Se pueden hacer muchísimas cosas con nuestro Android, y ese es el motivo por el que muchos usuarios lo escogen como plataforma. La libertad para escoger un dispositivo, para personalizar nuestro teléfono o tablet, para utilizar las aplicaciones que queramos… Android nos deja hacer lo que queramos, en pocas palabras.
El problema es que, entre todas esas cosas que podemos hacer con nuestro Android, hay cosas que no deberíamos pensar en hacer. Acciones que, ya sea por el potencial riesgo que llevan, ya sea por el daño que hagan por sí solas, deberíamos evitar a toda costa.
Para opiniones ya tenemos los colores, pero un servidor se ha decidido a traeros una lista con lo que no deberíamos hacer con nuestro Android. Y queremos que vosotros nos digáis qué no se debe hacer con un Android, no ser nosotros los únicos que digamos cosas.
Rootear el teléfono porque sí
Utilizar un ordenador como administradores todos los días es una mala idea, una mala práctica que muchos cometemos: lo ideal es ser administradores cuando necesitemos hacer cambios en el sistema, y ser «usuarios sin privilegios de administrador» cuando hagamos un uso normal del dispositivo. Así evitamos tocar en sitios que pueden romper algo, o que las amenazas tengan un acceso de administrador al sistema abierto de par en par por nuestra culpa.
Siguiendo con la analogía, hacer root a nuestro dispositivo es como acceder a la cuenta de administrador de un ordenador. Y decimos que no es una buena idea porque se puede hacer todo un desastre con el acceso de administrador: acceder a todos los directorios, saltarse protecciones del sistema, borrar o crear archivos sin control… o que un atacante pueda acceder a todos nuestros datos.
Por ello, el root sólo debería ser temporal, o cosa de aquellos usuarios que sepan perfectamente dónde están tocando. Tener root hecho es un auténtico riesgo de seguridad, motivo por el que Google ha empezado a bloquear opciones de Android si lo tenemos hecho, y no deberíamos hacerlo a menos que nos veamos muy forzados. En otras palabras, no hagas root si los cambios que quieres hacer son mínimos, y procura cerrar ese acceso cuando hayas hecho todo lo que querías hacer.
Lo mismo se podría aplicar a abrir el bootloader de nuestro dispositivo, o a utilizar herramientas como Xposed Framework: no lo hagas a la ligera, o no lo hagas si no sabes perfectamente lo que estás a punto de hacer.
Instalar aplicaciones sin control alguno
Las aplicaciones tienen acceso a nuestros datos, a toda la información que recopila nuestros dispositivos inteligentes, que es mucha en 2016. Contactos, datos bancarios, huellas dactilares… tenemos un poco de todo, y en manos de las aplicaciones incorrectas, todos estos datos podrían caer en manos de un atacante.
Por ello, tenemos que vigilar qué aplicaciones entran en nuestro teléfono, tratar de evitar que una aplicación maliciosa nos pueda colar publicidad o se intente hacer con nuestros datos personales. No todas las aplicaciones son así, por supuesto, y la propia Google pone medidas para evitar que estas aplicaciones peligrosas consigan su objetivo, pero alguna se puede colar entre los muros de vez en cuanto.
Para evitar que nos la cuelen, el sentido común suele ser suficiente: no instalar aplicaciones extrañas, ni pensar en piratear aplicaciones por el potencial peligro que suponen, y evitar las aplicaciones que provengan de fuentes desconocidas. Los permisos también son muy importantes, mirarlos con lupa es fundamental para escapar de posibles peligros, os contamos todo lo que debéis saber en el siguiente artículo.
Comprar un Android de una operadora
Las operadoras hacen un gran negocio con las ventas de dispositivos Android, y no sólo con la propia venta. A las operadoras les gusta tanto Android, en detrimento de Apple o Microsoft, porque el sistema operativo de Google se deja personalizar de fábrica con mucha más libertad. Que si bloquear el teléfono para que no se pueda usar con otras operadoras, que si meter cincuenta aplicaciones que no puedes desinstalar…
Por todos estos motivos, debéis huir de los Android que estén personalizados por las operadoras, normalmente los que vienen marcados en el exterior con la marca de la citada operadora. Esto es una costumbre algo estancada en el pasado, ya no es tan habitual verlos en las páginas de las operadoras, pero puede ser un dolor de cabeza encontrarnos con que hemos comprado uno de esos.
Ese es el motivo por el que, antes de comprar un teléfono con una operadora, libre o a plazos, es bueno asegurarnos de que el dispositivo que nos dan es una versión libre, no una versión de operadora. Si es una versión de operadora, lo mejor es que huyas antes de que sea demasiado tarde.
No hacerse con una tarifa de datos móviles
«Hay WiFi en cualquier parte, estamos en 2016», «para qué voy a pagar por conectarme a Internet cuando ya pago por el de casa», «total, WiFi gratis tienen hasta en el Burguer King»… todo eso es verdad, pero hay muchos factores que no estás contando al pensar todo eso.
El primer factor es que estás dependiendo todo el rato de que haya una red WiFi para estar conectado, no puedes irte «donde quieras» si quieres seguir recibiendo mensajes de WhatsApp. El segundo es que esas redes WiFi abiertas, más si navegamos en páginas o servicios que no utilizan HTTPS, pueden estar llenas de ataques con tal de hacerse a nuestros datos.
Nos dejamos otras cosas, pero entre la falta de seguridad, y depender constantemente de que tengamos WiFi para poder disfrutar de las bondades de Internet, no es que vayamos a disfrutar mucho de nuestro smartphone. Estos dispositivos están hechos para estar conectados todo el día a la red de redes, no para estar conectados con intermitencias, cual Simpsons dependiendo de la energía eólica.
Existen ocasiones en las que el usuario no tiene esa posibilidad, pero si la tenéis, lo mejor es que no racanees y te hagas con una tarifa de datos móviles. En El Androide Libre tenemos un comparador de tarifas que puede haceros la vida más sencilla, pero ya os adelantamos que existen tarifas que nos ofrecen 1GB de datos a partir de 5€.
No actualizar cuando tenemos la oportunidad
La última versión de Android ya está disponible, pero no te gusta nada los cambios de diseño que esta versión trae. O tienes miedo de que alguna aplicación deje de ser compatible. O de que tu Android empiece a funcionar peor. O te da pereza perder tiempo en actualizarlo para que siga siendo lo mismo.
Quítate todas esas ideas de la cabeza, porque actualizar es indispensable para nuestros dispositivos. Desde arreglar esos pequeños fallos del sistema que van apareciendo, hasta tener nuevas funciones del sistema, o incluso arreglar fallos de seguridad: tenemos que actualizar para obtener todo esto, «posponer» estas actualizaciones hacia el infinito no nos ayuda en nada.
Y con las aplicaciones igual, lo mejor es activar las actualizaciones automáticas de Google Play para evitar que se nos pase, desactivando las aplicaciones –como QuickPic– que no queramos actualizar nunca. De esa forma estaremos a salvo y contaremos con las últimas funciones, siempre que nuestro fabricante y los desarrolladores cumplan.
¿Qué NO debemos hacer nunca con nuestro Android?
Os hemos contado cinco cosas que es mejor no hacer con nuestro Android, pero seguro que habéis pensado en alguna en concreto cuando habéis leído el titular de esta noticia.
Queremos que nos digáis en qué habéis pensado, si vuestra idea está en esta lista, y si alguna de nuestra lista no os convence nada, por qué no. Tenéis los comentarios a vuestra completa disposición para hacerlo, justo debajo.