Parece que a Android le queda muchísimo camino por recorrer, y que todo esto no es más que el comienzo de una revolución que empezó con los dispositivos móviles, y que ahora nos acompaña a todas partes: en nuestro coche, en la muñeca, con la televisión, en las gafas… incluso terminará llegando a los rincones de nuestra casa gracias al Internet de las cosas.
Y es difícil pronosticar el futuro, en realidad, pero vamos a intentar echarle imaginación para coger nuestra bola de cristal y comentaros cómo podría ser un día de nuestra vida dentro de cinco años en primera persona, en un futuro repleto por la tecnología y por Android. ¿Os apuntáis a hacer este trayecto con nosotros?
2019: Cómo sería un día del futuro con Android
- Por la mañana, nada mejor que un poco de domótica: despertarnos con una combinación de música e iluminación LED de colores, darnos una ducha, vestirnos, y bajar a tomarnos el desayuno que ha estado haciéndose en la cocina mientras hacíamos todo lo anterior. Y antes de salir de casa, no nos olvidemos de nuestras lentillas y de guardarnos nuestro teléfono en el bolsillo, vamos a necesitarlos todo el día.
- Tenemos la suerte de que nuestra empresa, una agencia de noticias (por ejemplo), está empezando a experimentar con esto de los coches autónomos, así que tenemos uno en la puerta de nuestra casa para llevarnos a la oficina. Mientras vamos en el coche, tenemos todo el tiempo del mundo para utilizar Android Auto y ponernos al día de lo que ha pasado en el mundo mientras escuchamos algo de música.
Dejamos que el coche nos lleve a nuestro destino tranquilamente (aunque podamos controlar la conducción, las máquinas todavía no son perfectas) a pesar de que Google Maps nos haya avisado de que modificamos la ruta por unas obras en la carretera.
- Al final el trayecto se nos hace corto, a pesar del desvío, y nos toca reunión con el jefe y unos cuantos compañeros más. Nos conectamos a la Intranet de la empresa con nuestra tablet y nos ponemos al día en esa reunión.
Toda la información que se ha dicho pasa a estar disponible para todos con las cuentas de Google y la sincronización casi al instante, así que nos permitimos el lujo de relajarnos un poco y de prestar menos atención de la que deberíamos: las vacaciones que nos tomamos en unos días ocupan casi toda nuestra mente, y nos vamos a nuestra mesa tal y como hemos venido.
- Durante por la mañana seguimos sin quitarnos de la cabeza la idea de las vacaciones, y en un descanso para ir a por otro café decidimos que es el momento ideal para comprar todo lo necesario: Google Now busca los mejores precios para vuelos y habitaciones, e incluso nos deja hacer una visita virtual a la habitación del hotel gracias a un Street View para interiores. Compramos todo con una orden de voz e introduciendo nuestra contraseña en el móvil, y Now se encarga de añadir los recordatorios y eventos en el calendario por nosotros.
- Parecía que iba a ser un día tranquilo, después de que el mayor riesgo que hemos corrido hoy fue comer demasiado según Google Fit, pero al final va a ser todo lo contrario: noticia de última hora en las afueras de la ciudad, un tren ha descarrilado con algunos heridos de gravedad mínima, y nos toca a nosotros acudir al lugar de los hechos.
Nos vamos casi con lo puesto al coche, seleccionamos el punto de interés que nos acaban de pasar al móvil, y el coche se pone en marcha por nosotros.
- Algo que no ha cambiado es la inmediatez que la información adquiere gracias a las redes sociales, así que nada mejor que aprovechar este momento para entrar en ellas y ver lo que está sucediendo en tiempo real. Gracias a los testigos, sus smartphones y sus gafas tenemos imágenes y vídeos del suceso, por lo que podemos ir mentalizándonos y planeando todo de camino al lugar.
- Lo malo del asunto es que la policía ha cerrado el acceso principal al lugar de los hechos, para evitar las molestias de los curiosos, y no nos dejan acceder como periodistas, así que nos toca buscar otra forma de llegar a la noticia. Aquí es donde entran en juego las lentillas: hasta ahora no habían hecho más que darnos notificaciones trascendentales como la hora y los mensajes recibidos, pero ahora nos dan una ruta con indicaciones en Google Maps de cómo callejear por rutas secundarias.
Tal y como pueden hacer los usuarios de Google Glass, pero con el poder de unas pequeñas y discretas lentillas, y de nuestro reloj con Android Wear que se sincroniza con todos nuestros dispositivos para hacer funcionar las órdenes de voz.
- Terminamos llegando, y es aquí cuando comienza nuestro trabajo de verdad: sacar fotografías con nuestro smartphone, entrevistar a testigos e incluso implicados utilizando el micrófono… en resumen, tratar de sacar la noticia que nuestros lectores (y nuestro jefe) buscan.
Mientras, y gracias a las lentillas, vamos recibiendo información de última hora en nuestras retinas: las declaraciones del maquinista que se encuentra en el hospital, un comunicado de las autoridades ferroviarias… e incluso conseguimos usar el dictado por voz para pasar a nuestro editor un borrador de la noticia de última hora sobre el terreno, eso y todo el material que hemos sacado y que se ha sincronizado con el servidor de la agencia automáticamente.
- Mientras estamos en el coche de vuelta a la oficina, aprovechamos y hacemos una videollamada con el equipo que lleva esta noticia: cada uno cuenta sus progresos rápidamente y vuelve a su tarea, así que ya podemos hacernos una idea de qué tenemos que hacer cuando lleguemos.
Y es cuando llegamos a la oficina de nuevo cuando podemos escribir la noticia completa en un teclado de los de verdad, y acabar con un trabajo bien hecho que continuará con los compañeros del turno de noche.
- Hoy ha sido un día estresante de trabajo, así que no tenemos muchas ganas de hacer nada: montarnos en nuestro vehículo para hacer el camino de vuelta a casa, abrir la puerta del garaje con una orden de voz (aunque nos encontramos con un paquete de Amazon traído por un dron), y tirarnos en el sofá mientras encendemos la televisión y vemos el último episodio de nuestra serie favorita. Incluso lo paramos para fijarnos en los paisajes, y saber dónde están gracias a las tarjetas de información que aparecen en el televisor.
Decidimos dejar de ser unos vagos y cenar por nosotros mismos, pero antes de irnos a la cama nos ajustamos unas gafas de realidad virtual para echar unas partidas con unos amigos en un MMORPG de realidad virtual. Y cuando terminamos con sueño, una sola orden de voz pone la casa a dormir, y con la casa nos vamos nosotros al mundo de los sueños.
Este sería nuestro día, ¿pero cómo sería el vuestro dentro de cinco años?