El mundo de la tecnología, casi más que en cualquier otro, está lleno de proyectos que fueron lanzados con enormes ambiciones pero pasaron sin pena ni gloria hasta caer en el olvido. En esta sección os traeremos semanalmente algunos de estas antigüedades que no llegaron a volar lo alto que se esperaba.
Samsung siempre ha tenido enormes ambiciones para sus smartphones, enormes, incluso para la compañía que es la que más vende. Buena parte del éxito que ha tenido en los últimos años, en los que ha dominado el mercado con puño de hierro, viene de la mano de Android, sin embargo las aspiraciones de Samsung en torno a tener un sistema operativo propio nunca han sido un secreto. Tizen parece que tendrá una buena vida en wearables y smartTVs, sin embargo su futuro en el mundo de los smartphones parece más complicado, y podría seguir el destino de su antecesor: Bada.
Bada: 10 de noviembre de 2009- 25 de febrero de 2013
Tras el anuncio del primer iPhone y más tarde de Android, muchos fabricantes tuvieron que posicionarse: abrazar Android, Windows o bien desarrollar su propia plataforma. Samsung decidió dividir sus fichas a todos los colores y números de la ruleta. Lanzó terminales con Android, con Windows y Bada fue su apuesta por un sistema operativo propio.
El sistema operativo fue anunciado a bombo y platillo el 10 de noviembre de 2009, cuando ya comercializaba terminales con Android. Bada no sólo aspiraba a luchar con el sistema operativo de Google y con iOS, también con el recientemente presentado WebOS de LG con quien finalmente acabaría compartiendo destino. Sin embargo no veríamos ningún terminal equipado con Bada hasta el MWC de febrero de 2010.
Bada significa «oceano» en coreano, por lo que Wave parecía el nombre ideal para la gama de teléfonos destinada a llevar al sistema operativo a la gloria. El Samsung Wave S8500 fue el primer terminal lanzado con este sistema operativo, con un despliegue técnico notable: una pantalla superAMOLED de 3,3 pulgadas -Samsung todavía no había pensado en los phablets-, un procesador a 1GHz con 512 MB de RAM y capacidad para grabar vídeo a 720p. Llegó a vender un millón de unidades en un solo mes.
Tras el éxito inicial, la deriva
Para atraer a los desarrolladores -en aquel momento volcados con iOS- Samsung liberó el SDK de Bada en mayo de 2010 y organizó varios concursos que ofrecían hasta 70.000€ para las mejores aplicaciones. Sin embargo, salvo alguna excepción, no logró atraer su atención.
Samsung lanzó varios terminales más de la gama Waze, siguiendo la estrategia que hemos visto con Samsung, sin embargo ni el Wave 2, ni el Wave 2 Pro -que incluía un teclado QWERTY físico deslizable al estilo BlackBerry Priv- pero ninguno llegó a tener el éxito del primero. Samsung, se decía, no estaba apoyando Bada tanto como el desarrollo de terminales Android, y además le faltaba un ecosistema definido.
Bada 2.0: la promesa que no llegó a volar
Ante esta situación, en diciembre de 2010 anunció Bada 2.0, que añadía multitarea y tecnología NFC, HTML5 y reconocimiento de voz. Sin embargo su lanzamiento se fue retrasando y la mayoría de sus dispositivos jamás llegó a actualizarse. Tras el anuncio de varios nuevos dispositivos en agosto, la sentencia de muerte llegó a principios de 2013.
Fue el febrero de 2013, cuando Samsung anunció que Bada se fusionaría con Tizen, fusión que en realidad ocultaba un abandono de la plataforma por parte de la compañía coreana. Sus terminales aun tendrían una segunda vida gracias a la comunidad con el lanzamiento de OmniROM, con el que sus terminales podían correr con Android, llegando incluso a actualizar a Marshmallow. Sin embargo, el sueño del sistema operativo propio de Samsung empezaba a embarrarse.