Todos sabemos como usamos hoy los smartphones hoy. Que si Whatsapp para enviar memes de cierto negro, que si Facebook para mirar fotos de nuestras amigas en bikini de nuestra familia, Instagram para la comida, Tinder para buscar trabajo (guiño, guiño). Pero los tiempos cambian.

Ya sea porque tus padres o abuelos te han dejado claro que los tiempos cambian o porque aunque no superas la treintena ya te has topado con el shock de no entender Snapchat, con toda seguridad te habrás dado cuenta de que en este mundo todo cambia. Y los usos de las aplicaciones también.

Así se hubieran usado las aplicaciones más populares a través de la historia.

Hispania Romana

España es una nación con 3.000 años de historia (lo dijo Esperanza Aguirre, tiene que ser verdad), y durante siete siglos fue una provincia romana… ¿Toda? ¡Toda no! Pero de eso ya hablaremos más adelante…

Whatsapp: Los tiempos pueden cambiar, pero los españoles no. Podemos estar muy ocupados invadiendo las Galias, pero siempre encontraremos tiempo para enviar memes de ese picto tan dotado.

Facebook: Nada como un buen selfie en el circo romano para conseguir una buena ristra de «Megustum». Se cuenta que el Emperador era la única persona en la historia que tenía un botón de «No me gustum» con el pulgar hacia abajo.

Instagram: ¡Pero como se ponen de comer estos romanos! Y claro, con ese pedazo imperio que se montaron tenías para ver desde tortillas de patatas hasta kebabs. Variadísimo todo. Como ahora.

Tinder: Todos sabemos lo bien que se lo montaban los romanos en el tema del sexo, así que Tinder no les hacía falta. Roma no llegó a ocupar la zona en la que vivían los vascones, pero ya sabéis que por allá son poco de retozar, así que tampoco se usaba.

Clash of Clans: Un juego muy poco popular en la Antigua Roma. A oídos romanos lo de los clanes sonaba muy a cosa de bárbaros, y ya sabéis que ellos eran más de imperios y repúblicas.

Reconquista

Siete siglos pasan en un suspiro si estás entretenido. Y con las pedazo partidas de Age of Empires que se montaban moros y cristianos en esta época el tiempo volaba como las cabezas.

Whatsapp: ¿Sabes cuando eres el único de un grupo que llega a la hora y preguntas «eh, donde estáis? Pues ahora imaginad eso pero con ejércitos llegando para sitiar Zamora.

Facebook: La red social cambió la historia. Tras haber sido muerto por una fecha durante el sitio musulmán de Valencia, doña Ximena, que sabía la contraseña de su marido, escribió «Aquí, preparándonos para atacar al amanecer». Y el enemigo huyó despavorido.

Instagram: Pues ya os podéis imaginar. Más de seis siglos de batalla en batalla… la moda eran los selfies con tu cabeza clavada en una pica. Y los likes que daba Ned Stark.

Tinder: No servía para nada. Los selfies románicos no eran muy favorecedores, por lo que tener un match era una misión imposible.

Clash of Clans: Moros contra cristianos, reinos cristianos, reinos de taifas… en aquella época el Clash of Clans se vivía como actualmente jugamos al Sims.

Siglo de oro

Cervantes, Velázquez, Lope de Vega, Tirso de Molina, con esta gente juntando letras a la vez las redes sociales de la época eran un no parar.

Whatsapp: Famosas son las conversaciones de  Góngora y Quevedo, y las dodecasílabas respuestas en las que se enzarzaban noche tras noche. La gente adoraba los grupos sólo por ellos.

Facebook: ¿Qué es un like? Un frenesí. ¿Qué es un like? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que todo like es sueño, y los sueños, sueños son.

Instagram: No hubo nunca mejores publicaciones en la red social fotográfica, con Velázquez todo el día colgando cosas y hasta los memes corrían a cargo de el Greco.

Tinder: Algunos se pasaban todo el día en la aplicación. Todo el día tirando contactos para izquierda esperando a que les saliera Dulcinea del Toboso para darle un super like.

Clash of Clans: Clash of Clans: Lepanto Edition fue un auténtico éxito en aquella época. Algunos se dejaron la mano dándole a la pantalla con el dedo.

Transición

¡Españoles! ¡Franco ha muerto! ¡Ha estirado la pata! ¡La ha diñado! Tocaba una época de hermandad, de construir un brillante futuro juntos y todo ese rollo.

Whatsapp: Por todos es sabido el poco gusto que tenía Franco por las aglomeraciones de gente (si no las controlaba él) por lo que los grupos de Whatsapp estuvieron prohibidos durante la dictadura. ¿Veis? El coñazo de los grupos de hoy con Franco no pasaba…

Facebook: Todos tenemos amigos comprometidos que están todo el día poniendo posts sobre un partido político. Ahora imagínate cómo estaría en aquella época el asunto.

Instagram: Totalmente en desuso. ¿A quién le interesan esos filtros tan actuales? Un aburrimiento de aplicación, por Dios.

Tinder: ¡On fire! Al nacionalcatolicismo estaba siendo enterrado y apenas quedaban unos años para el cine del destape, Pajares y Esceso y Que vienen las suecas. Aquello era un no parar, match arriba y match abajo.

Clash of Clans: A Franco siempre le gustó este juego, se imaginaba a españoles de raza enfrentándose valientemente al enemigo judeomasónico. Era muy de imaginar, este Franco.

Futuro

Años de corrupción y crisis económica han hecho que España se colapse en un estado fallido, donde sus habitantes participan en locas persecuciones por el desierto llenas de explosiones.

Whatsapp: No se usa. Será apocalíptico, pero todo el mundo se ha pasado a Telegram sólo para mandar gifs. ¿Algún rayo de esperanza tenía que haber, no?

Facebook: Consejo: si hoy en día ya es mejor desactivar la geolocalización de los estados, en el futuro aún más. Especialmente si explicas que has encontrado unos bidones de gasolina.

Instagram: En un mundo postapocalíptico también hay sitio para fardar de comida. Más que nunca, de hecho. Que todos envidien el hueso de pollo que llevas tres días royendo.

Tinder: Perpetuar la especie es clave después del apocalípsis. Como conejos, oye. Aunque los responsables de la aplicación siguen insistiendo en que ellos hacen «conexiones significativas».

Clash of Clans: Por favor… ¿Habéis visto la imagen que encabeza este apartado no? Clash of Clans… novatos…