Image: El nacionalismo lingöístico. Una ideología destructiva

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Ensayo

El nacionalismo lingöístico. Una ideología destructiva

J. C. Moreno Cabrera

10 abril, 2008 02:00

Manuel Nevot, el empresario barcelonés que fue multado por rotular en castellano. Foto: Archivo

Península. Barcelona, 2008. 223 páginas, 18 euros

El libro que reseñamos es un libro apasionado. Su autor, Juan Carlos Moreno Cabrera, lo define como "una crítica de la ideología del nacionalismo lingöístico" y lo califica de "comprometido y, a veces, muy duro". Advierte de que su discurso es, como aquellos contra los que argumenta, "también ideológico o está fundamentado ideológicamente, no pretende ser absolutamente objetivo".

Asumido lo anterior, el lector se adentra en un razonamiento estructurado sobre una larga serie de citas. El primer capítulo, "Lengua y nación", explica, a partir de un texto de Saussure, cuál es el funcionamiento natural de las lenguas y hasta qué punto actúan sobre él factores culturales, políticos y económicos. Desde ahí señala cómo la ideología nacionalista intenta confundir los factores extralingöísticos con los realmente lingöísticos para dar una apariencia natural a lo que sería resultado de actuaciones externas. Denuncia el recurso histórico al darwinismo lingöístico, según el cual las lenguas llamadas a sobrevivir son las más fuertes, las más adecuadas a las necesidades de los hablantes, y apoya la teoría de Ritt de las lenguas como "sistemas adaptativos complejos". Cierra este primer capítulo, el más teórico, una revisión de los procesos que se dan en el contacto entre variedades lingöísticas y de hasta qué punto detrás de términos especializados "lengua, dialecto, lengua estándar, etc." hay una construcción ideológica que utiliza las lenguas vernáculas como instrumentos para la centralización administrativa.

La idea de que muchos lingöistas proyectan sus ideas nacionalistas sobre su propia concepción de las lenguas, y así justifican la imposición de la lengua estándar sobre otras como un proceso natural, recorre los restantes capítulos. Moreno Cabrera dialoga con citas de Menéndez Pidal para ejemplificar su defensa de una superioridad intrínseca del castellano/español como lengua nacional, con lo que supone de discriminación para las demás realidades lingöísticas con las que se confronta; examina los procesos de denominación de esa lengua como resultado de una operación de planificación lingöística que busca su aceptación general, disimulando "su base étnica"; y revisa la expansión del castellano y su imposición colonial en América. El reglamento de 1870 en el que la Real Academia Española fija su relación con las americanas correspondientes se considera un intento de mantener, en lo lingöístico, una situación colonial perdida en lo político. Para el autor, esta ideología colonialista de la RAE se sigue percibiendo en sus publicaciones -por ejemplo, en la Ortografía de la lengua española-, a pesar de su proclamado panhispanismo. Denuncia cómo el español ha acabado envuelto en una especie de megalomanía nacionalista que lleva, en ciertos casos, a jugar de forma manipuladora con las cifras de quienes lo hablan, tocado también por la ideología castellanocéntrica del Instituto Cervantes. Unas páginas intensas relacionan imperialismo capitalista e imperialismo lingöístico como responsables del creciente valor económico del español, revisitan las relaciones entre lingöística y nacionalismo lingöístico, y cierran la obra con una advertencia sobre las nuevas formas de este nacionalismo.

En el contexto cultural español este título haría pensar de entrada en un ensayo más sobre conflictos entre castellano/español y las demás lenguas españolas, pero su originalidad radica precisamente en que no es ese su objetivo, sino la demostración de que existe un nacionalismo lingöístico español retrógrado y excluyente. La estructura basada en citas da agilidad a la argumentación, pero en ocasiones las saca inevitablemente de su contexto. Dos apuntes finales: se echan de menos algunos de los textos más significativos de Lodares, y quizá hubiera sido esperanzador encontrar las declaraciones académicas, recogidas en el prólogo del Diccionario panhispánico de dudas (2005), a favor de una norma policéntrica para el español.