En Los mercaderes del Ché nos topamos con "las grandes hazañas de minúsculos personajes" como la historia de los concienzudos custodios de la estatua de John Lennon en la Habana o la de los habitantes de Medellín y sus recuerdos del narcotraficante Pablo Escobar. Como los de Camilo Andrés Jaramillo, de la Funeraria, que llegó a embalsamar en los peores años hasta 40 cadáveres al día. Conoceremos también las andanzas de Sillerico, el sastre que viste a Evo Morales, a don Jacinto López, el maravilloso contador y bolero de Mituqije o a Víctor Hugo Viscarra, el entrañable rufián que aseguraba a sus amigos que si pasaba de los cincuenta "nacionalizaría su revólver para pegarse un tiro" y al que al final se lo llevaron la neumonía y la cirrosis. Brindan estas microbíos toda una estupenda sorpresa urdida a medias entre una pluma de pulso y garra y una notable minuciosidad documental. Ejemplo de todo ello es la pieza que da título al libro, "Los mercaderes del Ché", en la que Ayala Ugarte da voz a la enfermera que lavó el cadáver del guerrillero y ahora coordina en Bolivia, con pingües beneficios, la muy turística "Ruta del Ché".
Los mercaderes del Ché
Álex Ayala Ugarte
30 noviembre, 2012 01:00En Los mercaderes del Ché nos topamos con "las grandes hazañas de minúsculos personajes" como la historia de los concienzudos custodios de la estatua de John Lennon en la Habana o la de los habitantes de Medellín y sus recuerdos del narcotraficante Pablo Escobar. Como los de Camilo Andrés Jaramillo, de la Funeraria, que llegó a embalsamar en los peores años hasta 40 cadáveres al día. Conoceremos también las andanzas de Sillerico, el sastre que viste a Evo Morales, a don Jacinto López, el maravilloso contador y bolero de Mituqije o a Víctor Hugo Viscarra, el entrañable rufián que aseguraba a sus amigos que si pasaba de los cincuenta "nacionalizaría su revólver para pegarse un tiro" y al que al final se lo llevaron la neumonía y la cirrosis. Brindan estas microbíos toda una estupenda sorpresa urdida a medias entre una pluma de pulso y garra y una notable minuciosidad documental. Ejemplo de todo ello es la pieza que da título al libro, "Los mercaderes del Ché", en la que Ayala Ugarte da voz a la enfermera que lavó el cadáver del guerrillero y ahora coordina en Bolivia, con pingües beneficios, la muy turística "Ruta del Ché".