Hace unos días descubrí que un amigo mío se había cambiado de teléfono. Me sorprendió porque se había comprado el Xperia Z1 más o menos a la vez que yo y el mío sigue funcionando perfectamente. Resulta que un día la pantalla dejó de funcionar y repararlo le costaba 200€, por lo que finalmente optó por cambiarse de teléfono, que casi le salía más a cuenta.
Hace cinco años iFixit, una web que se centra en la reparación de dispositivos, publicó un manifesto en favor de la autoreparación de nuestros smartphones y tabletas. En él, afirmaban que reparar es mejor que sustituir, ya que es más económico y no consume nuevos recursos; que reparar enriquecía a la persona, ya que le hacía conocer mejor los productos que usa, se aprende tecnología y exige un cierto nivel de creatividad. Resumida en la frase «si no lo podemos reparar no es nuestro», el manifiesto exigía nuestro derecho a poder desarmar y arreglar nuestros dispositivos sin perder la garantía, acceder a documentación que nos facilite la reparación y a poder escoger el servicio técnico que queramos y no obligarnos a acudir al oficial.
¿Dificultan los fabricantes la reparación?
Pero lo cierto es que cada vez parece más complicado el poder arreglar los dispositivos que se nos estropean. Mucho se ha hablado de la obsolecencia programada, o la reducción de la vida útil de un producto de forma deliberada por parte de un fabricante. Y seguramente algo de eso haya detrás de las cada vez mayores dificultades para reparar los terminales, pero sólo hasta cierto punto en el caso de los smartphones.
La tecnología de los teléfonos avanza tan rápido que al cabo de un tiempo los nuevos dispositivos tendrán nuevas capacidades que el nuestro ya no tiene, o dejamos de recibir actualizaciones, lo que junto a nuestro consumista espíritu nos puede empujar a comprar un smartphone nuevo aunque el nuestro funcione perfectamente. Nadie compra una lavadora nueva a menos que se rompa, pero los teléfonos son algo mucho más personal, íntimo y lo usamos continuamente.
Si después de desembolsar el dinero que cuesta un smartphone este muere prematuramente eso es una mala experiencia con el fabricante, y eso nos puede llevar a pasarnos a otra marca, exactamente lo contrario que cualquier empresa quiere, fidelizar al cliente.
Reparar tú mismo el teléfono sólo es cuestión de superar el miedo
En realidad los problemas con las reparaciones están mucho más vinculadas al diseño. Los usuarios cada vez queremos tener más batería, mejor cámara, y mayor pantalla en un teléfono más y más delgado, esto obliga a los fabricantes a recurrir a diseños que dificultan la reparación de los dispositivos, utilizando en ocasiones pegamentos en vez de tornillos, lo que puede obligar a romper ciertos elementos para acceder a otros.
Sin embargo autorreparar tus dispositivos sigue siendo posible, tal vez más complicado en algunos modelos, e Internet es una gran fuente para aprender a hacerlo. Si eres manitas y quieres intentar ahorrarte unos euros, o si tienes el día aventurero puede ser una buena idea intentarlo. Si no eres manitas y nunca lo has hecho, puede ser especialmente útil probarlo con un teléfono estropeado -ese que tienes estropeado en un cajón y que tu síndrome de Diógenes te impide tirar-que no te importe acabar de «matar» si la lías parda, pero en caso de lograrlo puede ayudarte a perder el miedo de cara al futuro.
Internet, la guía para reparar tu móvil tú mismo
En Internet no es complicado encontrar guías y tutoriales con los que aprender a sustituir o arreglar prácticamente cualquier elemento de tu teléfono. La propia iFixit es posiblemente una de las mejores alternativas en este terreno y cuentan con una sección específica para terminales Android. Te permite buscar la reparación que quieres hacer, tiene un foro en el que consultar dudas y también su propia tienda de recambios. Sus análisis de «reparabilidad» de dispositivos son una gran guía sobre lo que nos podemos encontrar al tratar de arreglar nuestro teléfono.
Además, en YouTube podemos encontrar diversos canales destinados precisamente a explicar como reparar o sustituir piezas, como Go Cell Phone Repair, el canal de iFixit (obviamente) y también podemos encontrar algunos en castellano, como Electrónica de reparaciones. Estas videoguías son de una grandísima ayuda para aquellos que no dominen el tema, ya que puedes ver exactamente cómo se hace, y no seguir unas instrucciones escritas que a veces pueden ser un tanto crípticas para los novicios. Normalmente, una búsqueda tipo «reparar pantalla de un Nexus 5» en Google o YouTube es suficiente para encontrar una guía.
Y además, recuerda que la garantía de tu móvil te cubre dos años, pero si no te queda otro remedio es cierto que lanzarte a abrir una herramienta tan fundamental (y no barata) en nuestras vidas como es el smartphone y ponerte a hurgar en sus intestinos puede dar un poco de vértigo, pero como casi todo en esta vida, la cosa es ponerse, y así se aprende a hacerlo. Y una vez has aprendido y vayas teniendo maña y seguridad podrás ahorrarte unos cuantos euros en reparaciones, además de alargar la vida de tu dispositivo hasta que tú decidas cambiártelo y no tener que comprar uno nuevo por deceso.