Tras años de intentos que no acababan de despegar, en 2015 el pago a través de dispositivos móviles dieron un paso de gigante gracias en gran parte al empujón que les dio Apple con Apple Pay. Con la llegada de Marshmallow, en aquellos países en los que está disponible, Google Wallet se convirtió en Android Pay, mientras que en España ya son muchas las entidades bancarias que han lanzado una aplicación para realizar pagos por el móvil. ¿Podrán los smartphone sustituir la cartera a corto plazo?
En los últimos años ya hemos visto como el teléfono ha ocupado el lugar de los billetes de tren y avión o el de las entradas para espectáculos. Nada de imprimirlas o guardarlas como oro en paño para no perderlos, los tenemos a buen recaudo en nuestro email y en nuestro smartphone. Eso ha podido hacer que muchos sueñen con un día que puedan dejar su cartera en casa y llevar únicamente su smartphone.
Ya podemos llevar los datos de nuestra tarjeta de crédito en el smartphone, y es una simple cuestión de que nos dejen hacerlo el poder llevar otros datos como la licencia de conducir o el DNI. Con eso nuestra cartera se convertiría en una carga sin sentido ¿o no?
¿Sin batería y sin cartera? Comienza la aventura…
Hay una serie de cuestiones técnicas, y bastante evidentes, que harán que al menos por ahora nuestros smartphones no vayan a poder sustituir a la cartera, y que se conviertan en un gran complemento de esta, pero de momento sólo eso. Y la cuestión es bastante simple: la cartera no se te va a quedar sin batería ni sin cobertura.
Desconozco si Scorsese tiene en mente hacer una secuela de esa infravaloradísima cinta titulada ¡Jo, que noche! (Afterhours en su versión original) en la Griffin Dunne se quedaba atrapado en la otra punta de la ciudad después de que su dinero saliese volando por la ventana del taxi. La película fue rodada en 1985, de ser rodada hoy podía empezar con la batería del móvil de nuestro protagonista agotándose.
Añadirle más uso reduciría aún más la autonomía del smartphone
Año tras año, todos los aspectos de nuestros smartphone mejoran: más potencia, mejor pantalla, mejores cámaras, pero la autonomía de estos parece estancada en un día largo en el mejor de los casos, y a la que el uso sea más intenso ya tienes que cargarlo a media tarde.
Si desplazáramos todo el trabajo que damos a nuestra cartera al smartphone acabaríamos multiplicando su uso, y por lo tanto reduciríamos la autonomía de nuestros smartphones. ¿Quién no se ha ido de viaje con los billetes en PassWallet pero los ha impreso por si acaso? Mientras las baterías de los teléfonos no den un salto de calidad real, la posibilidad de dejar la cartera en el cajón seguirá siendo un sueño.
La cobertura, el otro gran rival
Otro factor que puede influir es la necesidad de tener cobertura para realizar pagos. La mayoría de sistemas de pagos a través de smartphones funcionan con un sistema de tokenización, es decir, que no usan los datos de tu tarjeta directamente sino que usan números que los sustituyen, y para eso necesitan conectarse a los servidores del banco y de la entidad emisora de tu tarjeta.
Eso puede ser un problema en caso de que trates de pagar en un local en el que haya poca o nula cobertura -experiencia propia-. Tener que meter la clave de la red WiFi del local sólo para pagar puede ser más engorroso que sacar la cartera y la tarjeta para pagar. Esto puede ser solucionado en el futuro haciendo que las mismas apps tengan un «plan B» en caso de no poder conectarse, usando tus datos de la tarjeta en vez de a la tokenización, pero de momento muchas dan error.
¿Serán los wearables y no el smartphone el sustituto de la cartera?
Muchos solemos tener el smartphone más a mano que la cartera, por lo que sacarlo y acercarlo al datáfono para pagar es más cómodo, por lo que puede ser un excelente complemento para la cartera -que de hecho es como lo plantean muchos fabricantes y desarrolladores- pero difícilmente serán un sustituto. Eso tal vez pueda venir de la mano de wearables del futuro, como pueden ser los tatuajes digitales, pero el smartphone tiene todavía muchas barreras por superar.