Medio mes ha pasado ya desde que Google distribuyese las imágenes de fábrica de la nueva versión Android 6.0 Marshmallow, a pesar de que sea considerada por el público como una 5.2 debido al escaso número de novedades a primera vista que integra este nuevo dulce.
¿Son las novedades de Marshmallow suficientes para un cambio en la nomenclatura? Esta pregunta realmente es difícil de responder, ya que si nos fijamos en el aspecto estético no encontraremos grandes cambios, mientras que si miramos un poco más en el interior tenemos muchas sorpresas positivas.
Las novedades de Marshmallow que debes conocer
Android 6.0 Marshmallow, pocos cambios visuales
Normalmente, el elemento más influyente desde el punto de vista del usuario suele ser la interfaz, y no es para menos. La pantalla es el vínculo que hace de mediador entre nosotros y los bits almacenados en nuestro smartphone, por lo que cuando la interfaz cambia, es lo primero que percibimos.
Ya vimos el año pasado un cambio radical en Android 5.0 Lollipop, versión que supuso un cambio en la forma en la que interaccionábamos nuestro smartphone, y para aquellos que esperaban otra gran revolución, lamento tener que deciros que aún no ha llegado el momento. Material Design es una línea de diseño que funciona realmente bien en Android, por lo que no deberían existir prisas, menos aún cuando muchas aplicaciones ni siquiera se han puesto a la altura de estas líneas de diseño (aunque la gran mayoría de aplicaciones importantes sí).
En Marshmallow nos encontramos con la misma interfaz gráfica, llena de colores, transformaciones y animaciones, existiendo realmente pocos cambios notables más allá de algunas animaciones que han sido ligeramente perfeccionadas. No obstante, existen algunos puntos que hacen de la interfaz algo más que un simple copia-pega de Lollipop.
El primer punto destacable nos lo encontramos en la barra de sonido. Entre los usuarios de Lollipop existe una queja común entre los usuarios y es la gestión del Sonido que Lollipop hace. El sistema realiza una discriminación entre tres tipos de sonido, que son las notificaciones, multimedia y alarmas.
Como más de uno sabrá, el problema de Lollipop con estos tres tipos de sonido es que los botones físicos ve volumen solo podían alterar el volumen cuando se encontrasen en una aplicación que estuviese reproduciendo contenido multimedia. En Android 6.0 Marshmallow se ha corregido el problema de una forma muy sencilla, añadiendo un menú desplegable en la barra de volumen, que cuando pulsemos, nos permitirá modificar cualquiera de los tres tipos de volumen sin tener que dirigirnos a una aplicación que haga uso de ellos.
Otro aspecto reseñable se encuentra en la selección de texto. En multitud de ocasiones nos encontramos que queremos compartir un fragmento de texto o copiarlo a un documento, y para ello solemos mantener pulsado en el texto superior, lo que crea un menú superior con las opciones disponibles (cortar, copiar, buscar en internet).
Siempre ha funcionado muy bien, aunque realmente podía ser mejorable, y así ha sido con Marshmallow. En la nueva versión, nos olvidaremos del menú superior con iconos para pasar a una ventana flotante con las opciones disponibles, haciendo de la selección de texto algo más intuitivo y cómodo.
Por otro lado, el último cambio visual que nos encontraremos en Marshmallow llega a un público muy exclusivo, y es que es una pequeña mejora del panel de notificaciones para los usuarios de tablets. Mientras que en Lollipop el panel aparecía en el centro de la pantalla, en Marshmallow aparecerá en la posición donde se encuentre el dedo que estamos deslizando en pantalla. Si eres un usuario de tablets al principio resulta extraño, pero uno se acostumbra rápido y a la larga acaba resultando un cambio a mejor.
Si algo funciona, no lo toques es una expresión perfectamente aplicable a la interfaz de Android actual, y si bien es cierto, la verdad es que nos deja un poco fríos. Durante las betas de Android M conocimos una característica llamada modo oscuro, el cual cambiaba el color blanco de los menús por un tono grisáceo que fue agradecido por bastantes usuarios, y no entendemos el motivo por el cual esta característica fue deshabilitada, siendo una opción de personalización bastante interesante.
Del mismo modo, si hablamos de la personalización nos encontramos con un modo de edición para ajustes rápidos y la barra de estado. Si bien esta característica es accessible para todos, nos da la alerta de que aún está en fase experimental, siendo la causa de que permanezca oculta. Hacer más personalizable a Marshmallow era algo que nos esperábamos para esta versión, y a pesar de que RRO Layers está muy bien, se encuentra tan oculto que no lo podemos considerar como beta siquiera.
Otra característica que descubrimos durante las betas fue el modo multiventana. Esta característica lleva siendo implementada por Samsung desde hace años en la gama Note, y con el auge de los Phablets nos esperábamos que llegase en la versión final de Marshmallow como sorpresa, pero al final no ha llegado, y es algo que no nos gusta.
Un rendimiento que no decae
Uno de los puntos más polémicos del salto a Lollipop estuvo reflejado en el rendimiento del sistema. Es cierto que el cambio de interfaz gráfica trajo grandes mejoras con un gran número de animaciones que corrían a unos fluidos 60 frames per second. La suavidad de la interfaz suele darnos la sensación de que todo va perfecto en nuestro terminal.
O eso es lo que dice la teoría, ya que la realidad acabó siendo muy distinta. Lollipop llegó con mucha ambición, siendo proclamada como la versión de Android con mayor número de cambios, según la mismísima Google, olvidando que en ocasiones, la avaricia rompe el saco. El traer tantos cambios drásticos destrozó la eficiencia que Google se ganó en la generación Holo, donde tres versiones de Jelly Bean desembocaron en un KitKat realmente eficiente.
De hecho, podemos recordar a Lollipop del mismo modo que recordamos a Ice Cream Sandwich, ya que ambas versiones llegaron con las mismas pretensiones y sufrieron el mismo destino, el de ser relevados por una versión más pulida de ellos mismos. Y es que Marshmallow llega con las mismas pretensiones que la primera versión de Jelly Bean, la de solucionar los errores de rendimiento de su ambicioso y exhausto predecesor.
Y es lo que nos encontramos con Android 6.0 Marshmallow, donde gran parte de los errores y bugs han desaparecido por completo. Quizás el punto débil más destacado de Lollipop fue un pequeño bug que provocaba fugas de memoria, repercutiendo en que según convivíamos más y más tiempo con el sistema, la multitarea se comenzaba a comportar de forma cada vez más inestable.
Este bug lo han sufrido prácticamente todos los dispositivos con Lollipop del mercado en mayor o menor medida. Si bien en los casos menos acusados los usuarios menos exigentes no notan la diferencia, mientras que en usos muy intensos del terminal, estas fugas resultan desesperantes, especialmente si has desembolsado una gran cantidad de dinero en un terminal de gama alta en busca de la mejor experiencia de uso.
En Marshmallow ya no existen esos momentos donde el sistema duda pensando que debería hacer cuando quieres cambiar de aplicación. El sistema no solo se muestra más rápido que nunca, sino que resulta tremendamente estable, no habiendo sufrido la necesidad de reiniciar mi Nexus 9 ni una sola vez en estas 3 semanas (bueno, en realidad será mañana cuando mi tablet lleve 3 semanas encendida) con un uso intensivo entre semana, que es donde la estabilidad del sistema debe sacar pecho, y vaya si lo ha hecho.
Más allá de estas líneas en las que os redacto de forma crítica mis pensamientos, se encuentra un usuario de Android que es un amante de la marca Nexus, no por las actualizaciones oficiales, sino por el soporte de comunidades como XDA Developers y HTCManía (la comunidad española que no se debería subestimar). Soy un flasheador compulsivo, y cada vez que algo del sistema no funciona, cambio de ROM sin dudarlo ni un segundo. Lollipop en mi Nexus 9 fue un desastre que tuve que solucionar por mi propia cuenta.
Trastear es algo que me encanta, pero no considero coherente que para disfrutar de un producto de casi 400 euros sea obligatorio cambiar de ROM, ya que no todo el mundo tiene conocimientos, tiempo o voluntad por hacerlo.
Para mi, lo más importante del rendimiento de Marshmallow se resume en que tras 4 años en Android, el lanzamiento de Marshmallow es la primera ocasión en la que no me encuentro con la necesidad de cambiar de ROM. Nunca he estado más de una semana con una versión oficial, y parece que Marshmallow será el primer novio formal de mi Nexus 9 que veo con buenos ojos.
Mejor batería, pero no esperes milagros
Tras hablar de la experiencia visual y el rendimiento, nos toca hablar de otros aspectos que no notamos de forma tan directa, pero que resultan de suma importancia para el uso diario de nuestro Androide. Uno de los aspectos más controvertidos de usar un terminal con Android suele ser que por ineficiencia del propio sistema, los consumos en general dejan mucho que desear, desencadenando que terminales con otros sistemas obtengan la misma autonomía con baterías de menor tamaño.
Algunos fabricantes han sabido mejorar la autonomía de sus terminales, ya sea poniéndose en contacto directo con el problema como Sony y su modo STAMINA, haciendo uso de los beneficios de la tecnología como el ultra saving mode de Samsung o simplemente optimizando el sistema, tal y como Motorola nos ha demostrado con algunos dispositivos. Durante años nos hemos encontrado con soluciones como Qualcomm Snapdragon Battery Guru o Greenify que también han sido de gran utilidad para mejorar la autonomía, pero no es el camino a seguir.
Que cada uno se guise su propia solución no es lo que estar asociado con un gigante como Google debería simbolizar, y es que cortar de raíz el problema es en principio lo más beneficioso para un ecosistema donde no todos los fabricantes disponen del capital suficiente para destacar. Con la llegada de Lollipop, Google presentó project Volta, un proyecto que llegaría a Lollipop con la promesa de mejorar la autonomía, con un resultado que no es digno de mencionar.
Cuando Google presentó Doze durante el último I/O, las expectativas eran que nos volvíamos a encontrar con un nuevo Volta en el que todo eran promesas y nada se acababa cumpliendo. Con Doze en su versión final ya tenemos un veredicto en el que nos encontramos con una grata sorpresa.
Doze no es como Volta, es algo existente y funcional. En líneas generales se trata de una serie de optimizaciones en el sistema para evitar que el terminal siga consumiendo recursos innecesarios cuando lo tenemos en reposo. Es un aspecto en el que Android flaqueaba y que Google ha sabido reforzar de una vez.
Otros aspectos positivos de Doze nos los encontramos al darnos un paseo por los ajustes. Cuando llegamos al modo de Optimización de la batería nos encontramos con opciones la simple opción de si activar el modo de optimización de Energía o no, y en caso de tenerlo activo, poder elegir individualmente cuales aplicaciones queremos que hagan uso de él, estando marcado por defecto que sí para todas, salvo Google Play Services (que no se puede activar, por cierto).
Otros datos interesantes que nos encontramos por los ajustes es cuando vemos la gráfica de consumos donde se estima cuanta batería nos queda y que elementos hacen mayor uso de ella. En este menú tenemos un nuevo invitado, y es que en Marshmallow podremos ver cuantos mAh consume cada elemento del sistema.
Pero a muchos de vosotros no os interesan los detalles técnicos, y queréis conocer realmente en que se traduce tanta parafernalia. El resultado de Doze se puede categorizar como bueno, de forma simple y llana, ya que si bien repercute de forma positiva en el impacto de la vida útil del dispositivo, depende del uso que hagáis del terminal.
Si eres un usuario que te pasas 4 horas seguidas jugando sin poner el reposo el terminal, ni te darás cuenta de que Doze existe, mientras que si usas el teléfono de forma bastante interrumpida si notarás como llegas al final de la jornada con mayor batería de lo habitual. El motivo de esto es que es tan simple como que mientras que es posible optimizar algunos elementos del hardware, la pantalla sigue siendo la más tragona de todas, y salvo implementaciones inteligentes como la que realiza Samsung con sus pantallas AMOLED, no existe ninguna fórmula mágica que haga que el software reduzca el consumo de una pantalla.
Gestión del almacenamiento, así sí
Marshmallow no se ha centrado únicamente en la corrección de errores, y las mejoras de rendimiento no se han limitado a ofrecer mejoras invisibles al usuario, sino que han otorgado a los usuarios una mayor libertad para dejar al sistema a nuestro gusto sin que exista necesidad de huir a alternativas de terceros en las que si somos torpes o descuidados, podemos convertir nuestro dispositivo en un ladrillo.
La llegada más aclamada es el soporte oficial al almacenamiento externo. Realmente llevamos años pudiendo utilizar tarjetas microSD y pendrives conectados por USB OTG, pero la realidad nunca fue muy alentadora. Google ha ido cada año dejando más de lado el soporte a tarjetas microSD, mientras que el sistema a pesar de que reconociese los pendrives conectados por USB OTG, requería de aplicaciones de terceros para hacer uso de ellos.
En Android 6.0 Marshmallow todo esto ha cambiado de forma drástica. El sistema reconoce las tarjetas microSD y pendrives como dispositivos de almacenamiento del sistema, y desde los propios ajustes de almacenamiento podremos acceder a los datos de los mismos, formatearlos o expulsarlos de forma segura.
Sin embargo, hay que tener muy claro algunos detalles de esta nueva posibilidad. El primer asunto relevante gira en relación a los formatos, y es que si bien Android soporta formatos estándar de la industria, no se lleva bien con los formatos propietarios como NTFS de Windows o HFS de Mac, por lo que en caso de introducirlo, nos pedirá amablemente que formateemos a uno compatible.
Otro aspecto importante que muchos se han preguntado es la posibilidad de instalar aplicaciones en estos formatos. En lo que respecta al pendrive, la opción de instalar aplicaciones queda limitada a dispositivos de salón como el Nexus player, mientras que los usuarios de dispositivos móviles recibimos un rotundo no. Respecto a las tarjetas microSD, aún sigue siendo una incógnita si podremos instalar aplicaciones en ella. Puede que nos llevemos una sorpresa positiva con la llegada del HTC One A9 o la actualización a Marshmallow del G4.
La seguridad es también otro punto importante
La seguridad y privacidad de las aplicaciones es otro punto destacado que protagoniza los cambios de este salto de nomenclatura. Android es un sistema operativo cuya base no es otra que Linux, y como tal, sigue las mismas directrices de seguridad, donde los distintos recursos del sistema son accesibles mediante permisos, de tal forma que una aplicación no podrá acceder a un recurso, como puede ser la cámara, si no tiene nuestro permiso.
Este sistema de permisos es realmente útil, aunque la implementación que dio Google para Android no es la mejor de las posibles. Con el objetivo de simplificar la vida a los usuarios, durante la instalación de cada aplicación aparece un resumen de los permisos que una aplicación tomará. El problema se encuentra que al aceptar la instalación de la aplicación, aceptamos todos sus permisos sin saber si la aplicación los usará con fines maliciosos.
De este modo, en Marshmallow nos encontramos con cambios positivos en el tratamiento de permisos. En primer lugar, existe una clase de permisos importantes para nuestra privacidad como la ubicación, que serán solicitados cada vez que una aplicación los requiera (si estamos de acuerdo, podremos marcar para que a partir de ahora lo acepte de forma automática). De este modo, nos daremos cuenta con mayor facilidad cuando una aplicación esté haciendo un mal uso de nuestros datos.
Pero el principal protagonista de nuestra privacidad no se encuentra en la consulta de permisos, sino en la propia gestión de los mismos. Si miramos en los ajustes de las aplicaciones, podemos consultar los permisos que cada aplicación hace al sistema, y en caso de que no estemos de acuerdo con alguno, denegarlo.
Este tipo de gestión de permisos nos recuerda a los que los usuarios de ROMs personalizadas hemos podido ver a lo largo de los años, pero ligeramente más limitdados. En el gestor de permisos no podremos denegar la capacidad de que una aplicación despierte al sistema, pero tampoco es un problema al ser esta tarea una responsabilidad de Doze. Como siempre, todas estas mejoras de seguridad no sirven de nada si no es el propio usuario quien pone el filtro, pero al menos, aquellos más concienciados podrán disfrutar de mejores herramientas en las versiones de fábrica.
Por último, Marshmallow incluye en su información del sistema la fecha del último parche de seguridad de Android. Esto forma parte de una nueva práctica que consiste en traer al sistema actualizaciones mensuales donde se corrigen los agujeros de seguridad. Esta práctica comenzó con Lollipop, y con la llegada oficial de Marshmallow podremos saber cuan obsoleto se encuentra nuestro sistema en lo que respecta a los parches de seguridad, mostrando un gran compromiso por parte de Google.
Experiencia de uso: Las aplicaciones
Como hemos visto con anterioridad, una nueva versión de Android simboliza cambios internos por todos lados, pero aún nos queda un punto clave, que acaba siendo el más determinante en la evolución del sistema, las mejoras que pueden recibir las aplicaciones con una nueva versión de Android.
No solo de líneas de diseño y Material Design vive el desarrollador. Para crear una gran aplicación, mientras más recursos estén disponibles, mucho mejor. Para este propósito existen las APIs, una serie de funciones documentadas que permiten a los desarrolladores realizar un software más complejo de una forma más abstracta y efectiva. En Android 6.0 Marshmallow nos encontramos con la versión 22 de la API de Android, la cual incluye algunas mejoras.
En esta nueva API, los desarrolladores pueden implementar funciones como la autentificación mediante huella dactilar, mejorando un poco más la seguridad de nuestro dispositivo, pero no es la única. También nos encontramos la evolución del menú compartir, y es que mediante direct share podremos compartir cualquier dato, directamente en nuestros usuarios favoritos, sin necesidad de tener que pasar por la aplicación.
Otra de las grandes mejoras de las APIs es que nos permitirán integrar nuestra aplicación con Google Now on Tap. Mediante esta funcionalidad, cuando mantengamos el botón de home pulsado, analizará la pantalla en la que nos encontremos y encontrará posibles sugerencias como artistas o lugares de interés.
El problema que nos encontramos con Google Now on tap es la exclusividad temporal para el lenguaje Inglés, y es que aún se encuentra en fase de desarrollo para otros idiomas. Del mismo modo, Android Pay es otro de los protagonistas que aún no podemos disfrutar de momento, aunque en esta ocasión la barrera más que de idioma, es cuestión de implementarse en tiendas, comprendiendo que hay una pesada burocracia detrás que ralentiza su expansión internacional.
El último aspecto que nos encontramos en las aplicaciones es un pequeño detalle que en principio no nos hizo mucha gracia, pero que indagando un poco más, tampoco es un mal mayor. La versión de Android Marshmallow es más Google que nunca, y prácticamente no existe casi ninguna aplicación que sea open source. La absoluta presencia de Google resulta tremendamente irónica en un sistema que se autoproclama como libre y abierto. No obstante, en esta nueva versión nos otorgan la libertad de poder deshabilitar las aplicaciones, eliminándolas por completo del sistema.
Conclusiones y veredicto final
Llegamos al final de este largo análisis, y con él nuestras impresiones finales. Desde su temprana presentación allá por el I/O hemos pasado por 3 betas para desarrolladores y una versión final, la cual ha llegado sin muchos problemas a todos nosotros. No existen problemas que hayan desencadenado un parche de emergencia para corregir problemas urgentes, sino que nos encontramos con una versión final realmente pulida.
La mayor crítica de Marshmallow por parte de los usuarios es que es una actualización menor debido a los pocos cambios de interfaz, y en parte es cierto, pero no por eso deberíamos considerar a Marshmallow como una actualización menor. Hemos recuperado el rendimiento de KitKat, pero en un sistema con muchísimas nuevas funcionalidades. Tenemos una mejor autonomía, grandes mejoras en el apartado de la seguridad, y una mayor libertad al usuario para controlar el almacenamiento externo, uno de los pilares que hasta hoy suponían una mayor diferencia entre los ordenadores reales y Android.
Y por último, pero no por ello menos importante, nos encontramos con un cambio de rumbo. Marshmallow ha incluido un gran número de opciones de personalización nuevas para el sistema, aunque en la práctica muchas de ellas parten de proyectos creados por la comunidad, y apreciados por los usuarios más exigentes. La mayor diferencia entre Lollipop y Marshmallow se encuentra en este movimiento, donde Google opta por traer a todos los usuarios lo que sus fans más incondicionales llevan años disfrutando.
Pero no todos son elogios, ya que existen partes de Marshmallow que nos dejan un sabor agridulce. Google Now on Tap y Android Pay de momento solo pueden ser disfrutadas por usuarios estadounidenses, mientras que echamos en falta que la gran G hubiese arriesgado más implementando características como la multipantalla o un motor de personalización basado en RRO Layers.
Mi valoración personal es positiva, y si tuviese que darle una puntuación, sería un notable. Marshmallow es ampliamente superior en todos los aspectos frente a Lollipop, y no existe ningún grave error que nos plantee volver a versiones anteriores, siendo la mejor versión de Android para uso diario.
No tener que instalar custom ROMs para encontrarme a gusto en Android es el mayor logro que ha conseguido Marshmallow, y es genial.