Hace unos años, cuando Samsung comenzó a aumentar el tamaño de las pantallas las mofas empezaron a correr a lo largo y ancho de la red de redes. Ahora es difícil encontrar teléfonos con una pantalla inferior a las 5 pulgadas. Como en todo, los fabricantes tienen que encontrar nuevas formas de diferenciarse de sus competidores, y cuando aciertan, crean tendencia.
El ejemplo de las pantallas es el más obvio. En aquel momento seguía la inercia previa a la eclosión de los smartphone que buscaba hacer los teléfonos cada vez más y más pequeños, pero los nuevos teléfonos servían para mucho más que llamar y enviar mensajes: navegabas por internet, gestionabas el correo, mirabas fotos y videos.
Además, con la eliminación del teclado, la pantalla se había convertido en la principal vía para interactuar con el terminal, por lo que aumentar su tamaño tenía todo el sentido del mundo. Y así vamos, ya por las 6 pulgadas, un largo camino desde las 4,3 del Samsung Galaxy SII.
Llegado a un límite de tamaño que ya es difícil de superar para un smartphone, fabricantes como Samsung, LG o Motorola han comenzado una carrera por aumentar la resolución de las pantallas, llegando hasta el QuadHD. Está por ver hasta dónde llegará esta carrera, teniendo en cuenta que el FullHD parece más que suficiente para la pantalla de un smartphone y el efecto que tiene una resolución tan alta para la batería.
Las modas en los smartphones: De la pantalla creciente al teléfono submarino
Otra muestra de las tendencias que siguen los smartphones lo tenemos con la resistencia al agua, disparada a raíz de que Sony la implantase en su Xperia Z. Desde aquel 2013 no han sido pocos los fabricantes que han convertido sus terminales en pequeños submarinos, destacando entre ellos Samsung con su Galaxy S5 o los recientemente presentados Moto X y Moto G de 2015.
También está por ver hasta dónde va a llegar esta tendencia -Samsung ya la olvidó para su Galaxy S6- porque aunque es verdad que puede salvarte la vida en un accidente no parece algo que los usuarios reclamen a gritos y tiene el inconveniente de que encarece la reparación de terminales estropeados.
¿Y qué más tienen en cartera los fabricantes para tratar de distinguirse en un futuro? ¿Y si algunos terminales en apariencia experimentales o incluso frikis fueran sondas de cara al futuro? Estos últimos días hemos visto como dos de los principales fabricantes Android, Samsung y LG lanzaban dos terminales de tipo concha y equipados con Lollipop. Son dos terminales dirigidos a la gama baja y que en principio no saldrán de Corea pero ¿y si resulta que son un éxito de ventas?
Y si un experimento funciona?
Nadie puede negar lo molón que es el gesto de coger una llamada abriendo el teléfono -por eso buena parte de los protagonistas de las películas usaban este tipo de terminales hace unos años-. Serían unos terminales cuyas especificaciones seguramente no importarían demasiado a su público y que se venderían más por su estética y por puro marketing: no importaría cual es mejor, sólo el que parezca más bonito.
El caso de los teléfonos de concha puede ser algo extremo, y lo más probable es que no pasen de algunos coreanos con ánimo de tener un móvil peculiar (sí, no les he querido llamar frikis, pero un poco…), pero si por ejemplo el Moto X Play funciona bien en ventas ¿podemos estar ante el inicio de una nueva oleada de terminales con grandes baterías? Esperemos que sea así.
En realidad, nunca importa quién tiene el mejor producto, ni realmente importa quien es el que innova, lo que importa realmente es quién consigue comunicar esto al gran público, un público que, por lo general, no analiza en profundidad las especificaciones y características de un terminal y que se deja llevar por detalles llamativos, que cuando funcionan son los que acaban creando tendencia.