¿Qué es la hipersensibilidad electromagnética? El timo de la alergia al WiFi
Ya basta con el timo de la hipersensibilidad electromagnética. No, tu cuerpo no puede detectar el WiFi. Basta ya de inventarse cosas.
28 septiembre, 2015 21:00El ser humano es extraordinario. Tan pronto es capaz de utilizar los recursos naturales que nos brinda nuestro planeta para comunicarnos con cualquier individuo a lo largo del mundo, como es capaz de imaginar (y convencer) a gran parte de la población de que sufren una enfermedad sin base científica alguna… Hoy sacamos a la luz la hipersensibilidad electromagnética (esperemos que por última vez).
Hipersensibilidad electromagnética: un problema psicológico, no físico
La alergia a la electricidad, electrohipersensibilidad o hipersensibilidad electromagnética es un conjunto de síntomas médicos adversos cuyo origen, en creencia de sus afectados, está en la exposición a campos electromagnéticos.
Síntomas como dolores de cabeza, trastornos del sueño o dolores musculares son sufridos a diario por aquellos que afirman sufrir de tal enfermedad, y usamos cursivas porque la propia OMS, amén de muchos estudios científicos independientes, demuestran que no existe correlación alguna entre la exposición a campos electromagnéticos y tales síntomas. Para más detalles os remitimos a Saul Goodman, un abogado que en más de una ocasión se ha enfrentado a esta situación.
Voy a soltarlo ya, y no es ningún spoiler: la hipersensibilidad electromagnética no tiene fundamento científico, y por lo tanto no existe. ¿Debemos por ello ignorar a las miles de personas que achacan sus dolencias a esta magufada? No, rotundamente no. Y aquí viene el verdadero problema, no se trata de si este trastorno existe o no, se trata de si debe o no debe ser reconocido por el Estado de cara a ofrecer pensiones a los dolientes.
En EEUU ya existe una pequeña localidad llamada Green Bank, en la que se alojan cientos de refugiados que creen estar libres de radiaciones electromagnéticas al situarse en un lugar designado por el gobierno como “zona de libre de tecnología”, junto a una serie de radiotelescopios de uso civil y militar.
Otro caso curioso lo encontramos en Francia, donde un tribunal acaba de conceder una pensión a una mujer que declara ser alérgica al WiFi. La autora teatral y poeta Marine Richard vive ahora en una cabaña pirenaica alejada de toda tecnología, y su sentencia favorable amenaza con servir de precedente en futuros casos en los que pueda alegarse tal situación.
Mientras en España, nos encontramos con declaraciones como las de los eurodiputados Estefanía Torres y Pablo Iglesias, quienes han defendido el reconocimiento de la electrohipersensibilidad. Y lo cierto es que ya en 2011 se dio el primer caso cuando Minerva Palomar empezó a sufrir pérdidas de memoria, algo que el juez reconoció y sentenció con un grado de invalidez pero sin ayuda económica alguna.
A mí personalmente me queda una cosa muy clara: este tema sólo podrá atajarse cuando realmente se ataque al problema desde la raíz, es decir, educación para concienciar a la sociedad de la realidad en la que vivimos gracias a la tecnología y financiación para que la ciencia de con el verdadero problema en cada caso.