Zambrano. Cartas inéditas
María Zambrano
25 enero, 2013 01:00María Zambrano, hacia 1937
Gregorio del Campo Mendoza fue alférez de Artillería y (lejos ya de su relación con María, silenciada siempre por ella) estaba de paso en Zaragoza cuando estalló la Guerra Civil, ya capitán, y casado, pero su mujer e hija vivían en Mahón. Prisionero, Gregorio es llevado a Pamplona donde será fusilado en septiembre de 1936. Un desaparecido más, un nombre más en el olvido de la fosa común. Con otra hermana fusilada, la historia de la familia es triste. Pero conservó y conservaron las cartas de María que sólo ahora ven la luz. Quizá porque estas cartas de una mujer todavía anónima ("te quiere mucho tu María") son el primer vagido de la pensadora de la razón poética, que habla con cariño, incluso con celos, pero que no olvida su destino pedagógico ni su amor por los libros y por las palabras. Es la época en que María sueña con una novela que escribirá más tarde, Después de entonces (inédita o desaparecida) que tiene que ver con Miguel Pizarro, el amor imposible y acaso con el tácito recuerdo de Gregorio del Campo. Las cartas de María -no se conservan las de él- presuponen un hombre serio y culto, un interlocutor válido.
No sabemos por qué terminaron -ella ya en Madrid- pero conocemos que él siguió sus pasos, pues sus descendientes han conservado de la biblioteca de Gregorio, Horizonte del liberalismo (1930) una de las obras primeras de Zambrano. María escribió sobre Segovia (ciudad a la que se sintió muy unida) pero nunca habló del amor sencillo y hondo que testimonian estas cartas: Subidas y caídas. Logro y decepción: "Un abrazo y un besico de tu nena que es muy desgraciada María". Parece que las cartas terminan el 15 de septiembre de 1926. Que ha habido amor, no cabe duda: "Pero ya ves q. tengo paciencia para esperarte y sí q. soy buena. Unos abracicos y muchos besicos en los ojos de tu nena María". Pero algo falló. "Adiós, te da un abrazo de verdad tu María". Es el fin. Parece que no hubo entendimiento final. Por eso el silencio. ¿Sólo por eso? ¿O porque dolía lo no conseguido?