Image: Haciendo historia

Image: Haciendo historia

Ensayo

Haciendo historia

John H. Elliott

16 noviembre, 2012 01:00

John H. Elliott. D. Mudarra

Traducción de M. Ballcels. Taurus. Madrid, 2012. 312 pp. 18 e. Ebook: 9'49 e

La reflexión de los historiadores sobre su trabajo suele ser una parcela muy atractiva en el campo de la historia. Los franceses, siempre maestros en el arte de la taxonomía científica, pusieron en circulación hace años la etiqueta de "ego-historia" para este tipo de trabajos, y alguna de sus grandes figuras, como Lucien Febvre, Marc Bloch o Fernand Braudel, proporcionaron testimonios apasionantes de su trabajo intelectual.

En España ha tenido menor cultivo esta parcela, salvo en el caso de algunos historiadores extranjeros que han realizado trabajos seminales en el conocimiento del pasado español. Raymond Carr realizó una verdadera autobiografía intelectual con la publicación de El rostro cambiante de Clío (2005) y ahora le ha llegado el turno a J. H. Elliott (1930, Reading, Gran Bretaña), en esta modesta, pero cuidadísima, edición que nos ofrece Taurus. La bibliografía, los índices y las notas ocupan casi sesenta páginas pero están realizadas con esmero y se convierten en verdaderas ventanas que se abren al lector, para ampliar sus horizontes. Elliott es un excelente conocedor del pasado español y un extraordinario especialista en la Monarquía Hispánica, desde que en un viaje de estudios a Madrid, a comienzos de la década de los cincuenta del pasado siglo, admirara en el Museo del Prado el retrato ecuestre del Conde-Duque de Olivares que pintó Velázquez.

Lo que no le ha gustado nunca demasiado es que le llamaran "hispanista" porque, como dijo en 1995, uno de los peligros del "hispanismo" tradicional era el de sobreestimar el excepcionalismo de la sociedad española mientras que él trataba de situar el pasado español en un contexto más amplio, tanto europeo como trasatlántico. En eso coincidía también con Raymond Carr que, pocos años después, no tuvo mayor inconveniente en declarar: "Odio la palabra hispanista, como si un historiador de España tuviera que tener dotes espirituales para estudiarla".

La obra de Elliott empezó a aparecer en 1963, con Imperial Spain y The Revolt of the Catalans. La primera, que era un libro de texto para universitarios, sería traducida dos años después al castellano y atraería al gran público lector, que aún sigue disfrutando de ella, mientras que la segunda sería traducida primero al catalán y no vería su versión castellana hasta 1977, de la experta mano de Rafael Sánchez Mantero.

En todo caso ese estudio de la revuelta de los catalanes se convertiría en la primera respuesta a su proyecto de estudiar el programa de reformas políticas del conde-duque de Olivares, que había tenido que estudiar en Barcelona, en el archivo de la Corona de Aragón.

Eso le pondría en contacto con el gran historiador Jaime Vicens Vives y con la tarea que éste venía realizando para revisar la obra de la historiografía nacionalista catalana. John H. Elliott entraba así en el tema del nacionalismo catalán, que trata de entender con criterio generoso, aunque sin renunciar al rigor de historiador.

A partir de ahí, el autor conduce al lector por diversos problemas historiográficos que le presentaba su proyecto como el de la caracterización de la crisis general del siglo XVII, la relevancia de la biografía en la historia política o el papel de lo simbólico en la caracterización de las Monarquías. En muchos de esos casos la respuesta a esos problemas se tradujeron en algunos de los libros que jalonan la brillante carrera de este historiador.

Junto a la inicial dimensión europea, el mundo colonial español se ha convertido también en un tema frecuente del trabajo de Elliott en los últimos años, en coincidencia con el auge que ha tomado la historia atlántica. Se trataba de una dimensión inexcusable en una Monarquía que se asentaba sobre ambas orillas del Atlántico y que resultaría incomprensible si no se abordara en esa doble perspectiva. Elliott ha podido realizar así una tarea gigantesca que le ha convertido en maestro de varias generaciones de historiadores, tanto en España como en otros países. Las reticencias que le manifestara Ferdinand Braudel cuando John Elliott le expuso sus proyectos iniciales se han manifestado infundadas y, con este libro, ofrece a todos los lectores interesados en la historia una nueva lección de gran maestro y, para los jóvenes investigadores, un tesoro de sugerencias que sería insensato no considerar.