Una originalidad del libro es que está todo él salpicado de verde -y no de azul, como apunta el autor-, el color de las palabras que se quieren resaltar; recurso que acaba perdiendo efectividad al repetirse demasiado. Etimologicón se presenta bajo el lema sapere aude, pero evita parecer un libro de divulgación lingüística al uso. Y, para encadenar las etimologías relacionadas con treinta y dos raíces latinas, adopta un estilo narrativo forzado, por más que intercale de vez en cuando unos guiños coloquiales que pueden envejecer en poco tiempo. Este procedimiento de situar en contexto los términos recuerda al que en su día utilizó Rafael Lapesa, con mesura, en algunos pasajes de su Historia de la lengua; aquí se extiende a todo el libro, y pesa.
Unas observaciones menores: cuando el autor se refiere a la expresión sin acritud, tan querida a Felipe González, conviene recordar que el expresidente es sevillano y, por eso, no pronuncia la -d de acritud; pero no cecea, sesea con ese predorsal, de modo que nunca diría "zin acritú" (p. 46). Etimologicón resulta un libro cuidado, con ilustraciones alusivas de Luciano Lozano que juguetean en las iniciales de cada capítulo y un índice final que facilita la consulta de una etimología concreta entre las comentadas. Es evidente que los profesores de lenguas clásicas van a agradecer este material meticulosamente organizado. El resto de los lectores aprenderá y se sorprenderá de ciertas relaciones familiares de nuestro léxico.