Image: Una verdadera novela (Memorias)

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Ensayo

Una verdadera novela (Memorias)

Philippe Sollers.

6 noviembre, 2008 01:00

Philippe Sollers.

Trad. de Mauro Armiño. Páginas de Espuma, 2008. 427 páginas, 25 euros

Anuestro Philippe Sollers (Burdeos, 1936) le gusta presentarse como un constante heterodoxo, el permanente "niño malo" de una declinante cultura francesa, al lado de los mejores compañeros novelistas de su generación -Le Clézio, Modiano, Quignard, la vedette Houellebecq como él dice, apreciados pero a distancia- y que quedan notoriamente por debajo de la que acaso sea la última gran ola de la cultura francesa, cuando era el faro de buena parte del mundo culto, es decir -y hablo de los gustos de Sollers- Mauriac, Bataille, Breton, Ponge, Barthes o Lacan, es decir, sus maestros, a menudo también sus amigos. A Sollers no le gusta el mundo de hoy, pero sí la vida y la polémica, aunque prefiera vivir oculto. Es un hombre multidisciplinar y muy laborioso, muy prolífico pese a esa vida de escándalos que dice, intelectuales sólo, se diría. Admirador de la cultura china antigua, no menos que de la antigua Grecia, comparte esos extremos como entorno a 1968 habló bien de Mao aunque le pareciera un tirano para irritar a los comunistas pro-soviéticos, o como escribiría después un libro sobre Juan Pablo II para irritar a los "progres". Católico mejor que mahometano, pero tocado por todas las culturas y libertades, el poliédrico retrato -intelectual más que vital- que Sollers traza de sí mismo suena a antigua progresía algo desorientada.

El lector no se ha equivocado, este libro del fundador de "Tel Quel" se presenta como unas memorias, pero sólo la primera parte se acerca algo al autobiografismo. A la mitad o antes aún, Sollers diserta sobre todo de sus filias y fobias y de su labor intelectual de chico rebelde y en los márgenes. Sabemos que su matrimonio con la semióloga búlgara -ahora francesa- Julia Kristeva fue una aventura de amor e intelectualidad, que no ha impedido que haya otras mujeres en su vida, desde Eugénie -la española huida de la guerra- que hizo sus delicias de adolescente. Sabemos que su burguesa familia de Burdeos se llama Joyaux -Joya- por lo que el joven Philippe, que había sufrido por su nombre legal -Philippe Joyaux- buscó un pseudónimo literario en el diccionario de latín, quedándose con Sollers -derivado de "solus" y de "ars"- y que equivale a "hábil, ingenioso."
Obra de memorias literarias más que vitales, escrito en capítulos que se fragmentan sin perder coherencia, estamos ante un libro ameno y polémico para los buenos seguidores de la cultura francesa, con anécdotas sabrosas aunque más intelectuales que íntimas, y un algo petulante además, porque el director de "Tel Quel" parece querer seguir siendo un incómodo e irregular pero notorio protagonista de la vida cultural, aunque -como Stendhal- crea más en los lectores del futuro que en los de ahora. Ni novela ni memorias del todo, un libro contradictorio, culto, inquietador, y como decía nuestro clásico "rico de aventura". Bueno, con voluntad rebelde.