Traducción de Juan Carlos Durán. Fórcola. Madrid, 2012. 236 pp. 21'50 e. Ebook: 9'99 e.



1940. Las tropas del ejército nazi ocupan París y deben hacerse cargo de mil y una cuestiones, desde la intendencia a la censura literaria y editorial. El designado para esta última y peculiar tarea es "un alto y desgarbado oficial alemán"cuyos Recuerdos, plasmados por escrito, cautivarían a los lectores franceses 40 años después. Y es que las visicitudes del teniente Gerhard Heller (1909-1982) en su inmersión acelerada en la vida cultural de la capital francesa ocupada y sus relaciones con editores como Gaston Gallimard y autores como La Rochelle, Mauriac, Céline o Brasillach, dibujan un apasionante fresco de primera mano.



Desde el Instituto Alemán de París, sede de la Propaganda-Staffel, entre colaboracionistas y resistentes, a vueltas con un riquísimo y complejo panorama cultural se desenvolvió la misión del teniente Heller: acomodar la hiperactiva vida editorial gala a los imperativos ideológicos nazis conservando al tiempo una apariencia de normalidad. Arrancaba así una peligrosa partida a muchas bandas cuyos sorprendentes efectos censores resultaron más liberales y permisivos que los que se practicaban en la propia Alemania. La France era mucha France y los propios alemanes "podían permitirse el lujo de ser liberales en Francia, aunque no en Alemania". Un libro cautivador.