Como amante y apasionado de la tecnología siempre he querido tener lo último en la medida que mi dinero lo ha permitido.
Cuando entré en el mundillo Android con mi primer smartphone, un Motorola Razr, recuerdo que uno de los principales problemas que se mencionaban sobre el sistema operativo de Google era la fragmentación que existía en Android y la cantidad de tiempo que tardaban los dispositivos en actualizar. Lo cierto es que en primer lugar me pareció una bobada, pero en el momento en el que presentaron Ice Cream Sandwich empecé a desear tenerlo en mi teléfono con ansia.
Esta semana ha sucedido algo que todos los usuarios del Oneplus One llevábamos esperando meses: La llegada de Cyanogenmod 12 a nuestros dispositivos. El problema es cuando he querido instalarlo, puesto que al tener un custom recovery tenía que quitar este… y mi ordenador no estaba por la labor de detectar mi teléfono. Así que me ha tocado instalar la OTA a través del recovery, flasheando y cuando por fin he podido iniciar mi teléfono en la (casi) última versión de Android mis sensaciones no han sido especialmente buenas.
Dar un paso atrás no suele ser bueno
Durante estos días que he estado probando Cyanogenmod 12 las sensaciones que he tenido me han hecho darme cuenta de que muchas veces deberíamos valorar más el que una actualización venga pulida al máximo que el hecho de que venga antes.
Lo cierto es que cuando una versión es presentada por Google a todos se nos ponen los ojos brillantes y empezamos a salivar. Todos empezamos a pensar en tener esas nuesvas funcionalidades o esa nueva estética en nuestro dispositivo y el ansia se apodera de la mayoría. Pero a pesar de eso las actualizaciones mayores, como lo ha sido Lollipop o lo fue en su momento Ice Cream Sandwich, suelen tener problemas durante las primeras etapas y hasta que no se sacan versiones posteriores no se empiezan a corregir todos los fallos o carencias que los usuarios le han encontrado.
A veces estos problemas suponen una molestia grave, puesto que la pérdida de algunas funcionalidades o el no funcionamiento de estas de la forma adecuada puede ser un incordio importante y el causante en cierto modo de que el usuario esté descontento.
En mi caso he de reconocer que el trabajo realizado por Cyanogenmod es digno de elogio, puesto que la versión funciona bastante bien en general, pero lo cierto es que la noto un poco menos pulida de lo que estaba la versión de KitKat.
Los grandes cambios a veces dan problemas graves
Pero lo cierto es que en el caso de Cyanogenmod y su versión para el Oneplus One, el software que han liberado viene mucho mejor de lo que pueden decir otros.
Cuando se lanzó Android 5.0 Lollipop, tal y como ya os contamos, hubo algunos terminales a los que la ración de piruletas no le sentó especialmente bien. En el caso del LG G3, por ejemplo, pudimos ver como gran cantidad de los usuarios se quejaban de que esta OTA no funcionaba de la forma adecuada, lo que causó que se retirase la actualización.
Este movimiento fue seguido de cerca por los demás fabricantes, que empezaron a pensarse dos veces el actualizar o no, temiendo un efecto similar al del LG G3.
Pero no solo Lollipop ha dado problemas. Aunque tal vez muchos no lo recuerden, el cambio de Gingerbread a Ice Cream Sandwich también fue un tanto problematico para algunos dispositivos. En este caso fue Sony la que se vio obligada a advertir a los usuarios de que era posible que con la, por aquel entonces, nueva actualización de Android sus dispositivos podría empezar a funcionar ralentizados y dar problemas.
La virtud de la paciencia
Aunque tengamos todos muchas ganas de que nuestros dispositivos se actualicen creo que deberíamos plantearnos seriamente si merece la pena tener nuestro dispositivo actualizado de una forma poco satisfactoria.
En ese aspecto los Nexus ganan la partida a todos los terminales, aunque es cierto que los usuarios de estos dispositivos también han tenido que lidiar con algunos errores. Y también es cierto que no todo el mundo quiere un terminal con las características del Nexus 6 o del Nexus 5.
Por todo esto, debemos intentar ser pacientes y comprender que tal vez nuestro teléfono tarde más en actualizarse pero siempre será preferible que llegue tarde y perfecta a que llegue temprano y llena de errores.
¿Pensáis que merece la pena esperar a una versión pulida o el ansia de recibir las actualizaciones os puede?