Dada vez que aparece una novedad de gran éxito, un ejército de apocalípticos asoma para anunciar a los cuatro vientos el hundimiento de la civilización debido a la nueva invención del diablo de turno. El smartphone no iba a ser distinto.
Uno de los tópicos más repetidos es el de que ahora la gente, cuando queda con otra persona, está más pendiente del teléfono que de la otra persona y que ya no nos comunicamos entre nosotros tanto como antes. Vamos a ver. Quizá los señores apocalípticos no se hayan dado cuenta de un pequeño detalle: el smartphone es una herramienta que sirve, fundamentalmente, para comunicarnos. ¿No es un poco paradógico que un dispositivo para comunicarte te aísle?
Es un hecho que las aplicaciones más descargadas siempre son las aplicaciones sociales. Con lo cual, parece poco razonable decir que estamos más aislados. Puede ser que que haya maleducados que dediquen más atención al Whatsapp que a quien tienen delante, pero maleducados ha habido siempre, no es cosa del smartphone. Pero no cabe duda de que el smartphone ha tenido un impacto importante en la forma en la que se vive la amistad hoy día.
No verse en cuatro meses pero…
Quizá no has visto a un amigo en cuatro meses, y sin embargo puedes estar más al día que cuando tomabais un café al día. No sólo por las actualizaciones Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, Pinterest, LinkedIn y Google+ (no, es broma, por Google+ no). Ya se veía venir con los SMS, pero con las aplicaciones de mensajería instantánea lo han llevado a su máxima expresión.
Hay ciertos amigos con el que el chat es un 24/7. Puede haber pausas de un rato, pero nunca un «hola» o un «adiós», sólo un flujo continuo de mensajes. La mayoría de ellos, tonterías y rajadas de publicaciones en redes sociales de amigos en común, también es cierto.
El wingman digital
Hora de ligar, todo el mundo necesita un poco de cobertura. El «hombre ala» de toda la vida, que se antes se dedicaba a mantener a las amigas/os entretenidas/os mientras tú te centrabas en el objetivo. Con el paso de una parte de nuestras interacciones al digital, esta figura también se ha transformado.
Antes, cuando estabas cara a cara con tu objetivo, era como en Sólo ante el peligro. Hoy, siempre tenemos el chat con un amigo que no para de recibir pantallazos de tu romántica conversación. Y como se meta un grupo en el ajo, ríete tú del centro de comando de Houston.
El like salvador
Subes una foto o un estado a Facebook al que ni San Pedro le da un like. Estás ante una de las situaciones más humillantes de las redes sociales, ese momento Calimero de «nadie me quiere». Y cuando todo está perdido, cuando más oscura es la noche, entonces llega un like. Que sí, es sólo un like, pero no se habla lo suficiente de la diferencia entre un solo like o ninguno. Cuestión de honor.
Hermanos de unfollow
No es una verdadera amistad si no se hace un unfollow simultáneo. Normalmente viene precedido de varias semanas rajando de los tuits de una persona o publicación. Que si dice tonterías, que si es un pesado, que si es un cansino… Demasiado tiempo juntos, al final se acaban sincronizando los unfollows.