Miércoles, 6 de noviembre de 2024. Por primera vez en la historia un presidente americano ha sido elegido por tercera legislatura consecutiva. El Presidente Trump ha barrido en las urnas a la candidata demócrata, Mónica Lewinsky.
Sonó el despertador y Jerry cogió su smartphone y apagó la alarma. Abrió el navegador y vio que habían vuelto a encender Internet, apagada 48 horas antes de las elecciones por motivos de seguridad. «Kim Karsashian repetirá como Secretaria de Estado», rezaban los titulares.
Jerry se alegró de la elección. Nadie podía negar que había cumplido las promesas de Trump e ISIS había desaparecido del mapa. Cerró el navegador y se dispuso a abrir Snapchat. El teléfono tardó un poco en reaccionar. Ya no podía comprar un teléfono de alta gama como antes y se atolondraba un poco cada vez que era escaneado por los cuerpos de seguridad. Pero daba igual, América volvía a ser grande.
2024: Presidente Trump
«¡Jerry!», exclamó Google Now, «¡No has hecho todas tus flexiones!». Jerry se había intentado escaquear, pero el smartphone era un ojo vigilante. Todo comenzó tras los atentados de San Bernardino, y la polémica entre el gobierno y Apple por aquel iPhone bloqueado. Obama había sido un blando, pero Trump había hecho lo que se tenía que hacer.
Al poco de llegar al poder, el Presidente Trump aprobó la Ley por la que las autoridades tendrían acceso a cualquier dispositivo electrónico, algo que había pedido en campaña. Google, Apple, Microsoft y todas las demás empresas tuvieron que crear puertas traseras para dar acceso a las agencias de seguridad. Sólo Dios sabe los atentados que había evitado eso.
Los contrarios a la Ley aseguraban que eso había facilitado que muchos cibercriminales pudieran piratear teléfonos y ordenadores com mayor facilidad. Es posible que los robos de datos y este tipo de problemas hubieran aumentado -el propio Jerry tuvo que pagar 1.000 dólares por ramsomware hacía dos años-. Pero, si tan evidente era que era por culpa de las puertas traseras ¿por qué esa gente que protestaba no lo dijo antes de que se aprobase la Ley? Nadie lo podía haber predicho. Jerry odiaba a ese tipo de ventajistas.
La gran mudanza china
La foto que había sacado Jerry no era gran cosa. Nunca había sido un gran fotógrafo, pero antes al menos la calidad de la cámara de su móvil disimulaba que no sabía como encuadrar. A esta le faltaba definición y los colores parecían acabados. Antes comprar un terminal de la más alta gama era posible. Ahora no tanto. Pero era el precio a pagar para reducir la tasa de paro a casi cero.
Trump prometió que volvería a hacer grande a América, y vaya si lo consiguió. Como prometió en campaña se presentó en casa de Tim Cook y le apuntó a la cara con el dedo. «Tú, a partir de ahora vas a fabricar en EEUU, nada de China». Y Cook se arrodilló. Y Trump le bendijo.
Y Apple se trasladó a EEUU. Pero si todo el mundo ensamblaba en Asia no era sólo porque de así era más barato, sino porque toda la cadena de proveedores estaba allí: desde las pantallas hasta el procesador. El movimiento de Apple comenzó un efecto dominó que hizo que todos los grandes fabricantes, tanto de smartphones como de componentes, pasasen a fabricar en EEUU. La «Gran Mudanza China», lo bautizó la prensa. Y así el precio de los smartphones se disparó.
Es cierto que los sueldos no son extraordinarios y las condiciones son pésimas en las fábricas pero Jerry pensaba que era mejor tener trabajo allí que acabar robando y vendiendo droga en las calles de Baltimore.
Nuestro Internet
Una de las grandes promesas de Trump en su primera campaña electoral fue evitar que los enemigos de EEUU usasen Internet -nuestro Internet- contra América ¿Cómo? Cerrando partes de Internet. En su momento muchos críticos habían apuntado que eso era imposible por lo descentralizado de Internet. ¡Eso es imposible!, decían. Pero Jerry sabía que Trump tenía que tener un as en la manga. Al fin y al cabo había organizado el concurso Miss Universo, Trump tenía que ser un estratega brillante.
Primero bloqueó el acceso desde EEUU a determinado contenido proveniente del exterior. Muchos dijeron que eso era propio de regímenes dictatoriales, que era lo que hacía China. Pero Jerry siempre pensó que había muchas cosas que no tenían en cuenta.
Fue en 2018 cuando Trump lanzó La Gran Invasión de Internet. Nadie sabe bien cómo lo hizo, hay quien cree que utilizó tecnología extraterrestre del Área 51, hay quien dice que fue uno de los becarios que contrató en «The aprentice». Pero lo cierto es que de la noche a la mañana todos los routers y servidores fuera de EEUU dejaron de funcionar.
Internet era de EEUU. Y Trump le puso casinos.
Nación Terminator
Trump siempre estuvo en la última hora de la tecnología. Demostró a Jerry su capacidad de visión cuando pidió que Apple fabricase pantallas más grandes, evidencia ante la que la manzana se tuvo que doblegar.
Por eso, cuando Trump dijo que EEUU debía utilizar su ventaja tecnológica como la impresión 3D y la inteligencia artificial, Jerry supo que los enemigos de las barras y las estrellas tenían las horas contadas. Sólo un mes después de acceder al despacho oval, un ejército de drones impresos en plástico y con inteligencia artificial de Microsoft invadió el territorio del Estado Islámico.
Y el grupo desapareció rápido. Una vez más Trump cumplió sus promesas. Quién iba a imaginar, sin embargo, que una inteligencia artificial de Microsoft acabaría volviéndose nazi y queriendo exterminar a todos los humanos. Ahora Oriente Medio está ocupado por las máquinas. Por suerte, están demasiado ocupadas actualizando Windows 10 cada cinco minutos como para invadir el resto del mundo.
Pero el Estado Islámico ya no existía, y eso a Jerry le hacía sentir más seguro.
La imagen de cabecera de este post no hubiera sido posible sin Karim Sabet