Ensayo

Donde el día duerme

Toni Pou

25 octubre, 2013 02:00

Traducción de Rosa Alapont. Anagrama, 2013 240 pp. 17'90 e.

Toni Pou pertenece a esa extraña estirpe de periodistas científicos a quienes tocó la afortunada varita de hacer comprensibles las más intrincadas leyes físicas. A los científicos les pasa con frecuencia lo que decía Ortega que le pasaba a los filósofos; que por lo general escriben mal. No es el caso de Pou. Donde el día duerme es una mezcla de artículo científico, crónica de viaje y anecdotario de las expediciones más célebres a la región ártica. El libro es un ordenado árbol de tres ramas en el que el equilibro sentimental de la narración no recae sobre la crónica (que es de una frialdad más bien aséptica, y un tanto irónica a ratos) como en la parte del anecdotario sobre los viajes al Ártico.

La distancia de la que hace gala el autor cuando relata cómo fue seleccionado por la Federación Mundial de Periodistas Científicos en el verano de 2008 para hacer, junto a 14 periodistas del resto del mundo, una expedición a bordo del Amundsen, un rompehielos dedicado a la investigación y que hace que sepamos poco o más bien nada de la intimidad del narrador sobre sus verdaderos sentimientos y vaivenes emocionales a bordo del barco, se disuelve por arte de magia cuando relata emocionado las crónicas de los expedicionarios más célebres del Ártico: Nansen, Amundsen, Franklin… El corazón de Pou es entonces todo menos frío y por momentos se acerca a acariciar el misterio que en alguna parte del libro comenta que siempre está contenido en la mirada de las personas que han decidido hacer su vida en el mar. Inspiradas por el nacionalismo, el romanticismo o la pura insensatez, todas esas expediciones casi condenadas a la muerte se leen hoy con la emoción pespunteada de las hazañas sobrehumanas.

La solvencia del libro es impecable y, tal vez por eso,un poco insatisfactoria a la larga. Donde el día duerme con los ojos abiertos tiene la eficacia de un buen artículo periodístico, pero su eficacia funciona a ratos como los inhibidores comentarios exclamativos que suelen hacer los grupos humanos ante los paisajes demasiado hermosos y que provocan que no nos podamos relacionar privadamente con esos paisajes que contemplamos.

Una estructura perfecta en la que se alterna la crónica, la historia y la ciencia en un libro redactado con solvencia, uno podría pensar que no se podría pensar que no se podría pedir nada más y sin embargo el lector se queda con la sensación de que sí podría, que a donde el día... le falta un poco más de esa juventud e imprevisibilidad de la que el mismo autor alaba en Gombrowicz y que acaba volatilizándose debido a la eficacia periodística.

Toni Pou se ha puesto alto el listón, pero da la sensación de que tiene talento suficiente para superar su propia marca.