La innovación y los ciclos de desarrollo no van todo lo que nos gustaría de la mano: a veces tenemos demasiados adelantos para saber sacar provecho a todos, y otras tantas veces nos encontramos con una sequía en novedades que no parece impedir que los fabricantes sigan sacando cosas, tanto en Android como en cualquier otro campo de la tecnología.
En Android, a día de hoy, nos encontramos en algo que podríamos llamar un parón en desarrollo, pero los dispositivos Android siguen saliendo como siempre y no parece que vayan a dejar de hacerlo. ¿Pero qué quiere decir esto del parón en desarrollo? ¿Y qué están haciendo los fabricantes para remediarlo y seguir vendiendo?
Mejoras en hardware casi inexistentes; ¿cómo seguir vendiendo?
Tendréis que dejar que me explique para entender a lo que me refiero como parón en el desarrollo. Como os imaginaréis, las nuevas piezas como procesadores no se desarrollan solas: empresas como Qualcomm, Intel, Nvidia, MediaTek… tienen que invertir muchísimo tiempo, esfuerzo y dinero en desarrollo para crear una nueva gama de sus productos, como ocurre en cualquier otra rama de la tecnología. Eso si tenemos suerte y no hay complicaciones por el camino, empresas como Intel o Huawei lo han tenido que vivir en sus propias carnes.
El problema es que esto es completamente incompatible con el modelo de negocio que intentan mantener la mayor parte de fabricantes: estamos acostumbrados a lanzamientos anuales, e incluso los bianuales se ponen a la orden del día, sólo tenemos que ver a empresas como Sony o como Samsung hacerlos a principios y a mitad de año.
Y, llegados a este punto, me imagino que veréis el problema con claridad: es imposible que los ciclos de desarrollo vayan a la par con los modelos de negocio actuales, las verdaderas mejoras necesitan tiempo para ser funcionales y salir al mercado, por los que los nuevos lanzamientos no pueden llegar a tiempo. Pero entonces, ¿cómo están tratando los fabricantes de justificar las renovaciones de sus gamas cada vez que lo hacen?
Innovación para justificar una compra
La respuesta la encontramos en la innovación: ya que no podemos mejorar especificaciones porque, literalmente, no tenemos nada nuevo que poner, intentamos innovar en otros aspectos que atraigan al consumidor y le hagan comprar, aunque no sea una mejora en especificaciones justificable si lo comparamos con su dispositivo actual.
Además, los fabricantes tampoco quieren renunciar a un modelo de negocio que les aporta muchos beneficios a lo largo del año…
Y, en este intento de innovación por parte de las empresas, nos podemos encontrar con los experimentos: dispositivos que tratan de introducir una función muy novedosa en el mercado, y en los que el fabricante sólo tiene que esperar a ver si hay demanda para saber si ha acertado con la función, o si tiene que volver a la mesa de diseño para darle más vueltas al asunto.
Samsung Galaxy Note Edge, el último ejemplo
Un ejemplo perfecto de esto lo tenemos en las pantallas curvas: son algo muy novedoso y que no vemos todos los días en el mercado de los dispositivos móviles, y fabricantes como LG o Samsung han tratado de entrar «prematuramente» en ese mercado. No parece haber salido demasiado bien, así que la vuelta de tuerca la tenemos con el Samsung Galaxy Note Edge, que no deja de ser una saliente curva de la pantalla que actúa como auxiliar a la principal.
Todavía nos queda ver si el Note Edge tiene un sitio en el mercado. De momento hoy Samsung anuncia que solo un millón de unidades estarán disponibles y que se venderá únicamente de manera limitada.
Esto no sólo se limita a pantallas, y tampoco ocurre sólo en Android: tenemos «experimentos» como la BlackBerry Passport que tratan de introducir nuevos diseños y conceptos al mercado, algo que RIM necesita urgentemente para tratar de recuperar algo del mercado que les han arrebatado por la fuerza.
En realidad estos experimentos son de lo mejor que nos puede pasar: implica dar más diversidad al mercado, premian la innovación por parte de los fabricantes, y existen ocasiones en las que pueden salir cosas muy buenas que gusten en el mercado. Sin embargo, también tienen sus cosas malas: no dejan de ser un globo sonda para ver si de verdad el mercado está interesado, y los early adopters se arriesgan a sufrir todos los fallos o, incluso, el abandono por parte del fabricante.
¿Y vosotros, estáis a favor de los experimentos o en contra? ¿Hacen bien las marcas en limitar su producción? ¿Queréis innovación, o preferís esperar y que llegue todo junto a las nuevas piezas de hardware?