Retrato medieval anónimo

En 1208 -hace exactamente ocho siglos- nació en Montepellier el futuro Jaime I de Aragón, uno de los principales monarcas de la España medieval, y tal vez el que jugó un papel más decisivo en la configuración de la corona de Aragón, tan importante en los siglos finales de la Edad Media. Con tal motivo, Ernest Belenguer, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona, quien ya publicara hace años un libro titulado: Jaume I a través de la historia (1984), ha recapitulado sus amplios conocimientos sobre el monarca y su época en esta biografía que ahora nos ofrece, que tiene, a mi parecer, tres méritos relevantes.

El primero es la capacidad para situar al personaje y los territorios sobre los que ejerció su poder en las coordenadas de la historia de los siglos XII y XIII: los enfrentamientos entre el papado y el emperador a raíz de la querella de las Investiduras, la división política de Occitania y la expansión por sus tierras de la herejía de los cátaros, las aspiraciones expansionistas y centralizadoras de los reyes de Francia, Aragón, o Inglaterra, la fuerza de la nobleza feudal, y otra serie de elementos imprescindibles para entender los hechos que luego nos irá narrando. El segundo de sus méritos es la capacidad crítica con la que utiliza la magnífica información bibliográfica que posee; y el tercero la habilidad narrativa, que le permite ofrecernos un texto ágil y ameno, donde explica de forma sencilla las más arduas cuestiones y los más intrincados conflictos, procurando no dejar ningún cabo suelto. Así, para analizar la expedición fallida del viejo rey a Tierra Santa, hace una amplia introducción sobre la situación política y bélica en toda aquella zona de conflicto entre cristianos y musulmanes.

El Jaime I que nos presenta Belenguer es un personaje decisivo -el autor juega incluso con el carácter providencial que le atribuyeron algunos cronistas-, no sólo por su largo reinado (1213-1276), sino por sus importantes realizaciones: ante todo, las conquistas que le dieron su sobrenombre: Mallorca, Valencia, Murcia incluso en beneficio de su yerno el rey de Castilla Alfonso X el Sabio, pero también su amplia obra como gobernante. Después de él, la corona de Aragón sería ya una realidad en el siglo XIV, y una realidad determinada en buena medida por su acción política, que expandió sus territorios hacia el sur (Valencia) y hacia el Mediterráneo (Baleares), al tiempo que perdía frente a la Francia de Luis IX -San Luis- la batalla por conservar la influencia catalana en Occitania, ese vasto espacio de pequeños condados al otro lado de los Pirineos: Tolosa, su Montpellier natal, Provenza... Al final de su vida, la futura corona de Aragón se orientaba hacia el levante peninsular y el Mediterráneo, en el que habría de tener lugar su esplendor bajomedieval. Unos años después de su muerte, tras la revuelta de las Vísperas sicilianas (1282), su heredero Pedro III recibiría un nuevo reino, como consecuencia, ciertamente inesperada, del matrimonio con Constanza de Sicilia acordado por Jaime.

El libro analiza cronológicamente las vicisitudes de la vida y el reinado de Jaime I, su difícil y amenazada niñez, la protección que le dieron los templarios, los conflictos con la nobleza, su habilidad como negociador, su obra legislativa y de gobierno, la lealtad al papado, las revueltas islámicas, el apoyo a los judíos, los amores y la familia del rey, el "error" de la división de su herencia, los problemas con su hijo mayor Alfonso y otra variada serie de cuestiones.

El retrato que sale del personaje es el de un rey dinámico e inteligente, religioso y mujeriego, cuyas conquistas territoriales se debieron más a rendiciones pactadas que a grandes batallas. Con frecuencia, Belenguer utiliza como fuente el Llibre dels Feits, la crónica del reinado escrita por el propio Conquistador, un aspecto este, el de cronista, que completa la ya de por sí rica figura del monarca aragonés.