Image: Mitología de la China antigua

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Ensayo

Mitología de la China antigua

G. García Noblejas

24 abril, 2008 02:00

Fuxi y Nuwa, mitos chinos

Alianza, 2007. 599 pp. 24’80 e.

Desde los estudios de Jung, Eliade o Campbell el mito ha perdido su significación meramente historiográfica para convertirse en una fuente viva, fértil, de conocimiento. El mismo Joseph Campbell no hizo otra cosa que "psiconalizar el mito", sobre todo en su magna obra El héroe de las mil caras, con vista a extraer todo su contenido, sus mejores mensajes. Precisamente por ello el mito fue para él "la entrada secreta para la cual las inagotables energías del cosmos se vierten en las manifestaciones humanas". El mito comprendido en su esencia le llevó también a preguntas del tipo "¿Cuál es el secreto de la visión eterna?". Acaban siendo así los mitos las "semillas de oro de un tiempo que no muere". Creo que sólo a la luz de estos conceptos cabe aproximarse a una obra tan significativa como la que hoy comentamos, con la diferencia de que los mitos estudiados no son los usuales de la cultura occidental sino los orientales, y particularmente los de la China antigua. Por tantas razones, estos mitos ha tenido hasta ahora para nosotros una significación meramente legendaria, literaria, desprovista de contenido, de mensaje útil para el ser, de esencia. Viene además avalada la cultura china por un valor añadido, su precocidad. Lo observamos al valorar su poesía más remota, que alcanza casi los 3000 años de antigöedad y lo reconfirmamos al valorar sus mitos. Hay una etapa inicial decisiva que es la de la dinastía Shang, la primera dinastía china (s. XVIII-XI a. de C.) de la cual parte García-Noblejas para iniciar su análisis.

Rigor y claridad se funden en este largo estudio que permite la aproximación del lector no iniciado a los temas, de tal manera que el libro posee, más allá de su rigor científico, una amenidad que lo distingue. El tema no podía ser más amplio, por eso el autor quizá ha tenido que acotar el campo de su visión, prescindiendo de una etapa de la mitología china que hubiera exigido en sí misma un volumen aparte, la mitología budista. Sin embargo, el mayor reto radicaba en ponernos de relieve los aspectos menos conocidos y más complejos de los mitos chinos y los de los orígenes.

En este caso el estudioso debe remitirse a la arqueología para dar con la fuente primera del conocer. Fragmentos de cerámica, caparazones de tortuga, nos transmiten signos y símbolos primeros en los que el mito va adquiriendo forma. Son pues los textos, tantas veces fragmentarios o incluso misteriosos, la base inicial para la historiografía de los mitos. Como en otras culturas, son los mitos de la divinidad y los de la tierra los primordiales. En torno a ellos el ser humano se hizo las más decisivas preguntas y a través de la configuración del mito, se fueron obteniendo respuestas. El origen del universo, la tierra y la misma humanidad, el origen de la escritura y la agricultura, fueron los básicos. A veces estos mitos se funden y confunden. Así, cuando la divinidad interpreta los valores de los frutos, o los animales, como en el caso del "Señor del Mijo", un primogénito del emperador celestial. Hay siempre en la naturaleza una significación honda que es la que da seguridad y afirma las creencias de carácter religioso. Cuando el mito adquiere la significación que hemos destacado, se convierte en un medio total de conocimiento. Así sucede en esta obra que, más allá de la minuciosidad de los detalles, adquiere el hondo sentido de una metafísica y de una poética.