La verdad es que es bastante curioso éste mundo de los smartphones desde la llegada del señor oscuro (lo trato de señor por un respeto incondicional y de oscuro porque es de color negro, malpensados) iPhone. Antes muy poca gente sabía prácticamente ningún tecnicismo sobre sistemas de móviles y prácticamente la misma sobre UNIX (¿cuánta gente sabía qué era un usuario root hace simplemente 2 años y medio?), sin embargo ahora cada día hay más gente que domina la jerga.
¿A cuento de qué viene esto? Pues aunque parezca que estoy escribiendo borracho otra vez y escribo cosas sin sentido no es cierto esta vez, pues ahora escribo sinsentidos por pura atrofia cerebral y porque creo que pueden venir al caso. Hace un par de años la jerga era extraña y desconcertante como ya he dicho, y no sabíamos nada de estos temas que ahora dominamos. Luego llegó Android y se empezó a decir que el (por aquel entonces) iPhone OS era demasiado cerrado y cuadriculado. La guerra dialéctica continuó hasta que llegamos al punto en que iOS (ya no era iPhone OS) seguía siendo demasiado cerrado, y Android estaba fragmentado. Hoy hemos decidido hablaros un poco del tema de la fragmentación de Android, y de las medidas para combatirlo que nos llegan desde Google.
¿Qué es la fragmentación?
Pues para los menos acostumbrados a éste tema, o los que acabéis de llegar a Android, básicamente os podéis encontrar 7 versiones diferentes de Android (1.1, 1.5, 1.6, 2.0, 2.1, 2.2 y 2.3 en teléfonos móviles), la fragmentación es el fenómeno por el que la división entre versiones condiciona la experiencia de uso final, ya que en función de la versión de Android que porte nuestro móvil nos encontraremos con que nuestro Market incluye o no ciertas cosas, y que algunas funciones se encuentran restringidas o simplemente no existen (como la aparición del tethering con la versión 2.2). Éste fenómeno se fue acentuando con el paso de las versiones, quedando los dispositivos con las primeras versiones relegados a meras anécdotas en la historia de un sistema operativo cada vez más completo, pues su funcionalidad se vio seriamente truncada.
¿De quién es la culpa?
Aquí normalmente la mayoría de la gente señala como único culpable al fabricante por no actualizar las versiones, ya que la responsabilidad de Google al poner el código de cada nueva versión a disposición del fabricante parece quedar en segundo plano. No obstante, quizá Google cuando creó el ecosistema debió plantearse que Android podría ser (y a la postre lo sería) utilizado como una mera herramienta para vender teléfonos “de esos que tienen el robot ese verde tan mono”, pues dar la oportunidad a la industria de hacer lo mejor para el consumidor a costar de una parte de sus beneficios suele conllevar un metafórico corte de mangas por parte de esta.
Es decir, está muy claro que los fabricantes han sacado dispositivos al mercado usando el SO de Google como principal elemento persuasivo para conseguir venderlos y, pasados unos meses, los han metido en el cajón de los trastos, dejando a los usuarios en la estacada y obligados a pasar por “la cocina” y perder su garantía si quieren que se teléfono esté a la última. No obstante, por poco ética y por muy reprochable que me parezca esta actitud (me parece honrado querer hacer negocios, pero no a cualquier precio), no podemos decir que en Mountain View no son responsables de esto, pues fueron ellos quienes diseñaron el sistema de forma que las nuevas versiones de sus aplicaciones estaban integradas en el bloque del sistema, con lo que si queríamos disfrutar de las nuevas características, o comprábamos un nuevo teléfono o rooteabamos e instalábamos una ROM personalizada al nuestro (perdiendo en la mayoría de los casos la garantía de nuestro flamante teléfono).
¿Qué se puede hacer para evitar la fragmentación?
Está claro que los fabricantes pueden y deben hacer mucho para evitar la fragmentación de Android, pues no hacerlo es pan para hoy y hambre para mañana, garantizamos unos beneficios hoy, que seguramente mañana no tengamos, pues nuestros usuarios decidan que no vale la pena disfrutar de una mala experiencia. Pero como sabemos que si la mayor parte de los empresarios en éste sector operaran de forma lógica sería una señal inequívoca del fin del mundo, pues debemos recurrir a otras soluciones como las ROM personalizadas, o la separación en partes del entorno de aplicaciones de Google (el que nos interesa ahora, pues de ROM hemos hablado mucho).
¿Qué es y para qué sirve la separación del entorno de aplicaciones de Google?
Desde la versión 2.2 (FroYo) del sistema, las aplicaciones de Google han empezado a aparecer espontáneamente en el Market, permitiendo que los usuarios de sistemas anteriores disfruten de sus características nuevas. Éste hecho permitía mitigar en parte el efecto de la fragmentación, pues aunque ciertas características del sistema van a seguir sin estar disponibles, las notables mejoras en aplicaciones como Google Maps (con Navigation como ejemplo más claro) o GMail (permitiendo por fin utilizar características como los diferentes remitentes) permiten mejorar mucho la experiencia de usuario final en aplicaciones que a la postre son gran parte del encanto de Android.
Como utilidad no cabe duda de que es impagable, pues nos garantiza que al menos durante un tiempo, por más saltos que vayan dando las versiones modernas, herramientas como Market (incluyendo descarga de música en breve), GMail, Maps o YouTube van a seguir mejorando y haciendo de nuestros teléfonos máquinas mejores y más potentes, por lo que aunque nuestro fabricante decida dejarnos tirados, al menos no tendremos esa sensación de abandono y el mal sabor de boca que se nos queda cuando nos damos cuenta de que nuestro smartphone de la muerte se ha quedado convertido en un pisapapeles lento y anticuado.
No obstante, sigue sin ser una solución, pues la fragmentación obliga a desarrolladores a trabajar con API anticuadas, a las que les faltan las herramientas más modernas, para poder ser retro-compatibles al 100% o a muchos usuarios a quedarse sin aplicaciones nuevas (porque los desarrolladores hayan decidido no sacrificar la funcionalidad), aunque es un paso en la buena dirección, y esperamos de verdad que no sea el último.
Espero haberos aclarado un poco el tema de la fragmentación, y que os hayáis quedado algo más tranquilos viendo que la gran G no se ha quedado quieta al ver como intentan desguazar a su robot favorito por un puñado de dolares.
Como siempre los comentarios quedan abiertos para que nos comentéis vuestras impresiones al respecto o para donarnos millones de dólares (o ambas cosas, no vamos a ponernos tiquismiquis con esto).