Magüi Mira Daniel Bianco

Magüi Mira Daniel Bianco

DarDos

¿Hacia dónde debe ir la reforma del INAEM?

El ministro José Guirao se ha tomado en serio la anhelada reforma del INAEM, institución clave en el impulso de nuestra cultura pero excesivamente rígida en su funcionamiento. La directora Magüi Mira y el gestor Daniel Bianco aportan ideas para acertar con su renovación

1 febrero, 2019 12:29
Magüi Mira
Directora y actriz

Un dragón de muchas cabezas

Creo que la cultura es una cuestión de Estado. Territorio sensible. Seña de identidad y orgullo de un país. Y un Estado que ama a sus ciudadanos debe generar las herramientas necesarias para desarrollar la creatividad de sus gentes. La cultura no es gasto, es inversión en un tejido profesional que se convierte en una industria que genera riqueza. Vuelve a tener rango de Ministerio. Y se precisan varios departamentos.

Uno especialmente complejo: el INAEM, que nutre diversas unidades, hasta 14 cabezas en un sólo dragón que lucha por dar vida a todas sus criaturas y por su deber de proteger y apoyar al sector privado. No me gusta hablar de reformas, prefiero hablar de transformar, de diálogo con lo ya existente: es mucho lo que ha sembrado este Instituto desde su creación en 1985. Pienso que sus directores o directoras generales deberían ser mantenidos en tiempos de gestión suficientes para poder programar sus tareas con proyección de futuro, independientes del juego de cambio de silla de la vida política. Después de 35 años, el INAEM necesita hoy armarse de valor y llenar de contenidos las casillas que ha dibujado en su hoja de ruta.

¿Qué fue de la ley de Mecenazgo de 2002? Aquella que establecía como Bien Prioritario del Mecenazgo los edificios eclesiásticos… Una oportunidad magnífica que aún espera pasar del altruismo a los incentivos fiscales que articulen la participación de la sociedad civil en el apoyo de la cultura viva. Fomentar y fortalecer el diálogo con la ciudadanía que paga sus impuestos y que quiere disfrutar de las creaciones de su Teatro Nacional es una de las prioridades hoy del INAEM. Las giras. De momento, gracias a las coproducciones con el sector privado es posible que giren contadas producciones públicas, pero no deberíamos olvidar que las comunidades autónomas cuentan con áreas de Cultura. Algunas de ellas con unidades de producción dramática, como el Teatre Nacional de Catalunya, el Institut Valencià de Cultura o el Centro Dramático Galego, entre otros. El CDN y estas entidades deberían seguir retroalimentándose coproduciendo, pero también comprometiéndose a exhibir esas producciones coordinando sus redes autonómicas de teatro.

"Después de 35 años el INAEM necesita armarse de valor y llenar de contenidos las casillas que ha dibujado en su hoja de ruta. ¿Se concretará la ley integral que lo dotaría de más libertad?"

He gozado y sufrido muy de cerca las mieles y las hieles del teatro público español. Como mujer creadora, celebro el avance que ha conseguido el INAEM respecto a la igualdad, pero no hemos llegado al punto óptimo y correcto. Como actriz, desde los comienzos del CDN y CNTC, y más recientemente como directora, he conocido las dificultades de las unidades de producción pública por su carencia de autonomía. Sería sano que pudieran seguir su camino hacia su propio gobierno interno. ¿Y nuestra política cultural exterior? ¿Podrán ver a nuestros creadores y creadoras en Londres, París o Berlín, como vemos nosotros a las compañías públicas europeas? Transformar los intercambios esporádicos en arterias permanentes es una tarea pendiente. Deberíamos ser líderes en el mercado iberoamericano… ¿Se concretará la Ley Integral que propone ahora el INAEM y que dotaría a la entidad de más libertad, abandonando parámetros obsoletos? Vamos a ver…De momento, gracias a las coproducciones con el sector privado es posible que giren contadas producciones públicas, pero no deberíamos olvidar que las comunidades autónomas cuentan con áreas de Cultura. Algunas de ellas con unidades de producción dramática, como el Teatre Nacional de Catalunya, el Institut Valencià de Cultura o el Centro Dramático Galego, entre otros. El CDN y estas entidades deberían seguir retroalimentándose coproduciendo, pero también comprometiéndose a exhibir esas producciones coordinando sus redes autonómicas de teatro.

Daniel Bianco
Director del Teatro de la Zarzuela

El pulso del escenario

El empeño y el buen hacer que algunas directoras y directores generales han puesto para mejorar el funcionamiento interno del INAEM con los instrumentos legales que tenían a mano, no ha sido suficiente. A través de los años, la discrepancia entre las normas administrativas y el fin primordial de este instituto -que no debería ser otro que levantar el telón- se ha acrecentado; el ritmo de la Administración Pública no coincide con las necesidades artísticas de un teatro, una orquesta o un ballet.

Defiendo el control del gasto que es absolutamente imprescindible, porque trabajamos con dinero público, pero la fiscalización previa de Hacienda -puesta en práctica desde 2014- sobre la actividad de las unidades de producción del INAEM nos aleja cada vez más de nuestro objetivo.

Esta ley solo puede llegar a buen puerto con la voluntad política del Gobierno y con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, para que con ella quede garantizada la gestión pública de lo que es patrimonio de todos.

Tras la fallida fusión entre el Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela, las circunstancias nos han conducido a un momento de reflexión. La Dirección General del INAEM ha abierto una mesa de trabajo con los directores de los centros de creación artística y los sindicatos para preparar un diagnóstico a petición del ministro José Guirao. La conclusión unánime de todos los integrantes de la mesa es tan precisa como perentoria: la solución debe llegar con una ley especial que regule la organización, el régimen de personal, de contratación y los regímenes patrimonial, presupuestario y económico-financiero del INAEM.

El Teatro de la Zarzuela -que es una unidad de producción artística del INAEM y que tengo el placer y el honor de dirigir- es un teatro de vocación pública, un tesoro que nos pertenece a todos y que aspira a que el público lo sienta como suyo: lo habite, lo disfrute y lo transforme. Un teatro que ha sido y deseo que siga siendo un lugar para el encuentro y el reencuentro, pulso y espejo de nuestra sociedad. Un teatro que ha sabido renovarse para hablar el mismo idioma de cada nueva generación de espectadores que ha descubierto en él un género que forma parte de nuestras raíces culturales.

"La discrepancia entre las normas administrativas y el fin primordial de este instituto –levantar el telón– se han acrecentado. Confío en que la nueva ley permita cumplir ese objetivo"

En el Teatro de la Zarzuela trabajamos sin descanso para que el teatro lírico español siga sintiéndose como uno de nuestros patrimonios culturales de mayor arraigo y sea signo identificativo de cada uno de nosotros. Deseo y confío que esta ley sea la llave que nos abra la puerta para cumplir estos objetivos.

No soy jurista; soy un hombre de teatro, un profesional que vive el pulso diario del escenario, que cree en el teatro público y accesible a todos y que está convencido de que es obligación del Gobierno -sea cual sea su signo- promover la cultura y el conocimiento que nos hace cada día más libres.

Como decía Federico García Lorca, “un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto está moribundo”.