Simon & Schuster. NY, 2013. 321 páginas, 27 dólares

Las mezquitas son como "luces irresistibles para los aspirantes a yihadistas", dice un analista del departamento de la policía de Nueva York. Por esa razón, las casas de culto musulmanas reciben especial atención por parte de los oficiales de una unidad específica de inteligencia de la policía metropolitana, hasta el punto de existir una unidad de "rastreadores de mezquita" encubierta e infiltrada que graba incluso los sermones "en busca de una brasa que pueda acabar provocando un incendio". Sin embargo, su trabajo no cuenta con el respaldo unánime de todos, y hay quien les acusa de "pisotear" las libertades civiles. Con todo, disponen de un presupuesto de sesenta millones de dólares y de un "equipo independiente que opera casi en secreto, como un departamento en miniatura de la CIA".



Mat Apuzzo y Adam Goldmann, veteranos reporteros de Associated Press, centran su investigación sobre Najibullah Zazi, que planeaba volar el metro de Nueva York en 2009. Alertado por una filtración, fue detenido y finalmente se declaró culpable de terrorismo. A pesar de los esfuerzos de los autores por cuestionar el trabajo de los "rastreadores de mezquitas", el equipo no sale mal parado: comete errores, pero han logrado recopilar gran cantidad de datos después de años de trabajo y disponen en la actualidad de una base de datos de posibles terroristas, pero tambien de muchas anotaciones inútiles sobre pastelerías árabes. Tal vez no distingan entre sunnitas y chiítas, pero dentro de ese material ingente y abrumador puedehaber pistas que eviten masacres.



En cuanto a Apuzzo y Goldman, su argumentación resulta en ocasiones confusa. A veces sugieren que espiar a la gente en las mezquitas, carnicerías, bares o pastelerías es un error, ya que se vulnera la defensa de las libertades civiles y los derechos fundametalesde los ciudadadanos de origen musulmán, pero en ningún caso presentan pruebas suficientes para demostrar que la unidad es realmente ineficaz, lo que socava los intentos de luchar contra los terroristas, o que ha causado daño duradero a los árabes.



El enemigo interior se rompe en parte en sus conclusiones, por sus contradicciones, pero el relato definitivo del programa de lucha contra el terrorismo en la extraordinaria y controvertida Nueva York, con sus luces y sombras, aún está por escribir.