Territorios del terror y de la otredad
Roger Bartra
3 enero, 2008 01:00Roger Bartra. Foto: Julián Martín
Ya desde el aliterado título de esta colección de ensayos, o ya desde la dura insistencia de las "tes" y las "erres", se insinúa una continuidad terca, una peligrosa familiaridad entre las tres palabras que amenazan desde la portada: territorios, terror y otredad. El hecho además de que esas palabras estén en el centro, y en todas las periferias, del debate contemporáneo -tanto en la academia como en la vida pública- no hace sino incrementar, por mor de su absoluta actualidad, el interés del estudio del mexicano Roger Bartra.Antropólogo esforzado y escritor prolífico, Bartra ha dedicado la mayor parte de su investigación a los problemas que produce la percepción, o la construcción, de la alteridad, así como a las crisis de identidad (individual y colectiva) en diferentes lugares y épocas. Libros justamente elogiados como El poder despótico burgués: las raíces campesinas de las estructuras políticas de mediación (Edicions 62, 1977); El salvaje en el espejo (Destino, 1996); El salvaje artificial (Destino, 1997); Cultura y melancolía : las enfermedades del alma en la España del Siglo de Oro (Anagrama, 2001) o Las redes imaginarias del poder político, dan cuenta de una preocupación sostenida. Y el trabajo que en ellos se compendia ha dotado al autor de conocimientos, métodos e instrumentos adecuados para abordar ese tema crucial que nos persigue desde el mismo inicio del siglo XXI: el choque de alteridades y el estallido de terror que ese choque genera o multiplica.
Roger Bartra constata que la modernidad en su fase declinante unida al imparable proceso de globalización -a la creciente masificación de la movilidad y de los intercambios- produce fantasmas. Y los fantasmas, de todos es conocido, provocan miedo. Tómese la palabra "fantasma" en un sentido riguroso; y serio. Dado que los fantasmas o espectros resultan eficaces, no se puede saldar la discusión a su respecto negando, sin más, su existencia. El fantasma de la otredad amenazante, de la otredad que me reta o me niega, por ejemplo. O el fantasma de la filiación territorial, de la presunta naturalidad del territorio y las exigencias que comporta. Fantasmas que, toscamente invocados, citan a otro letal: el terror, el terrorismo.
Esos fantasmas son precisamente los que preocupan a Roger Bartra en este libro. Para realizar un general y necesario exorcismo, el autor ensaya categorías como "redes imaginarias del terror" o "alegorías del territorio"; o confronta descripciones sociológicas (culturas líquidas) con premoniciones poéticas (tierra baldía). También estudia las modificaciones de la percepción de la alteridad tomando el arte como ejemplo o modelo: alteridad requerida para sacudirnos del sueño narcótico de la identidad. El resultado es un informado y fascinante viaje por los abismos de nuestra condición -humana- en este atribulado comienzo de milenio. Un viaje en el que se entregan claves de interpretación para tratar (con) esos problemas que frecuentemente nos intimidan: los fantasmas y sus miedos, que son los nuestros.
Las claves a las que me refiero no son sólo las ya mencionadas, de orden conceptual o categorial. Los capítulos sobre mitología y romanticismo, o sobre el trabajo antropológico de Lewis H. Morgan esclarecen algunos de los momentos cruciales en los que la preocupación por la alteridad y por sus consecuencias produjo historia y conciencia de las que todavía somos deudores.
Deudores agradecidos. Porque los textos que hoy leemos, los que Bartra estudia con detenimiento y rigor son documentos representativos de un debate multisecular, o testigos ilustrados de un combate que, hoy más que nunca, es objeto de incesante confrontación científica y de honda angustia política. No cesará el debate, o el agrio combate. Otredad, territorio y terror continuarán preocupando, continuarán ocupando. Textos como el de Roger Bartra se entregan como acopio argumental en el que el riguroso estudio desplaza y sustituye a la habitual ira.