Vamos a empezar este artículo con una frase con la que nunca lo ha empezado ninguno: Los smartphones nos han cambiado la vida. Más específicamente, ha cambiado tremendamente la forma en la que nos comunicamos. Y uno de los aspectos que más ha cambiado es la forma en la que usamos el email. El auge de aplicaciones de mensajería instantánea hizo que muchos se apresuraran a anunciar la muerte del email. El correo electrónico no ha muerto, ni se está muriendo, ni parece que va a morir pronto. Pero sí que está cambiando.
Según Radicati, en 2015 existían 4.350 millones de cuentas de correo, que se espera alcancen los 5.500 millones en 2019. Con 2.586 millones de usuarios en todo el mundo, no parece una plataforma que esté agonizando. Además, el correo electrónico sigue siendo el centro neurálgico de nuestra identidad virtual, ya que la mayoría de cuentas en redes sociales y servicios digitales están vinculadas al correo.
Sin embargo, sí es cierto que muchas de las cosas que antes hacíamos a través del correo, ahora lo hacemos mediante mensajería. Además, el email ha pasado de ser una plataforma vinculada al ordenador a estar vinculada a un móvil.
Whatsapp le da un bocado al email
El mayor cambio en las comunicaciones vinculadas al smartphone viene vinculada a Whatsapp y aplicaciones similares. Se plantearon como un sustitutivo gratuito del SMS, pero han acabado siendo mucho más. Han cambiado el paradigma de la comunicación, llevando los chats tan habituales en el ordenador -MSN Messenger, por ejemplo- a nuestro bolsillo.
No cabe duda de que estas aplicaciones son más ligeras de usar que el email. No sólo por la inmediatez de las respuestas, sino porque la propia interfaz es más amigable a la hora de ver las diferentes réplicas. Eso ha hecho que un número importante de conversaciones que antes se tenían por email se muden a Whatsapp.
En el olvido han quedado esas largas conversaciones que tenías con un amigo o familiar que vivía en el extranjero, el enviar un correo y esperar tal vez un día entero a que contestase. A poco que no viva en la otra punta del mundo y un horario invertido al nuestro, podremos hablar con él por Whatsapp con normalidad. Y para todo lo demás una videollamada.
Otro de los grandes momentos del email que ha desaparecido eran esos bombardeos de correos para organizar algo, como una cena de clase o de empresa, cuando 53 correos después todo el mundo parecía de acuerdo en una fecha, hora y lugar para que apareciera el que no había entrado en el correo hasta entonces y decía que le venía mal. Ahora eso se suele realizar a través de un grupo de Whatsapp, de forma más rápida y con la mayoría de participantes recibiendo los mensajes al momento.
El email es ahora una plataforma inmediata
Antes el correo electrónico era algo que consultabas dos o tres veces al día -esto es algo muy personal, hay quien podía estar todo el día pendiente por trabajo-. Ahora cualquier correo que recibes te llega instantáneamente a tu bolsillo o incluso a tu reloj. Eso ha hecho que cambie nuestra percepción del correo. Según el público objetivo, hasta el 70% de los correos se abren desde el teléfono.
Hace unos años enviabas un email y sabías que podían pasar varias horas desde que lo enviabas hasta que era leído. Ahora sabes que hay unas enormes posibilidades de que este sea leído de forma casi inmediata o en cuestión de minutos, por lo que inconscientemente también esperas una respuesta más rápida.
Y esto hace también que se genere una pequeña sensación de urgencia al recibir un correo. Si antes podíamos dejar el correo tranquilamente para contestarlo más tarde, o incluso otro día, ahora la inmediatez con el que lo recibimos el mensaje también nos incita a hacerlo de forma más inmediata.
Email antes de los smartphones: Un mayor peso en lo personal
Ahora el correo tiene un peso menor en nuestro mundo personal. Por culpa de Facebook o Google Fotos ya ni lo usamos para mandar las fotos de la excursión (ni nos pasamos horas reduciéndolas para poder enviarlas). Sin embargo sigue siendo fundamental a la hora de interactuar con empresas y organizaciones. Y por supuesto es una herramienta clave en el trabajo. Los smartphones han hecho que tenga un lugar distinto en nuestras comunicaciones.