Image: Los dos hoteles Francfort

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Novela

Los dos hoteles Francfort

David Leavitt

6 marzo, 2015 01:00

David Leavitt

Traducción de Jesús Zulaika. Anagrama. Barcelona, 2015. 304 páginas, 19'90€. Ebook: 12'99€

La carrera de David Leavitt (Pittsburgh, Pensilvania, 1961) auguraba el éxito desde sus comienzos. Este hijo de un profesor de la selecta universidad de Stanford fue alumno aventajado del programa de escritura creativa de la de Yale, y enseguida se reveló su talento narrativo en publicaciones importantes, como el New Yorker. Por ello, la súbita caída del olimpo de las letras resultó dura. Una denuncia de plagio, hecha por el inglés Stephen Spender (1909-1995), al que los españoles admiramos por sus libros y por su participación en defensa de la República durante la guerra civil, vino a convertir el sueño en una pesadilla. Se trataba del uso de una historia contada por Spender en una de sus novelas, del affaire que tuvo con un hombre, ficcionalizado también por Leavitt en una obra suya. El asunto se resolvió sin llegar a juicio, y Leavitt hizo unas modificaciones en el texto. Este borrón en el curriculum de un escritor nunca desaparece del todo, aunque su biografía, Alan Turing: el hombre que sabía demasiado (2005), que contribuyó a la rehabilitación de la figura del brillante matemático británico, condenado al anonimato por su homosexualidad, y cuya vida ha sido recientemente llevada a la pantalla con gran éxito en The Imitation Game, sirve de firme contrapeso.

El americano es un novelista de oficio, que escribe muy bien y que sabe montar sus obras con enorme habilidad creativa. En Los dos hoteles de Francfort, una novela histórica, retrocede a noviembre de 1940 y sitúa la acción en Lisboa, la ciudad neutral por excelencia, en un país gobernado por el dictador Salazar. Cuenta la vida de dos parejas de refugiados norteamericanos, que esperan la llegada de un transatlántico que los lleve a EEUU. Al fondo aparece la tragedia histórica del nazismo en Europa, el genocidio judío, y en primer plano las vidas dislocadas de estos dos matrimonios. El de Pete Winter y su mujer Julia, y el de Edward e Iris Freeland. La homosexualiad, un tema recurrente en la obra de Leavitt será como el hilo que le permita descubrir los secretos, los ocultos deseos, los miedos, de los personajes.

Leavitt sabe explorar la intimidad humana sin necesidad de valerse de seres especiales, de yoes artísticos muy inteligentes. El narrador y coprotagonista es Pete Winter, un chico que no vale demasiado y que gracias a su hermano consigue un puesto de vendedor de coches americanos en París, a donde irá a vivir con su mujer Julia, una judía neoyorquina, divorciada, cuya mayor aficción es la lectura de revistas de moda y decoración, y comprar ropa. La otra pareja, la de Edward e Iris, tiene un poco más de carácter, escriben novelas de éxito bajo el seudónimo de Legrand, y su relación personal ofrece la novedad temática de que Iris es una mujer casada con un homosexual. La narración fluye con normalidad, si pensamos que se trata de personajes que viven la segunda guerra mundial, que huyen de los alemanes, quienes han puesto Europa patas arriba. Sin embargo, no hay sucesos que nos sorprendan, incluso, el hecho de que Edward y Pete inicien una relación homosexual, que será en principio tolerada por las mujeres, tampoco enturbia las relaciones.

A diferencia de Saul Bellow o Philip Roth, los grandes novelistas de una generación anterior, a Leavitt le gusta representar las heridas sentimentales de los personajes, porque las heridas psicológicas sufridas por él en la vida han sido mayores que las heridas de la carne, los efectos de la vejez, la pérdida de la memoria o de las amistades interesadas cuando dejas de tener poder.