Image: El Príncipe y el Rey

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Ensayo

El Príncipe y el Rey

José García Abad

17 abril, 2008 02:00

El Príncipe y el Rey. Foto: Ballesteros

Punto Prensa, 2008. 448 páginas, 23 euros

José García Abad (Madrid, 1942) es un veterano periodista, especializado en información política y económica. Desde hace unos años (La soledad del Rey, 2004) ha venido ofreciendo análisis políticos de notable interés sobre la realidad política española más reciente, ya recogidos en estas páginas. Su ensayo sobre Adolfo Suárez, en clave de tragedia griega (2005), o su intento de reflejar las mil caras de Felipe González (2006), sugieren la voluntad de revisar en profundidad el devenir político de la España democrática de los tres decenios largos que nos separan ya de la muerte de Franco.

En esta ocasión ha vuelto sobre las figuras del Rey y del Príncipe o, quizás mejor, sobre la institución monárquica para preguntarse por las posibilidades de permanencia de una institución que, de forma casi unánime, ha sido vista como una pieza clave en el proceso de democratización que se vivió en España a partir de 1975, y de normalización de la presencia española en el conjunto de las democracias occidentales. La incorporación de España a la CE, en 1986, podría ser considerada el momento simbólico final de ese proceso de normalización.

El autor, sin embargo, encuentra motivos para preguntarse por el futuro de la Monarquía, hasta el punto de señalar en el prefacio que, antes de optar por el aséptico título que lleva el libro, consideró las opciones de hacerse en él la pregunta de si estábamos en el reinado de Juan Carlos primero y último, o si era pertinente plantear en el título la disyuntiva entre un futuro reinado de Felipe VI o el establecimiento de la III República en España. La percepción de la gravedad de esas cuestiones ha obligado a García Abad a incorporar una nueva y extensa introducción de urgencia a la, ya de por sí, larga introducción que había preparado para el libro. En ambas se sugiere el deterioro de la imagen de la Monarquía en los últimos años que han puesto a ésta en el ojo del huracán, hasta el punto de que se haya convertido en cuestionable su función dentro del sistema. A las formaciones republicanas se han unido las exigencias de quienes han llevado a la institución monárquica al primer plano del escenario.

Con todo, los capítulos centrales del libro están dedicados a la figura del Príncipe de Asturias, y a los pasos que ha llevado en su preparación para asumir en el futuro el puesto que el Título II de la actual Constitución asigna al heredero de la corona. En esos capítulos, el autor describe, con muy escaso apoyo bibliográfico, y a través de fuentes informativas que aparecen a veces citadas de una forma demasiado vaga, las características y deficiencias de ese proceso de formación principesca. El texto, que refleja el descuido que a veces se deriva de las urgencias editoriales, habría necesitado una edición más esmerada, de la misma manera que hubiese sido deseable evitar la acumulación de citas de desigual relevancia y no siempre bien contextualizadas.

De ese material, en todo caso, sobresalen las diez largas cartas que el rey dirigió a su hijo a mediados de los años 80 cuando el príncipe estudiaba en Canadá. En el libro no se dice mucho de su procedencia y, por lo que se lee en el texto, también hubiera sido muy interesante conocer las posdatas manuscritas que acompañaban a muchas de ellas.

Como señala certeramente García Abad, constituyen una de las escasas ocasiones en la que los ciudadanos españoles pueden acceder al pensamiento de su Rey y, en su conjunto, constituyen un conjunto de reflexiones morales y políticas sobre las exigencias de la formación del Príncipe y de su actuación política en el futuro. A pesar del carácter convencional de estos consejos, no deja de haber reflexiones de interés, como cuando reconoce el desequilibrio de la división de poderes a favor del poder legislativo o la caracterización de la verdadera democracia como aquel régimen en el que el Ejecutivo no sólo gobierna para quienes les han votado, "sino también para los que se han inclinado por opciones distintas, pero forman parte de la nación". Unos consejos que no parecen haber perdido actualidad a más de veinte años de distancia.