Sabéis que en El Androide Libre nos gusta meternos con todo el mundo (sobre todo con todo aquel que sea más pequeño o debilucho que nosotros, tampoco somos tan inconscientes) y de eso no se libra ni la competencia de Android, ni Android, ni nadie. Constantemente hablamos de los pros y las contras de los sistemas operativos móviles, de aquellas cosas que nos encantan, las que nos gustan y las que no nos gustan nada.
Y al respecto de eso, una de las que menos nos han gustado de siempre desde que el uso de los smartphones empezó a generalizarse ha sido precisamente la escasa duración de las baterías. Y ningún fabricante parecía hacer caso a nuestras plegarias… hasta ahora. Parece que en Motorola tenían la «oreja puesta» y decidieron ponerse manos a la obra con la duración de la batería.
Primero vino el RAZR, una máquina con un diseño espectacular (tan extremo que o te gusta mucho o te parece más feo que pegar a un padre), una gran potencia, un equilibrio perfecto entre esa potencia y la gestión que el software adaptado por Motorola ofrecía mediante ella de todos los recursos disponibles para el usuario y una batería ultradelgada de 1780 mAh.
Si habéis tenido ocasión de probarlo no hará falta que os diga nada, pero si no, debéis saber que el rendimiento de esta batería está muy por encima de lo que ofrecen baterías de capacidades similares o incluso superiores. Con un uso normal, el teléfono suele aguantar sin problemas su par de días (y por uso normal, digo uso normal, no moderado), siendo la pantalla, como en casi todos, el punto más flojo con diferencia, pues devora la batería cuando está encendida, como por ejemplo cuando jugamos.
Pues bien, parece que Motorola se picó consigo misma y fue un poco más allá, lanzando el RAZR MAXX, embutiendo 3300 mAh en una delgada batería Li-Ion (pero muy delgada, de verdad) que ofrece el mejor rendimiento que he visto en un smartphone en mi puta santa normalita vida. Y sé que muchos habréis leído mal y pensaréis que me refiero a un Android, pero no, hablo de smartphones, en general. Lo he puesto a prueba jugando, escuchando música, llamando y, perdonadme la grosería, pero NO HAY HUEVOS A GASTAR ESTA BATERÍA. De hecho, para hacer pruebas de rendimiento obviamente he intentado no cargarlo para ver hasta cuanto aguantaba y me ha costado horrores acostumbrarme a no cargarlo al llegar a casa por la noche.
Las cifras que da Motorola sobre la duración de esta mala bestia son:
- Tiempo en llamada: hasta 17 horas.
- Navegación por la red: hasta 7 horas.
- Viendo video: hasta 15 horas.
- Escuchando música: hasta 60 horas (48 si no está a plena carga).
De hecho, por poneros un ejemplo muy concreto, el otro día de camino a casa fui durante más de una hora conectado mediante 3G al video en directo de la Google I/O y no había preparado la batería para ello, ni ha sufrido para llegar vivo a mi madriguera, y tened en cuenta que estamos hablando de 3G en streaming, pantalla encendida y el jack de 3,5 emitiendo audio. Entre su enorme batería (y su magnífica gestión) y la potencia desatada de su procesador OMAP4430 (con gráfica PowerVR SGX540) la experiencia multimedia en movilidad se torna simplemente en algo natural, pasamos a olvidarnos de la batería para centrarnos en disfrutar de la experiencia, lo cual para mí ya es un gran logro, la verdad. Si tengo que ponerle una pega es que la batería no sea extraíble, por lo que cuando se nos estropee no nos quede otra que mandarlo al fabricante para que nos la cambie…
En suma, después de haber probado muchos teléfonos, puedo deciros sin duda que Motorola por fin ha conseguido lo que mucha gente venía exigiendo desde hace un tiempo ya, que es ni más ni menos que fabricar un teléfono en el que podamos centrarnos en usarlo y disfrutarlo y no en si la batería llegará o no viva a casa.