Javier Villán. Foto: José Haro

La Esfera. Madrid, 2012. 358, 16,90 euros.

En unos tiempos significativos para el mundo de los toros, La Esfera publica estas Tauromaquias de Javier Villán, poeta, cronista taurino de El Mundo, y autor, entre otras obras, de Los toros furtivos y de José Tomás. Luces y sombras. Sangre y triunfo.



Tauromaquias deja leer sus contenidos técnicos en el envoltorio de un estilo personal y ágil que se integra en una estructura aparentemente fácil: el grueso del texto lo constituye el primer capítulo, titulado "La vida de las palabras" (pp. 11-242), que en realidad viene a ser un diccionario taurino sui generis arropado con otros cuatro capítulos más breves: "Magisterio técnico y sentimental", dedicado a los maestros a quienes Villán debe su profunda relación con los toros; "Mis plazas", recorrido por las siete plazas de las que guarda recuerdos taurinos, políticos y sentimentales; "Los toreros que yo he visto"; y unas páginas de cierre donde se repasa el papel de "Los padres procesales de la crítica". Todo acompañado, como debe ser, por una bibliografía al día.



Subraya Villán en la Introducción que este libro recoge una larga vida de aficionado que se podría resumir en medio siglo viendo toros y veintidós años haciendo crónicas taurinas. "Aquí están -dice- los libros de toros que he leído, las gentes a las que he escuchado y también a las que no hice caso, los sucesos que he presenciado y relatado". Es cierto que Tauromaquias rezuma opiniones subjetivas y valoraciones personales que acercan a quien las lee a una cultura vivida desde muy cerca, con un sorprendente dominio del lenguaje definido por una pluma de experto con voz poética.



El libro está bien escrito y cuidadosamente editado, casi sin erratas. Su interés radica en un amplio enfoque que reúne bajo una misma mirada juicios de valor, datos históricos y cotilleos del mundo taurino con citas textuales de otras obras e, incluso, frases literales de toreros. La parte principal, ordenada a modo de diccionario, se lee con facilidad y en ella se encuentran la constatación de los últimos cambios sociales (s. v. abono, afeitado, etc.), unas páginas sobre la medicina taurina, y muchas más sobre las relaciones entre toreros y cine, entre toreros y copla, con un gran apartado dedicado a las relaciones entre toreros y mujeres. Villán aborda también la relación entre toros, pintura y escultura; entre toros, poesía, y teatro; entre toros y flamenco; entre toros y fotografía; entre toros y política; entre toros y supersticiones, etc.



La forma de ordenar un léxico tan complejo como éste, incluyendo, por ejemplo, bajo banderilla, su clasificación según la longitud y los efectos, por la forma de realizar la suerte; por los terrenos; los nombres de los matadores banderilleros, etc.; bajo capa, los distintos lances de capa -aragonesa, chicuelina, delantales, farol, fregolina, galleo, gaonera, lances de recibo, larga, mariposa, media verónica, navarra, revolera, saltillera, serpentina, talaverana, tapatía, tijera, verónica-; o bajo estocada, los tipos: por la ejecución; por colocación respecto a la cruz ; por colocación respecto al eje de simetría del toro (atravesada, baja, bajonazo, contraria, en el rincón de Ordóñez, envainada, etc...); por el grado de profundización, a veces hacen difícil encontrar los términos sin ser de antemano entendidos en la materia, ya que no suelen aparecer reenvíos en el lugar donde alfabéticamente les correspondería estar.



En Tauromaquias hay mucho más: el lenguaje machista de los toros, las voces del caló, los tratamientos, los apodos, y tantas expresiones y frases hechas como cobrar debajo la encina, goma de borrar, hacer la luna, tomar el olivo, dar el sainete.