Los smartphones han tenido un impacto tremendo en nuestras vidas, pero se trata de algo muy reciente. Si nos cayéramos por una madriguera de conejo lo suficientemente profunda, tal vez llegaríamos a un mundo muy parecido al nuestro pero con pequeñas diferencias, como que los teléfonos inteligentes hubieran llegado mucho antes. Y ahí las cosas se vuelven muy locas, locas incluso para Walter Bishop.
Se trata de un mundo en el que no hay runners. Durante la primera Guerra Médica (No, aquí tampoco se pelearon médicos a estetoscopiazos) Eucles se cascó los casi cuarenta kilómetros que separan Maratón y Atenas para avisar de la victoria sobre los persas y aunque Runastic le otorgó un trofeo, para cuando llegó a la capital griega la noticia ya había llegado a través del grupo de Whatsapp, incluso ya corrían memes de persas decapitados. El pobre mensajero griego murió del disgusto.
Eucles es recordado como lo que viene siendo un loser de aupa, así que desde entonces correr está considerado de tontainas, cobardes y de malos toreros, y la gente se dedica a deportes ancestrales más normales como el Candy Crush
Julio Cesar apuñalado en el senado por jugar a Candy Crush
En la antigua Roma el Candy Crush fue una auténtica fiebre. Cuentan que Calígula organizaba en su palacio orgásmicos maratones que duraban varios días, y que a Nerón le sentaba muy mal que la gente no le enviase vidas. Pero posiblemente nadie jugó al Candy Crush con consecuencias tan famosas como Julio César.
Tras el final de la Guerra Civil romana, Cayo Julio César logró el control de la República y fue nombrado dictador, pero su régimen llegó a un abrupto final el 15 de marzo del 44 ac. El senado reclamó la presencia de César para hacerle llegar una petición reclamándole la devolución de los poderes, pero este se dedicó a jugar al Candy Crush, provocando la furia de los senadores, que le asestaron 23 puñaladas. Celia Villalobos tuvo suerte de vivir en tiempos más civilizados.
Juana de Arco oía la voz de Google Now
Los asistentes de voz llevan siglos con nosotros, sin embargo no siempre fue así. Un buen ejemplo de ello es Juana de Arco, que un buen día se metió en el bolsillo el teléfono sin bloquear y entonces empezó a oír voces. Sólo que la chica era un poco dura de oído y en vez del educado «Perdona, no te he entendido de Google Now» Juana entendió «rompe el asedio sobre Orleans y patea el culo de esos ingleses hasta mandarlos de vuelta a sus islas». Como no le pareció un comentario propio de Google Now, Juana decidió que provenía de Dios.
Tras liar una gorda en el Clash of Clans, Juana fue capturada, juzgada por un tribunal inquisitorial, condenada por blasfema y sentenciada a muerte. Su ejecución hizo arder las redes sociales, especialmente la publicación en el Instagram de arzobispo de Beauvais de una foto del ajusticiamiento con el comentario «Aquí, de #barbacoa». El uso del filtro Nashville resultó indignante.
La Armada invencible y Yahoo Weather
La historia podría ser muy distinta de no haber existido una aplicación tan standard como Yahoo Weather en 1588, cuando Felipe II lanzó todo el poder de su Imperio y hoy la Comunidad Autonómica de las Islas Británicas no formaría parte de España. Después de que en 1492 el navegante Cristobal Colón se perdiera en su viaje a tierra de Indias al usar Apple Maps y descubriera América accidentalmente, la Flota Española decidió apostar por una alternativa más segura como Google Maps para llegar hasta la pérfida Albion.
Sin embargo, lo que realmente salvó del desastre la expedición destinada a trasladar a los Tercios de Flandes a Inglaterra fue Yahoo Weather. A pesar de su escasa experiencia naval, El duque de Medina Sidonia al ver la predicción meteorológica en el Canal de la Mancha, envío un mensaje por Telegram a Felipe II -Felipe II era más de Telegram que de Whatsapp– «oye, tío, que aquí va a caer una tormenta del carajal, me vuelvo para Lisboa». Pero hábil en las redes sociales, también inició una campaña en Twitter con el hashtag #VolveremosAlbion, lo que elevó la moral de las tropas y a su regreso al mes siguiente usando Uber en vez de barcos, tomaron las islas.
Enrique VIII y Tinder
Por todos es conocida la afición de Enrique VIII por casarse con mujeres -decapitándolas si era necesario para casarse con otra-. Lo que no sabe tanta gente es que buena parte de esos encaprichamientos del monarca inglés venían ni más ni menos que de Tinder. Además el Rey tenía cuenta de Tinder Plus -de forma gratuita, tras amenazar a sus responsables con separar la cabeza de sus cuerpos-, por lo que estaba todo el día mandando doncellas hacia la izquierda, lo que viene siendo me gusta todo el rato.
En 1501 su hermano el príncipe Arturo murió, convirtiendo a Enrique en heredero al trono, además de heredar también a su esposa Catalina de Aragón, pero por aquél momento el joven Enrique ya estaba enganchado a Tinder y a Happn. Pese a todo el lío de Skypes y Hangouts que se montaron entre Londres y el Vaticano para dar la bula papal y permitir que Enrique desposara a Catalina, al poco tiempo de matrimonio Enrique hizo match con Ana Bolena, y acabó por encapricharse de ella y enamorarse.
Escudándose en un bug en Google Forms, Enrique consiguió anular la bula papal y separarse de Catalina para casarse con Ana, pero para 1536 hubo un nuevo match, Jane Seymour, y ni corto ni perezoso, Enrique acusó a Ana Bolena de haber usado Badoo para mantener relaciones con hasta cinco hombres -incluido su hermano Jorge-, y ordenó decapitarla.
Jane Seymour murió dando a luz a Eduardo VI y el rey volvió a darse a Tinder, donde encontró un nuevo match, Ana de Cleves. Sin embargo, el retrato que incluyó en aplicación era de antes de que su rostro quedase marcado por la viruela, por lo que al desvirtualizarse Enrique sintió una decepción, y aunque accedió a casarse con ella la solía llamar » la yegua de Flandes». Los Tinder Sorpresa ya existían en 1540.
No sería el último match de Enrique -esto de ser rey es un chollo- también se casó con Catalina Howard hasta que los datos filtrados de Ashley Madison revelaron que había estado liada con Thomas Culpeper, lo que hicieron que el matrimonio acabase de forma súbita y llevaron a Enrique a conocer a Catalina Parr en Adopta un tío. Un campeón, Enrique.
1492: El descubrimiento del roaming
Pero probablemente el pobre diablo más desafortunado fue Cristobal Colón, que hizo un desafortunado incidente en su búsqueda de una ruta más corta hacia Tierra de Indias. Como ya hemos mentado, el navegante genovés -o de donde fuera, porque nunca puso en Facebook su cuidad de origen- era un reconocido usuario de productos de la manzana y recurrió a Apple Maps para ir desde el puerto de Palos a Asia, pero la ruta trazada no fue la más idónea y acabó en el actual Santo Domingo, allá por donde las Américas.
Las desdichas de Don Cristobal no acabaron allí, porque en su estancia en la isla caribeña realizó un descubrimiento que marcaría las futuras generaciones: el roaming, encontrándose a su vuelta España un facturón que lo dejó doblado y tuvo que invertir toda la recompensa de Isabel la Católica en saldar las cuentas con su operadora. Después de aquella experiencia decidió fundar Citymapper.
Nota: Los hechos relatados en este artículo no son ciertos, salvo alguna cosa.