Image: Galileo cortesano

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Ensayo

Galileo cortesano

Mario Biagioli

16 octubre, 2008 02:00

Galileo

Trad. de María Victoria Rodil. Katz, 2008. 485 pp. 33 e.

Es posible que el nombre de Galileo esté vinculado, más que el de cualquier otro investigador o científico en la historia, al marco social, político e institucional en el que desarrolló su actividad intelectual. Hay, todo el mundo lo sabe, un "caso Galileo" que advierte de que la dedicación intelectual no es ajena al contexto en el que se desempeña. Mario Biagioli, profesor de Historia de la Ciencia en Harvard, gran conocedor de la vida y obra de Galileo y pertinaz indagador de los comienzos de la ciencia moderna, no desconoce, obviamente, el "caso" Galileo. Pero en este libro, por muchos motivos revelador, es capaz de remitirlo a un marco inteligible. Y es que su libro, que es una excelente introducción a la trayectoria de Galileo, es algo más importante: una enorme contribución a la historia social del conocimiento y de la ciencia.

Lo que investiga y expone el autor, con generosas dosis de erudición pero con un estilo literario digno de agradecer, es el entorno social y cultural en el que se desarrolla la actividad científica. Y ese entorno, muchas veces postergado en las historias convencionales de la ciencia y de la filosofía, es el entorno cortesano, que es el suyo. En él abandona Biagioli a Galileo para poder seguir mejor sus pasos, las huellas de sus inquietudes y de sus desvelos, de sus preocupaciones. Que sin duda conciernen al objeto científico, pero que, quizá sobre todo, se aplican a la forma de moverse, con soltura y éxito, en la tupida red que conforma el sistema del mecenazgo: el que durante mucho tiempo sostiene las prácticas de investigación y comunicación científica.

Verá el lector a Galileo intercambiar correspondencia, aceptar encargos y prodigarse en dones, acercarse a la corte de los Medici, dar pasos, firmes, en dirección a Roma. Toda una inversión de esfuerzo en estrategias de interacción, todo un aprendizaje de la supervivencia y el éxito en la esfera pública cortesana que, frente a lo que se pudiera pensar, no es un obstáculo para el desarrollo de su actividad científica: es, en ese momento, el único ámbito en el que tal actividad se puede desempeñar como actividad prestigiada, legitimada y socialmente comunicable.

Esa esfera pública cortesana está asentada sobre categorías, como honor y estatus, que condicionan tanto el estilo como el método de los intercambios científicos. Y que no son ajenas a la "búsqueda de la verdad". No quiere esto decir que decidan sobre el desarrollo de la práctica científica, o que los contenidos de la ciencia estén determinados por el contexto institucional, social y cultural en el que esta se inserta. Sí quiere decir, y Biagioli lo muestra con rigor, que la atención a tal contexto enriquece la perspectiva del propio texto científico.

Se agradece, como siempre, leer un libro en el que la paciencia del investigador no somete, no anula, la gran labor del ensayista: del que (se) expone. Un libro que está destinado a ser clásico. Oneroso destino.