rotundos, pero a veces demasiado sentenciosos. Como en sus ensayos anteriores, el método consiste en partir de un conjunto de sabrosas citas y reflexiones de grandes figuras que el autor rumia con una sobriedad estilística tan didáctica como seductora.

Son libros breves e intensos. En este minimalismo radica su éxito. Y esto no debería entenderse simplemente como una objeción. En un tiempo acelerado como el nuestro, conseguir atención de este tipo no es fácil. Pero, aunque no pueda decirse que Han, en esta voluntad de prescindir de toda originalidad autoral, simplifique los contenidos, dialogar con Nietzsche, Erich Fromm, Ernst Bloch, Heidegger o Kafka de este modo, saltando así de cima en cima, no deja de arrojar cierta sensación de intensidad evanescente.