Image: El momento maquiavélico

Image: El momento maquiavélico

Ensayo

El momento maquiavélico

J. G. A. Pocock

6 marzo, 2003 01:00

J. G. A. Pocock. Foto: Archivo

Trad. Marta Vázquez-Pimentel y Eloy García. Tecnos. Madrid, 2002. 668 págs,45’50 e.

No se trata de un libro cualquiera. No es un comentario a Maquiavelo. Este libro de Pocock es una de las grandes obras de historia y teoría política del siglo XX.

Publicado por vez primera en 1975, El momento maquiavélico es un libro excepcional, un texto que reconstruye la tradición del republicanismo cívico haciendo un exhaustivo repaso de fuentes remotas (Grecia, Roma) y próximas (Edad Media) hasta llegar a ese momento, estelar para la teoría política, que es el Renacimiento italiano. Momento en el que se definen nuevas categorías, en el que se asientan nuevos conceptos. Y continúa el recorrido del republicanismo, hasta verlo crecer en otras costas, enfrentar otros problemas. Nacido en el Mediterráneo, el republicanismo cívico atraviesa el Atlántico; del Reino Unido a los EE. UU.: para dar lugar -y tiempo- a una de las tradiciones más poderosas de la teoría y de la práctica políticas.

John G. A. Pocock, neozelandés, es uno de esos raros eruditos que asumen su trabajo con honestidad, con extrema meticulosidad. Convertido a los presupuestos epistemológicos de la denominada Escuela de Cambridge, ha regalado a los aficionados a la ciencia política estudios soberbios, imprescindibles, que ahora comienzan a traducirse al castellano. Sin restar mérito a sus otros trabajos, me arriesgo a afirmar que El momento maquiavélico es su obra más feliz. El título del libro alude a Maquiavelo -del que se acaba de editar una excelente antología a cargo de Miguel ángel Granada-. Y es que Maquiavelo es el eje sobre el que gira el republicanismo. El libro de Pocock supera, sin embargo, a Maquiavelo (si es que el florentino es superable) para convertirse en un estudio de las más sutiles variaciones semánticas e institucionales de lo político en la historia moderna.

Es un estudio de recepción. Allí están Platón y Aristóteles, Polibio y Boecio, allí aparecen Tucídides y Tito Livio: para estudiar cómo son acogidos, integrados y traducidos en el momento proteico del Renacimiento. Y en el Renacimiento -o en su premonición-, girando alrededor de Maquiavelo, de su ocasión y de su momento, de su virtud y de su fortuna, se pasa revista a las aportaciones de Bruni o de Alamanni, de Dante o de Savonarola, de Cavalcanti o de Guicciardini. Es un estudio de influencia: a través de Harrington -de su Oceana- de su compromiso, de su genialidad, el momento maquiavélico hecha raíces en el Nuevo Mundo.

¿Qué se puede decir? El título es correcto; el título engaña. Puede creer el lector que se halla ante el estudio de un momento. Enésima visita al territorio de Maquiavelo, de su ambigöedad y de su presunta amoralidad, de su proverbial -y como todo lo proverbial, equivocado- oportunismo. El lector se halla, no obstante, ante el estudio de el momento. Porque tal vez haya sido Maquiavelo el autor que más rigurosamente, ha tratado esa división mínima del tiempo -el momento- en la que lo político de decide. Y, sin tal vez, ha sido Pocock el autor que con fina sensibilidad y extraordinarios conocimientos, ha hecho del momento una historia y una teoría.

Hay muchas historias de la Teoría política moderna. El momento maquiavélico, que no se anuncia como tal historia, que se anuncia parcial y limitada, es la más penetrante, la más estimulante de cuantas conozco. Apenas se le encuentra principio y no tiene fin: no lo tiene porque los conceptos que en esas densas páginas se elaboran, los problemas que en ellas se destacan, han sido los conceptos y problemas de nuestra cansada modernidad. Y en estos tiempos de decisiones apresuradas y de indecisión generalizada, en esta indefinida posmodernidad, la cuestión del momento vuelve a erigirse en momento de la cuestión Maquiavelo y los demás, y Pocock con ellos tienen la palabra. (La omisión de cualquier referencia al largo "estudio preliminar" es absolutamente deliberada).