Traducción de Alicia Martorell. Paidós. 2013. 220 pp. 21'90 e.

Sócrates se alegraba, tras ser condenado a muerte, de la posibilidad de encontrarse en el Hades con Homero o Hesiodo, con los prohombres de la Antiguedad, para interpelarles acerca de las principales cuestiones de la vida. El filósofo francés Comte-Sponville nos abre las puertas a tan increíble posibilidad en su último libro, una compilación comentada de las más irresistibles reflexiones de los primeras espadas del pensamiento universal acerca de los grandes temas de la vida.



El amor, por ejemplo. Sartre afirma que "justifica nuestra existencia"; Camus se niega a "amar esporádicamente"; y Pascal asegura que si la nariz de Cleopatra "hubiera sido más corta, habría cambiado la historia de la humanidad". O la moral. Spinoza llama así al " deseo de hacer bien que nace de la vida según la guía de la razón"; para Montaigne "la virtud es cualidad placentera y alegre"; Platón niega que nadie sea malo "voluntariamente"; y Kant recomienda "usar la humanidad como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio". No falta el tema de los temas: la muerte. Epicuro lamenta que, frente a ella, el hombre "vive en una ciudad sin muros"; a Simone Weill la consuela que, "por mucho que muera, el universo continúa, y cierra Michel de Montaigne: "Filosofar es aprender a morir". Interesante. Miguel cano