Curt Stager

Traducción de Joan Lluis Riera. Crítica. 358 páginas, 24 euros

El horizonte temporal del debate político sobre el cambio climático y otros cambios que están ocurriendo en nuestro planeta no suele superar el de una legislatura y el de la mayoría de los numerosos libros que se escriben sobre el calentamiento global no va más allá del medio siglo. Lo singular del texto de Curt Stager (Lancanster, 1956) es que se ha propuesto abarcar en su especulación los próximos 100 milenios.



Stager es un científico curtido en la divulgación, pero como paleo-ecólogo y paleo-climatólogo su especialidad ha sido mirar al pasado, por lo que escribir este libro le ha supuesto un giro de 180 grados. "Cuanto más atrás miremos más lejos veremos hacia el futuro", es una cita de Winston Churchill que encabeza uno de los capítulos y, en efecto, mirar al pasado es muy conveniente a la hora de enjuiciar los cambios actuales, ya que es bueno recordar que el florecimiento de todas las culturas humanas que conocemos ha ocurrido en una burbuja de bonanza, un periodo de benigna estabilidad climática que se produjo a partir de la última glaciación. La salida de esta glaciación no fue suave sino turbulenta, con bruscos saltos atrás que provocaron fríos y sequías devastadores, con cambios que se producían a veces en menos de un siglo e incluso en menos de una década.



El invento de la agricultura, que fue casi sincrónico en distintas partes del mundo, ocurrió según parece en respuesta a uno de estos acontecimientos catastróficos. En la escala de tiempos que nos propone Stager, las preocupantes y graves alteraciones de nuestro hábitat que están ocurriendo en la actualidad no dejarán de ser una mera anécdota. El frío, y la sequía que conlleva, puede ser mucho más terrible que el calor y sus consecuencias, por lo que si queremos ser frívolamente optimistas podemos decir que los males derivados del calentamiento antropogénico de la superficie del planeta serán compensados si este calentamiento retrasa significativamente la próxima gran glaciación, pero hay que apresurarse a decir que no nos conviene ser optimistas en esa medida.



Stager empieza dándonos la bienvenida "al fin del mundo natural entendido como un dominio que, de algún modo significativo, se mantenía distinto y separado de la humanidad". El autor despliega ante nosotros lo que podría ser el mundo más allá de nuestro siglo, más allá del calentamiento global: el último gran deshielo, la vida en un superinvernadero, los fósiles del futuro, los océanos acidificados, la marea que viene, el ártico sin hielo, Groenlandia reverdecida y los trópicos subvertidos. El autor nos enfrenta a un panorama en el que la especie humana habrá sobrevivido, no sabemos con qué dimensión ni en qué estado, pero habrá perdido la compañía de innumerables especies actuales. Los supervivientes estarán más solos que nosotros.



Si en relación con el futuro climático inmediato existen las controversias que existen, dada la incertidumbre que todo futuro comporta, cabe suponer que la mayor parte de lo expuesto en este libro debería ser aún más controvertido y si no hay esencialmente debate alguno, debemos pensar que se debe a la incapacidad de los humanos para imaginar algo tan lejano sobre lo que es tan difícil elaborar cálculos fiables. Todo el debate del clima gravita sobre el futuro que se deriva de unos modelos computacionales cuyas limitaciones a la hora de encapsular la realidad son considerables. Al abordar el complejo futuro de los trópicos, Stager parece querer curarse en salud citando al estadístico G. Box cuando escribe que "esencialmente todos los modelos son erróneos, pero algunos son útiles." Los modelos son tanto más útiles cuanto más depurados, de modo que hoy podemos fiarnos de las predicciones meteorológicas para el día siguiente con mucha más confianza que de los modelos climáticos, a pesar de que a estos últimos se han dedicado los mejores especialistas del ramo.



Lo que nos presenta Curt Stager es una visión bastante elaborada del futuro profundo, bien escrita, tal vez algo prolija, seguramente errada, pero útil.