Image: El canto de las sirenas

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Ensayo

El canto de las sirenas

Eugenio Trías

13 diciembre, 2007 01:00

Ulises y las sirenas, vistos por Draper (1909)

Galaxia Gutenberg/Círculo, 2007. 1.007 páginas, 29’50 euros

Es la figura intelectual de Eugenio Trías (Barcelona, 1942) una de las más sugestivas y valientes del actual panorama del pensamiento español. Sugestiva por su capacidad para suscitar con cada nuevo libro temas con afán de trascendencia y por ahondar a la vez en el campo de la razón; valiente, por ser un pensador muy de nuestros días (y para nuestros días), ya que hay en su escritura un compromiso con ese ser en los límites que es el hombre de hoy, a cuyo estudio se entrega sin prejuicios ni temores. Su pensar es un pensar en libertad. Cualidades que maduran en esta obra ingente, en la que aborda el tema de la gran música en su confluencia con el pensamiento, que enfoca ya desde el título del libro. Se nos plantea así la obra a la luz de las resonancias órficas que posee la música, pero también desde quien desea ir más allá de sus ligaduras, de los engaños y sombras de la realidad. Pensamiento en los límites, en la frontera del ser e irremisiblemente abocado a segundas realidades.

Varias ideas previas nos sugiere este libro, al margen de los temas tratados, como la aproximación a 23 grandes músicos de todos los tiempos: más de la mitad de su análisis se dedica al estudio de músicos contemporáneos, de Schünberg a Iannis Xenaquis. Parece como si el autor hubiese aceptado el reto de la difícil comprensión musical de una etapa llena de aristas. Este reto exigía un gran esfuerzo, pero el texto fluye con naturalidad y hondura, interrelacionándose en él no sólo la música con la filosofía sino también con otras formas del conocer, como la literatura o la historia. Se da esa mirada global que acierta con lo profundo y con lo ameno. Más allá del conocimiento de los temas musicales, esta obra posee un sutil carácter enciclopédico, que nos confirma que nos hallamos ante un pensamiento bien trabado y una obra de referencia.

Sorprende también su aleja- miento de la sequedad expositiva y de la doctrina de aplicación ideológica. Nunca se abandonan los senderos de la claridad y la meditación mantiene su fluidez original. No por ello se deja de fundamentar el análisis. Así, la valoración de una obra inacabada de Schünberg, La escala de Jacob, le lleva a recordarnos la influencia sobre ella de Swedenborg el teósofo y éste a la Serafita de Balzac. La cita parece ser con esa música que está "más allá de todos los límites del mundo"; cita que apunta a lo esencial: rehuir el lugar común, ahondar en el pensar, detenerse en notas y tiempos para interpretarlos de manera correcta y buscar en el lenguaje musical un alto fin.

Quienes por razones de predilección amamos la música de los primeros compositores analizados (Monteverdi, Bach, Mozart) echamos en falta que el análisis de Trías no se haya detenido más en las músicas renacentistas o barrocas, pero a la vez comprendemos que hay en esta gran obra ese difícil reto previo de abordar la música contemporánea en su verdad última. Soñamos, pues, con un libro en el que Trías pudiera centrarse exclusivamente en la música de Bach, "sin duda el más grande de todos los músicos y el más difícil de abordar". Ahora, en sólo 30 páginas, nos adelanta las claves de la matemática celeste de este músico, de su razonar inspirado, de esa grandiosa revelación de sus arias y cantatas con afán de unión, piedad, o "posesión pasional y amorosa". Sabe Trías que "la música no es únicamente un fenómeno estético", sino una forma de gnosis, un medio influyente sobre "nuestro carácter y destino". El filósofo sale así del feliz calidoscopio de los músicos y nos entrega tres ensayos finales sobre el sentido último de la música en su confluencia con la filosofía.

El primero señala por dónde va esa reflexión final: "Platón: la música, la filosofía y los primero principios". Podía haberse demorado en cada músico, pero prefirió hablar de esa otra música que es la del pensar platónico. Nos abre luego al tema del Límite ("Uno o Bien") y su análisis alcanza lo esencial; pero enseguida nos reconduce (con "el hilo de Ariadna musical") al terreno de lo sensible, pues en el orden superior está prima la musica e poi le parole. El autor pone este verso de una ópera de Strauss entre interrogaciones; nos deja con el temblor y la duda frente a estos tiempos en los que la música es, sí, generadora "de grandes masas sonoras", pero en los que también se saquea la palabra, y el nihilismo y la capacidad de autodestrucción parecen haber llegado a extremos que nada tienen que ver con los de un infinito conocer.

Libro delicioso e inusual, abierto a un sin fin de saberes, que analiza la densa trayectoria de lo espiritual y que encuentra en la música el principio abarcador de todo.